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educando con arte

'PAPÁ PICASSO' de Lolo Pavón

Pintura realizada al óleo sobre lienzo.

El primer impacto visual que el espectador encuentra ante la contemplación de la obra es la figura todopoderosa de Pablo Ruiz Picasso. La imagen del artista malagueño aparece, ya, en plena madurez existencial. Su magnífica cabeza contrasta con el resto del cuerpo. En la mano derecha lleva tres pinceles y con la izquierda da la mano a un joven que, también, porta tres pinceles que conservan, como ocurría con los del maestro, restos de pintura. Los ojos destacan, también, de forma contundente. Son los ojos de pupilas dilatadas que forman parte de esa poderosa personalidad del artista; en la comisura de sus labios, un cigarrillo desprende una serpenteante línea de humo.

La obra posee una clara finalidad: el homenaje que Lolo Pavón hace al gran Picasso. El joven pintor es conducido por un genio. Se adivina a un Lolo Pavón, casi niño, que, ya, siente una profunda admiración por el artista. Lo mira con admiración pero con algo de recelo ante el poder impresionante del gran artista; por eso , parece esconder los pinceles tras su espalda. Tanto supone la figura de Picasso para el joven pintor que, incluso, los rasgos de su rostro presentan las formas cubistas que aquél hizo universales. Quizás, el joven quiere enseñar a su admirado artista el producto de su trabajo; mostrarle sus contundentes formas, las intenciones artísticas de su incipiente carrera que, más tarde, serán modos inequívocos de un particular trabajo.

En la pintura, los dos personajes se nos presentan con una gran expresividad. Existe un contraste absoluto entre los rostros y el resto de los cuerpos que, salvo las manos, se muestran prácticamente abocetados, descritos con esa gran ingenuidad que caracteriza la obra de Lolo Pavón. Las figuras protagonistas están situadas ante un lienzo en el que nos encontramos con todo el especialísimo universo creado por Lolo Pavón. Un escenario colorista; iImágenes, de muy distinta naturaleza, que son habituales en muchas de sus obras. Fragmentos de paisajes cercanos, un barco que navega entre dos faros, ese angelito pintor que protagonizó, tiempo atrás, el cartel anunciador del desaparecido Certamen de Artes Plásticas ADUANA, un sol de festivo rostro sonriente, una botella que atrapa en su interior unos peces, la silueta de un horizonte urbano... ; elementos todos que constituyen la iconografía de un Lolo Pavón que no tiene pudor de enseñar la influencia que sobre él ha tenido el artista nacido en Málaga; incluso hasta el punto de considerarlo su padre artístico.

Estamos ante una obra que dispone de todos los planteamientos pictóricos de Lolo Pavón; pero, también, que nos informa de un aspecto de su íntima experiencia artística: la admiración que siente por el gran Picasso.

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