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Adiós a Juan de la Plata

La Cátedra de Flamencología, el mejor legado de años de trabajo

  • El jerezano deja también una extensa bibliografía flamenca y rescata del olvido joyas de este arte.

El mundo del flamenco tendrá una deuda eterna con Juan de la Plata, un defensor a ultranza de un arte al que supo elevar a la categoría cultural que merecía. Lo hizo a través del mayor legado que ha dejado en esta tierra, la Cátedra de Flamencología y Estudios Folcklóricos Andaluces, una institución pionera y que ha sido un emblema para aficionados, intelectuales y muchos artistas. Ha sido sin duda esta entidad, que tuvo en la 'Peña artística del Folcklore' (creada en 1950) su germen inicial, la que acaparó toda su dedicación durante años.

Fundada el 24 de septiembre de 1958, la Cátedra nació con el apoyo de Manuel Ríos Ruiz y Manuel Pérez Celdrán y con el estímulo de Julián Pemartín y el entonces alcalde Tomás García Figueras.

Su nacimiento también fue respaldado con el paso del tiempo por numerosos intelectuales de la época, como Anselmo González Climent, Antonio Murciano, Caballero Bonald o Fernando Quiñones, y su crecimiento, pese a que inicialmente estaba catalogado como "un centro cultural y artístico de ámbito provincial", su desarrolló se amplió a otras ciudades como Sevilla.

En 1960, inaugura el servicio de publicaciones de dicha Cátedra con la edición de la revista "Flamenco", a la que seguirían varios libros y folletos. Fue el primer acercamiento de Juan a un mundo, el de la literatura, al que se acercará constantemente durante toda su vida, pero que en lo que al flamenco se refiere, tocará de lleno dejando una extensa bibliografía. Entre sus publicaciones destaca su primer libro 'Flamencos de Jerez' (1961), en el que recopila la vida los artistas más relevantes del cante, del baile y la guitarra, nacidos en Jerez. A él se siguen 'El Cante Flamenco en la vida gitana' (1967); 'La Saeta. La pasión de Cristo, según la canta el pueblo andaluz' (1984); 'Memoria de Terremoto' (Con otros autores en 1984); 'La tradición flamenca de Jerez' (Discurso de ingreso en la Academia 1987); 'Historia del Flamenco' (Con otros autores 1996); 'Los gitanos de Jerez' (2001); y 'La pena sonora' (Vida, cante y gloria de Manuel Torre, 2002). A ello hay que unir su excelente trabajo con la Revista de Flamencología, de enorme interés y prestigio entre los estudiosos del flamenco de las últimas décadas.

La llegada de los 60 no sólo abre la vía literaria de la Cátedra, sino que ésta inicia una de las épocas de mayor despliegue. Así, en 1963, De la Plata y sus colaboradores ponen en marcha los Cursos Internacionales de Verano, que alcanzan más de treinta ediciones bajo su dirección. Un año después nacen los Premios Nacionales de Flamenco de la Cátedra, para distinguir a nivel nacional la mejor labor artística, divulgativa o científica del mundo del Arte Flamenco.

Durante los años venideros el volumen de actos organizados por Juan y la Cátedra son numerosísimos, destacando en 1974 la primera asamblea provincial de peñas flamencas, un evento que repetirá en 1977, pero esta vez con carácter nacional. Ese mismo año, promueve en Jerez el estreno mundial del 'Concierto de Jerez', obra del compositor Benito Lauret, con Manuel Morao como guitarra solista y con intervención de la Orquesta Sinfónica de la ciudad, bajo la dirección del maestro Joaquín Villatoro Medina. Otra fecha a resaltar ocurre en 1978, cuando a través de la Cátedra se organiza el I Centenario del Nacimiento del cantaor jerezano Manuel Torre.

No podemos olvidarnos de su contribución a la recuperación de las clásicas zambombas jerezanas. En 1980 comienza a celebrar, por su iniciativa, en la Cátedra de Flamencología, las tradicionales fiestas de la Nochebuena de Jerez, invitando a las peñas flamencas jerezanas a un proyecto que culminaría en 1982 con la grabación del primer disco de la serie 'Así canta nuestra tierra en Navidad' y donde Juan lleva a cabo un papel determinante durante los primeros años.

Juan y la Cátedra, siempre de la mano, también crearon la Fiesta de la Bulería en 1967; y apoyaron homenajes e iniciativas pioneras en la conservación del cante, el baile y el toque.

Todo el legado que esta institución había ido acumulando, gracias a Juan, durante sus más de cincuenta años de historia se cedieron en marzo de 2011 al Centro Andaluz de Flamenco. Fueron un total de 3.000 fondos entre los que destacaban discos de pizarra, cartelería, fotografías, vídeos y una amplia biblioteca. No obstante, los de mayor valor, que aún están en proceso de digitalización, estaba el archivo de creación de la Cátedra, cartas de intelectuales y artistas que el propio Juan se había encargado de conservar durante años.

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