Jerez

Una colaboración en mayúsculas

  • Pablo, un niño con sordoceguera de Jerez, ha conseguido una incorporación plena a la vida escolar gracias a la ONCE, su Fundación para Personas Sordociegas y el IES Drago de Cádiz

"Un momento emocionante. El emperador hizo varios regalos a su fiel amigo: un caballo, un escudo y una espada...". Así comienza el día en la clase de 5º de Primaria en el CEIP La Juventud, donde el alumnado está aprendiendo los símbolos de puntuación y a través de un dictado deben colocar bien las comas y los puntos. Nada fuera de lo ordinario excepto por el hecho de que la profesora, Vanesa Núñez, utiliza un micrófono de solapa y que en la segunda fila uno de los 24 estudiantes utiliza un ordenador y un mediador para seguir la clase. Se trata de Pablo, un joven jerezano de 11 años que a pesar de padecer sordoceguera lleva una vida escolar totalmente normalizada gracias a la ONCE, a su Fundación para la Atención de Personas con Sordoceguera (Foaps) y a los estudiantes del ciclo de grado superior de Lengua je de Signos del IES Drago de Cádiz.

Junto a Pablo está todas las clases Jesús Barbosa, mediador de Foaps y que se encarga de garantizar que la información que debe llegar al alumno sea de forma correcta, además de enseñarle a tener pistas para acudir a esa información. El rastro visual del estudiante es prácticamente nulo, solo llegando a distinguir colores y algunas formas. La misma circunstancia se da con el oído, el olfato y el gusto, conservando intacto solo el sentido del tacto.

Para poder seguir las clases con normalidad, Pablo tiene su audífono izquierdo conectado mediante una emisión FM al micrófono de la profesora, un sistema facilitado por la ONCE. En el derecho, el joven recibe la información de lo que aparece en la pantalla de su portátil, en el que tiene la opción de escribir tanto en el teclado ordinario como uno adaptado al braille.

Gracias a la ayuda del IES Drago, el joven ha podido contar con materiales adaptados a su discapacidad. Elena Yllanes es una joven en prácticas del ciclo superior que ha estado de prácticas junto a Pablo durante buena parte del curso. La alumna cuenta que "a los alumnos nos motiva mucho el saber que los elementos que diseñamos van a ser usados en niños. Para eso, hemos mantenido una estrecha relación con su tutora, Jesús y la Fundación. Hemos hecho cuentos teniendo en cuenta sus propias vivencias, sus gustos y su familia".

"Lo más difícil es saber qué materiales se van a tener que adaptar, ya que en la mayoría de las ocasiones, a nivel verbal lo comprende perfectamente al abstraer", confiesa Barbosa. En concreto, algunos de los materiales elaborados para Pablo han sido una pirámide alimentaria donde todos sus elementos eran tangibles. En esta línea, también han elaborado varios esqueletos y cuerpos humanos con los distintos sistemas del organismo, en el que el tacto y los materiales usados contaban muchísimo. El estudiante también ha contado con dos mapas de Andalucía, uno físico y otro político, en el que podía 'jugar' con las provincias. Los alumnos han elaborado estos distintos proyectos en dos asignaturas específicas del ciclo formativo, Guía e intérprete para personas sordociegas y Psicosociología de la población sordociega.

Esta intensa colaboración ha llevado a que Pablo acabara el curso de 5º de Primaria con una media de notable alto. Su profesora señala además que "es un chico muy inquieto y atento. Destaca sobre todo en Lengua, todo el tema de redacción, de comprensión y análisis de textos su fuerte. Le gusta mucho y se extiende, muchas veces hay que decir que sea más conciso y una mayor síntesis", bromea la docente.

La relación con sus compañeros, según Barbosa "es excelente. Pablo es un niño que ha proporcionado la oportunidad de hacer una incorporación plena, es un alumno que tiene perdidos los sentidos más importantes de recepción de la información. Primero, porque él adquirió un lenguaje previo a su pérdida auditiva y porque también vio algo previo a su pérdida visual. Eso nos ha valido mucho para apoyarnos sobre eso e ir avanzando. Él hace una vida similar a la de sus compañeros, aunque sus experiencias sociales sí están desfasadas, pero hay un cariño y respeto mutuo".

"Con los medios adecuados, como en este caso es uno más. Los niños con discapacidad pueden ser totalmente normalizados en las aulas y este es el claro ejemplo", apuntilla Núñez.

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