de la boquita de mi niña, azuquita, canela y clavo". Hay otras variantes de esta bulería. Yo conozco las 'santamarías como unas pequeñas margaritas en ramos que se utilizaban como las gipsófilas paniculatas, para envolver otras flores más "importantes" en la parroquia de Santa Ana. Y es que cada vez que recorro en moto la calzada de la calle Santa María, me acuerdo de las flores, pero con mala uva, porque esta calle junto a las anteriores Corredera, Plaza Estévez, y las posteriores calles Cerón y Arcos, por la cantidad de hundimientos en la calzada de adoquines, son un auténtico recorrido bicicrós. Las malas reparaciones no han hecho más que empeorar el adoquinado. Menos mal que la vuelta ciclista no pasa por ninguna de estas calles, porque sería una auténtica competición París- Roubaix, llena de pavés, adoquines, rompe riñones.

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