Religión

Eternamente a la luz de La Candelaria

  • El Santuario San Juan Grande acoge el responso y posterior sepelio del hermano Adrián del Cerro, arropado por un numeroso público que quiso dar el último adiós al 'limosnero de Dios'.

El pequeño trabajador de la eterna sonrisa. Así fue recordado ayer el hermano Adrián del Cerro del Cerro durante el funeral celebrado en el Santuario del Hospital San Juan Grande. La obra social del limosnero de Dios -como también se le conocía- se hizo patente con la cantidad de personas de todos los colectivos jerezanos que buscaban algún hueco en las filas del templo.

Tras dos días de capilla ardiente, el santuario rezumaba del amor de los jerezanos que quisieron despedirse del hermano Adrián. Médicos, enfermeros, técnicos de ambulancia, enfermos, representantes de la orden hospitalaria de San Juan de Dios, sobrinos del homenajeado y representantes de la Corporación municipal -a excepción de IU y Ganemos- y la Junta de Andalucía copaban las filas del templo cuando quedaban aún media hora para que empezara la misa, a las 12 en punto. Cada esquina del templo blanco impoluto estaba 'coloreada' gracias a las coronas que flanqueaban el responso de Adrián del Cerro. Los lazos que abrazaban estas flores tenían escrito, como marca la tradición, los remitentes, en este caso los hermanos de San Juan de Dios, la familia del fallecido y las hermandades del Nazareno y Bondad y Misericordia.

Las primeras palabras del responso fueron para disculpar la ausencia del obispo de la Diócesis jerezana, José Mazuelos, que se encuentra hace días en Ávila debido al Encuentro Europeo de Jóvenes debido al V centenario de Santa Teresa de Jesús. La misa fue oficiada por Federico Mantaras, vicario general de la Diócesis, y concelebrada por Antonio González Sáez de Tejada, de la orden hospitalaria, así como una veintena de sacerdotes jerezanos. Junto a representantes políticos y de colectivos sociales se encontraban hermanos de la orden de San Juan de Dios llegados desde distintos puntos de la Bética y de Granada.

Entre la multitud de proezas alcanzadas por el hermano Adrián en sus 92 años de vida y 53 dedicadas al servicio de Jerez, uno de sus méritos fue fundar el coro de San Juan Grande, que posteriormente se unió al de la Merced. De esta forma, la formación dirigida por Alberto Delgado fue el encargada de musicalizar el funeral del hermano Adrián.

Tras la hora que duró la misa, los hospitalarios prepararon el féretro para proceder al sepelio en el mismo Santuario bajo el retablo de Nuestra Señora de la Candelaria. La saeta de Juan Guedes rompió el silencio mientras depositaban el féretro del hermano Adrián bajo los pies de la Virgen. Una gran lápida blanca, con el símbolo de la orden a la izquierda y un relieve del hermano a la derecha, recuerda desde ayer al hermano Adrián en el Santuario de San Juan Grande. El epitafio reza: "Si das estás sembrando, y no sabes lo que vas a recoger, a ti te parece que siembras poco, y Dios no se conforma con darte poco, coge lo poco para darte mucho".

El hermano Adrián, un "ángel que ha cumplido su meta hasta el final, la muerte", como lo recordaron sus hermanos. Humilde, puro y de trabajo callado y cotidiano recibió múltiples reconocimientos en vida, como el Premio Especial Ciudad de Jerez, distinción de honor del Consejo Local de Mayores, una avenida con su nombre y un libro que recoge su vida. A pesar de nacer en Retamoso de Jara (Toledo), ejerció su labor social en la ciudad que ayer le dio las gracias una vez más.

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