Mortero bastardo

Elogio de la densidad

ES el título de un artículo recientemente publicado por el arquitecto británico Norman Foster en la revista 'Arquitectura Viva'. Relata Foster las ventajas de vivir en una ciudad como Nueva York en la que puedes moverte con relativa facilidad en metro frente a las ciudades americanas desparramadas en el territorio en las que para ir de un sitio a otro tienes necesariamente que conducir con el incremento de tiempo que se pierde en trasladarte, aparcar, volver, etc. En cierto modo, no deja de ser una frivolidad el argumento que utiliza para valorar la vida urbana en la Nueva York densa, compacta y peatonal que describe.

A una distancia física de 5.750 kilómetros respecto de Nueva York (distancia que si nos referimos a otros aspectos aumenta hasta la consideración de sideral) se encuentra Jerez, una ciudad que en los últimos treinta años ha multiplicado por 3 su territorio ocupado/ocupable por edificación mientras que su población apenas creció un 20%, habiéndose gastado todo esa cantidad de nuevo suelo a cambio de vaciar partes importantes de la ciudad, entre ellas el Centro Histórico que ha sufrido particularmente en ese proceso.

Es tiempo de reconsiderar el modelo de ciudad al que se aspira. En mi opinión, una ciudad compacta, densa y peatonal como Foster proclama es perfecta para el desarrollo de una vida urbana saludable física y socialmente. Claro que no se trata de mirarnos en ese espejo neoyorkino sino de dotar con esas cualidades a nuestra ciudad recuperando con ello nuestro valioso Centro histórico, de repensar zonas centrales, que están urbanizadas y cuentan con todos los servicios pero que se encuentran infrautilizadas por tener una baja densidad, de sustituir los usos de otras zonas no residenciales que han quedado en posiciones principales por viviendas y de limitar decididamente los nuevos crecimientos que además de contribuir al despoblamiento del centro consumen suelos hasta hoy productivos, y energía y recursos que no abundan. Se trata de actuar, en definitiva, de manera sensata, ecológica y sostenible, de proceder como se ha hecho a lo largo de la historia, o sea, reutilizar una y otra vez la ciudad adaptándola a las necesidades de cada época.

Los trabajos desarrollados por los alumnos del Taller E de la Escuela de arquitectura de Sevilla gracias al convenio de colaboración firmado con el Ayuntamiento de Jerez que actualmente se encuentran expuestos en la Sala Julián Cuadra del Museo Arqueológico, que son ejercicios académicos desarrollados en un lugar concreto pero teórico, son un conjunto de propuestas que pueden ilustrar esa idea que se persigue, o se debería perseguir, de la mejora de las prestaciones urbanas de nuestra ciudad sin que se pierdan por ello las virtudes que históricamente le han pertenecido.

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