Jerez

El sherry acaba con sus imitadores en Australia y saca pecho en EEUU

  • El país australiano abandonará en enero el falso jerez, al que sustituye el 'apera' · El Consejo gana nuevos aliados para poner cerco a los usurpadores en Norteamérica

El sherry de Australia ya es historia, o lo será a partir del 1 de enero, fecha estipulada en el acuerdo bilateral firmado entre la UE y el país del Nuevo Mundo para el abandono de la usurpación de los nombres y términos de vinos protegidos por las denominaciones de origen europeas, caso del jerez.

Los australianos se han tomado muy en serio el proceso, principalmente, porque los vinos fortificados son considerados por los propios bodegueros de aquel país 'the jewel geme' -la joya escondida-. Pero también se han tomado su tiempo, ya que los productores de vino agrupados en la Winemakers Federation of Australia han tardado ocho meses para elegir, de entre una larga lista, los nombres que sustituirán al jerez, el tokaj, el oporto...

El sherry pasará a llamarse 'apera' -término que hace alusión al aperitivo-, el tokaj será renombrado como 'topaque' y así hasta completar la relación de vinos de denominaciones de origen continentales eran imitados impunemente en Australia, y lo siguen siendo en medio mundo.

Ahora que los australianos han entrado por el aro -y el sistema elegido no es ninguna novedad, pues en cierto modo es lo mismo que en su día hicieron los elaboradores de cava para diferenciarse del champán, o por poner un ejemplo más cercano, el brandy y el cognac-, el Consejo Regulador del jerez quiere aprovechar la coyuntura para tratar de sacar partido en Estados Unidos, país que se resiste a cambiar el status quo, a renunciar a lo que consideran unos derechos adquiridos tras largos años de lo que ellos denominan vinos elaborados al estilo de...

Recién aterrizado de un viaje promocional por tierras norteamericanas, el secretario general del Consejo Regulador, César Saldaña, explica que, al margen de las acciones programadas para el impulso del jerez en el que está llamado a convertirse a la vuelta de la esquina en el principal mercado mundial del vino, también ha tenido oportunidad de entrevistarse con productores de vinos dulces y fortificados que están dispuestos a seguir los pasos de Australia para abandonar el uso del término sherry sustituyéndolo por otro nombre.

Precisamente, en Napa Valley -la principal región vitivinícola de EEUU que se dio a conocer a través de la serie televisiva Falcon Crest- se ha creado una asociación de vinateros, la Sweet & Fortified Wine Association, que tienen especial interés en diferenciar sus productos de algunos falsos sherries de muy baja calidad y nulo prestigio -se les equipara a los vinos de guiso-, que comercializan en el mercado norteamericano empresas que únicamente se preocupan de los beneficios.

Saldaña aclara que estos productores, aunque minoritarios aún, son conscientes de que para labrarse una reputación no pueden utilizar el nombre de otro vino, y menos si está protegido.

Precisamente, las tres denominaciones históricas de Europa -jerez, oporto y champán- lanzaron hace algunos años una campaña en Estados Unidos para defender la importancia del origen, iniciativa a la que se han ido sumando con el paso del tiempo otras denominaciones de origen del Viejo Continente y, lo que es más importante, elaboradores de vino norteamaricanos que se han visto afectados por la competencia desleal dentro de su propio país, también por parte de empresas 'sin escrúpulos' que realizan vinos al estilo de Nappa o Sonoma, aunque con parámetros de calidad y precios que nada tienen que ver con los originales.

La supresión de un plumazo en Australia de los falsos sherries sientan, a juicio del responable del Consejo del vino, "un precedente magnífico y hay que utilizarlo en Estados Unidos para que vean el potencial que pueden tener sus vinos con otros nombres". No en vano, el apoyo de los productores norteamericanos se considera fundamental para acelerar un proceso que lleva tiempo estancado por las reticencias de los negociadores americanos del Wine Accord -acuerdo de vinos entre EEUU y la UE-, que tras largos años de discusión únicamente han accedido hasta la fecha a que se haga una foto fija de los falsos sherries en aquel país para que no aparezcan nuevas etiquetas, pero sin que se abandonen por el momento las que ya existen.

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