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La Escuela de Música cambia por cuarta vez de sede sin un futuro claro

  • A partir de octubre se ubicará en la calle Paúl donde contará con aulas insonorizadas y mejores instalaciones El alumnado se queja de que no se cubran las bajas del profesorado jubilado, perdiéndose guitarra flamenca, viola y violín

La Escuela Municipal de Música ultima estos días su cambio de sede. A principios del próximo mes de octubre comenzará el nuevo curso en las instalaciones de la calle Paul, donde desde hace semanas se está trasladando parte del mobiliario. Será su cuarta sede desde que comenzó a funcionar pues con anterioridad ha estado ubicada en el colegio Sofía, en la calle Rosario, y en la calle Sevilla, su último hogar desde 2006.

Allí encontrarán aulas insonorizadas y una infraestructura más acorde a lo que debe ser una instalación de este calibre, ya que en su anterior sede algunos requisitos mínimos no se cumplían.

Sin embargo, esta institución, de enseñanza no reglada, no pasa por sus mejores momentos y en los últimos años ha ido perdiendo el esplendor que ostentó en su día. Hay que recordar que su funcionamiento data de 1998, cuando fue creada por el Ayuntamiento para absorber a parte del personal docente del Conservatorio de Música, que pasó a depender de la Consejería de Educación.

Su decadencia coincide con la indefinición por parte de los últimos equipos de gobierno municipales, que en ningún momento han creído ni confiado en su utilidad. Tanto es así que desde los últimos años de la anterior legislatura hasta la actualidad, el número de alumnos ha decrecido notablemente hasta el punto de pasar de los más de doscientos alumnos matriculados a mediados de la década del dos mil (cuando incluso había listas de espera que rondaban los ochenta alumnos) a sólo noventa, los matriculados para el curso que comenzará en octubre.

El descenso del alumnado tiene que ver con la no sustitución de parte del profesorado, que con el paso de los años se ha ido jubilando. Así, en 2012 se jubilaron Ana María García, que se encargaba de impartir violín y viola, y Rosalía Alonso, que daba piano, y el pasado año tocó el turno a Pepe Moreno, profesor de guitarra flamenca.

Al no suplir dichas bajas, el profesorado actual (cinco de los ocho que había desde el principio) ha tenido que ampliar funciones hasta el punto de que hoy en día imparten, al margen de su disciplina propia (saxo, clarinete, piano, guitarra clásica y flauta travesera), lenguaje musical, cultura musical o música de cámara, por poner algunos ejemplos. Todo ello se compagina con Conciertos de Cuentos Infantiles en distintos colegios de la ciudad una vez a la semana y una visita de un colegio cada viernes a la sede de la Escuela.

En todo este proceso se han perdido enseñanzas que anualmente gozaban de enorme popularidad, como podían ser violín y viola y sobre todo guitarra flamenca, cuyo número de alumnos cada curso era realmente elevado. Resulta curioso este último detalle, pues en una ciudad en la que se alardea de flamenco y de ser una de las más fructíferas a nivel guitarrístico, este instrumento no aparezca en la Escuela Municipal. También ha pasado a mejor vida su famosa Escolanía.

Aunque en la escuela no hay límite de edad para el alumnado, sí que es cierto que muchos de sus alumnos matriculados actualmente poseen una edad avanzada. Estos han encontrado en esta institución el medio idóneo para poner en práctica sus inquietudes musicales, toda vez que por su edad no pueden acceder al Conservatorio. No obstante, en ella podemos encontrar todo tipo de edades.

Esa sensación de abandono o más de bien de asfixia por parte de las autoridades ha hecho que en los últimos días se produzca una corriente de preocupación entre los propios alumnos, que no ven demasiado claro el futuro de esta institución. Esta corriente no es para nada novedosa, pues desde 2012 se han ido produciendo diferentes movimientos que defendían esta línea.

Todo ello a pesar de que dicha entidad no es ni mucho menos gratuita. Los alumnos deben abonar al Consistorio una cantidad en concepto de matrícula (que oscila entre los 50 y los 18 euros dependiendo de la especialidad elegida) y una mensualidad que va de los 45 a los 12 euros, también en función de la asignatura elegida. De cualquier modo, existen bonificaciones para familia numerosa y para situaciones económicas desfavorecidas.

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