Vicente Soto 'Sordera'. Cantaor

"El público de hoy es demasiado bueno, se ha perdido exigencia"

  • La casa de los Sordera se une esta noche en el Festival Flamenco de Nimes con una propuesta que mezcla "ortodoxia y vanguardia con una selección de cantes concretos"

-Hoy se volverá a reunir la Casa de los Sordera para actuar en el Festival de Nimes...

-Eso es. Nimes es un sitio que lleva muchos años fomentando el flamenco y nos han llamado porque creen que éste es un espectáculo que no está visto y que creo que tiene cosas que aportar.

-Háblenos algo más de ese montaje: 'Dinastía de la Casa de los Sordera'.

-Bueno, este espectáculo que vamos a hacer en Nimes tiene mucha categoría, date cuenta que somos una casa cantaora, con fundamento y conocimiento de las cosas. En él se hace un proceso y una selección de cantes que va del flamenco ortodoxo al flamenco más vanguardista que defiende mi hermano José, que en eso es uno de los pioneros junto a mi cuñado Ray Heredia.

-(...)

-Lo estrenamos en el colegio San Juan Evangelista de Madrid y lo presentó José Manuel Caballero Bonald. Después estuvimos en la Villa de Madrid, en el teatro Fernán Gómez, en Alicante, en Barcelona, en varias ciudades de Holanda, o sea, que ha tenido su recorrido. Lo que pasa es que no lo hemos hecho durante un año todo seguido, pero hemos ido haciéndolo por muchas ciudades y los aficionados han disfrutado de él.

-Asegura que se mezcla vanguardia con ortodoxia, aunque quizás parece que ahora se está volviendo a lo clásico a la hora de exponer cosas...

-Es cierto. Aquí el problema que ha habido es que se han hecho muchas cosas fuera de la base. Para hacer fusión como se llama ahora, lo primero que hay que conocer son las bases por eso lo que hicieron mi hermano y Ray Heredia fue importante, porque partían de las bases. Hoy se fusiona sin sentido, hay muy pocas cosas con fundamento. Si usted no conoce la raíz, ¿cómo va a crear algo que huela a flamenco? Puede hacer otras cosas pero entonces no olerá a flamenco.

-Además de sus hermanos Enrique, José y usted se ha incorporado su sobrino Maloko.

-Sí, iba a venir mi hija Lela pero no ha podido, pero viene mi sobrino que también es de la saga. Él entra por otra historia, le gusta la fusión como a José y los dos van a hacer una cosita. También vienen Manuel Valencia y Miguel Salado que son dos guitarras punteras hoy día en Jerez.

-Sí porque la guitarra de Jerez está que se sale...

-La guitarra la veo yo que en Jerez está mucho más avanzada que el cante. Respeto a todo el mundo, pero veo a la guitarra con otro aire. El cante se ha quedado estancado, pero la guitarra viene con mucha fuerza y que conocen el cante para acompañar.

-Con su hija Lela y Maloko parece que está garantizada la continuidad de la casa de los Sordera...

-Yo creo que sí, en ese sentido estoy muy tranquilo. Mi hija Lela, por ejemplo, ha nacido con ese toque que da Dios, porque yo soy de los pienso que para cantar hay que nacer. Luego te pules, pero tienes que tener unas condiciones. Ella lo tiene desde que era chica, lo que pasa es que se identifica más con las baladas y otro tipo de música, pero el que la escuche cantar flamenco comprobará que tiene un metal extraordinario. Eso te lo da Dios y ella lo tiene. Ahora va a venir conmigo en varios recitales que tengo.

-O sea que la está intentando usted meter por el camino adecuado...

-Yo no, es ella porque a ella le gusta, siempre le ha gustado, lo que pasa es que los jóvenes tiran por otro lado. Ella conoce el cante, tiene condiciones y encima le gusta. Lo que hace se 'apega', como digo yo. En la casa de los Sordera hay todavía material (risas).

-Antes ha hablado de su hermano Enrique, un cantaor que fuera tiene su prestigio y sin embargo en Jerez nunca se le ha dado su sitio.

-Enrique es un cantaor extraordinario, pero a unos niveles que lo saben los buenos aficionados. Sin embargo, con la categoría de cantaor que tiene nunca ha sido reconocido. Él se ha llevado muchos años por ahí y con bailaoras como la Yerbabuena, pero aquí en Jerez parece que pasa desapercibido. Él lleva cantando bien desde chico, porque cuando nosotros nos fuimos de Jerez a Madrid, ya cantábamos en ese colegio que hay ahí (señala al antiguo Carmen Benítez).

-Lo de estar en Madrid tan jóvenes, ¿os abrió la mente?

-La mente y el conocimiento porque en mi caso repasé todos los tablaos importantes que había. Desde el 68-69 a los 80, en Madrid estaba la cream de la cream y se aprendía. Aquello era el centro de todo y nosotros tuvimos la suerte de hacer el rodaje ahí, con los mejores.

(Vicente saluda al Tío Maleno, en medio de la entrevista: 'Qué bien lo pasamos en la peña, qué bien ratito', admite el Maleno, que se marcha después de dos fogonazos de gracia).

-Esos ratos de los que hablan, ¿los echa de menos?

-Claro que sí. Eso fue el otro día en la peña Tío José de Paula, que nos juntamos unos cuantos y nos 'jartamos' de cantar. Eso se ha perdido en el flamenco en sí. A mí eso me encantaba cuando venía a Jerez pero hasta eso se ha perdido. Nos juntábamos con gente currante, trabajadora, y a mí me gustaba escucharlos. Aún siendo nosotros profesionales ambos nos necesitábamos para compartir el cante y se pasaban unos ratos deliciosos. Hasta ese encanto se ha perdido, porque el que era antes fontanero ahora ya es artista.

-Que me quiere decir que ahora canta cualquiera...

-Mira, esta profesión no es fácil, y conocer los centros de esto requiere su tiempo, sobre todo para llenarte de cosas. Necesitas vivencias y conocimiento. Y ya no hablo de fatigas, porque yo no las he pasado. Pero sí he dado muchas vueltas. Con 18 años ya había estado en Japón y América, me fue con el difunto Juan Maya Marote, el guitarrista y Carmen Rojas, que era la pareja de Antonio Ruiz Soler (Antonio El Bailarín). Luego estuve con Gades, con Antonio, con Manuela Vargas...De eso se llena uno, porque cuando yo empecé a cantar en solitario, que fue en los 80, ya llevaba quince o veinte dando vueltas.

-¿Ahora no hay nada de eso, entonces?

-No lo hay y eso se nota, yo nada más ver a uno, no hace falta ni que cante, sino viéndolo hablar. Sólo con eso sé cómo está porque esto es una profesión. Lo que pasa es que hoy el público es bueno

y se come todo lo que hay.

-Eso también está ocurriendo hoy día, que el público no exige como antes...

-Hombre, mi padre me contaba a mí que hacían turnés en su época y no veas. Me contaba que el Beni de Cádiz montó una compañía y entonces iban La Perla, el propio Beni, mi padre y el Gordito de Triana. Iban por todos los pueblos y estaban siempre asustados porque se sentaban los hombres del pueblo y decían 'vamos a ver cómo se portáis'. A lo mejor cerca había un cohombral de melones, tomates o lo que fuera. El que salía tenía que tener unas condiciones, y estamos hablando de gente, que fíjate cómo eran. Ahora se suben al escenario y da igual que estén desafinados o cante como sea, y eso le hace mucho daño flamenco. La pureza es una cosa, pero el conocimiento y el sentido común es otra. Ya cante roto o como sea.

-Por eso hoy hablar de artista es hablar de minorías...

-Fíjate que antes había que pasar hasta una prueba para ser artista. Para tener el carnet había que cantar, por ejemplo en mi caso, delante de figuras de la época. A mí me tocó Enrique de Melchor, Marienma, Pilar López y tío Rafael El Gallina.

-Hace poco se nos fue Manuel Agujetas, ¿qué se ha perdido con él?

-Se ha perdido sobre todo personalidad y una forma de entender el cante muy particular. Coincidí con él en Madrid y en otros sitios, y aunque mi manera de concebir el cante se asemeja más a la de Chocolate que a la suya, no dejo de reconocer que tenía un punto diferente, su cante era salvaje y a mí me gustaba mucho. Se ha perdido un cantaor puro y con unos sonidos que hoy se ven poco.

-Muy personal porque hoy ya no hay personalidad...

-Con identidad, diría yo. Hoy día escuchas a muchos cantaores que no tienen sello, y eso es fundamental.

-Para ir terminando, ¿cómo se presenta 2016?

-Bien, ahora después de Nimes vamos a la peña el Taranto de Almería y también voy a llevar mi último espectáculo, dedicado al Quijote, que está gustando mucho porque mantiene las bases de lo que es el flamenco. Adaptar los textos de Cervantes y hacerlos por soleá o debla no es sencillo, por eso estoy contento. Lo que me da pena es que no se pueda hacer en Jerez. Ahora parece que lo voy a hacer en Andalucía, vamos a ver.

-Ahora que habla de Jerez, ¿veremos algún día ese espectáculo que hoy llega a Nimes?

-Eso digo yo, porque es una pena que este espectáculo no se vea aquí. La última vez que nos reunimos aquí en Jerez fue aquel ciclo que se hizo a principios del año 2000 en la Plaza de la Asunción, fue aquello de las familias cantaoras. Ya no hemos vuelto a juntarnos, y creo que es un espectáculo para hacerlo en Villamarta porque los que vamos tenemos suficiente currículo. Pasa igual que con el espectáculo del Quijote que tengo, que lo he presentado varias veces, incluso al Festival, y no me han llamado. Lo hago en otros sitios pero en mi tierra no.

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