jeREZ EN EL RECUERDO

El antiguo Ateneo jerezano (1897 - 1937)

  • El 21 de febrero de 1897 tuvo lugar en el Palacio de Justicia el acto de constitución de la nueva asociación que habría de denominarse "Ateneo Científico, Literario y Artístico de Jerez"

El día 12 de abril de 1896 apareció en El Guadalete un artículo firmado con las iníciales L.I. titulado: La carta de ayer. En dicho artículo su autor, que de momento decía no querer revelar su identidad, hacía un llamamiento para elevar la cultura de la ciudad y despertar las aficiones literarias, pues según él, ésta se hallaba en un desesperante abatimiento en cuanto al orden moral e intelectual. Consignaba una lista de veinte personajes destacados de la ciudad en el orden moral e intelectual a los cuales invitaba a su proyecto cultural. Las siglas que firmaban el referido artículo correspondían a Luis de Ysasi, prócer jerezano que, continuando la labor de su benemérita madre, Juana de Dios Lacoste, donó edificios con destino a la enseñanza y a la protección de niños desvalidos y ancianos, sosteniendo a sus expensas numerosas obras sociales, así como la construcción de casas para obreros, tal fue el Barrio Obrero de la calle Armas de Santiago. También cabe destacar su mecenazgo a la Academia de Bellas Artes, creada por el marqués de Bonanza. De entre todas sus obras altruistas por la que más le recuerda la historia es por la donación a la ciudad de Jerez en 1903 de su finca El Retiro para uso y disfrute de todos los jerezanos.

Desde aquella fecha y hasta finales del año antes citado se suceden en el periódico El Guadalete numerosos artículos enfocando el asunto de la manera más diversa. Desde Jerez como centro de vida espiritual y cultural, hasta la iniciativa de crear una Escuela de Artes y Oficios, pasando por los problemas del campo y sus jornaleros.

Por fin, el 24 de enero de 1897, y contando con la colaboración del director del periódico El Guadalete, José Bueno, el Sr. Ysasi convocó una reunión a la cual denominó "Fraternidad Literaria", citando para ello a las veinte personas que relacionaba en el artículo de El Guadalete antes mencionado. A excepción de dos de ellas, todas las demás asistieron a su llamada. Entre los convocados estaban: Agustín Muñoz Gómez, archivero y bibliotecario municipal; Gumersindo Fernández de la Rosa, ingeniero agrónomo y director de la Escuela Práctica de Agricultura; Ildefonso Yánez, historiador y autor de la obra Jerez en lo pasado y en lo presente; José Barrón, abogado republicano y articulista de prensa; Manuel Bellido, escritor y director del Instituto de enseñanza media; Manuel González Hontoria, hermano del famoso alcalde, o el médico y escritor Juan Gallardo. En dicha reunión quedaron sentadas las bases de la necesidad de construir en Jerez una asociación literaria con el único fin de fomentar la cultura. Para llevar a feliz término el proyecto se nombró una comisión organizadora, compuesta por José Barrón, Benigno Bujeda, José Luque, Juan Gallardo y Agustín Piñero. Al finalizar el acto el Sr. Ysasi ofreció una comida a todos los asistentes. Poco tiempo después alquilaron un local en el nº 8 de la calle Larga donde establecieron su sede social.

Durante los meses siguientes se efectuaron reuniones periódicas con el fin de agilizar los trámites. La primera medida adoptada fue la de acudir al Alcalde, Manuel de Bertemati y Maderne, para pedirle que les concediera celebrar sus actos públicos en el edificio del Palacio de Justicia en plaza del Arenal, petición a la cual accedió el Ayuntamiento de inmediato. El siguiente paso fue el de extender por toda la ciudad una circular dando a conocer la iniciativa solicitando adhesiones. En dicha circular se hacía un llamamiento verdadero y fraternal a todos aquellos que en poco o mucho estuviesen dispuestos a trabajar por el noble propósito de enaltecer la cultura e ilustración de Jerez Este llamamiento se extendía a toda la ciudad sin distinción de clases o ideología.

El siguiente paso sería configurar el reglamento, sus líneas generales se centraban en favorecer la investigación, el cultivo de las ciencias, las artes y las letras; para lo cual se organizarían conferencias, discusiones, conciertos y veladas, creándose además cátedras populares. Habría una sola clase de socios, los cuales pagarían una cuota única anual de 2,50 pesetas, y se crearían las secciones de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Ciencias Morales y Políticas, Ciencias Históricas, Literatura y Lengua, Bellas Artes, y Agricultura, Industria y Comercio.

Por fin el 21 de febrero de 1897 tuvo lugar en el Palacio de Justicia el acto de constitución de la nueva asociación que habría de denominarse "Ateneo Científico, Literario y Artístico de Jerez". El acto dio comienzo con unas palabras de D. Benigno Bujeda, magistral de la Iglesia Colegial, quien expuso los fines de la nueva asociación. "El Ateneo, dijo, no ha de tener espíritu estrecho o exclusivista sino amplio y abierto, donde quepan todas las opiniones razonables y honradas, y la luz que pueda irradiar como centro de cultura, no ha de servir únicamente para iluminar estos salones sino que ha de salir fuera y difundirse por toda la ciudad, para que todo Jerez, desde los más encumbrados hasta los que más necesitan puedan recibir sus beneficios".

Los trabajos previos para la captación de socios habían conseguido un total de 267 adhesiones. Fue elegido como presidente el Conde de los Andes. En su junta directiva y en las distintas secciones figuraban personajes de reconocido prestigio como: Carlos de Bertemati, Carlos Rivero, Francisco Ivison, Fermín Aranda, Juan Luis Durán, José Barrón, Manuel Coloma, Manuel Bellido, Amalio Saiz de Bustamante, Germán Álvarez Algeciras, Francisco Hernández Rubio, Rafael Estévez o Manuel A. de la Riva.

Una floreciente etapa para el Ateneo Jerezano comenzaría a partir del 16 de mayo con veladas literarias, científicas, conciertos y otros actos culturales; a la que vez se pusieron en marcha las Cátedras Populares. Poco tiempo duraría el esplendor de este Ateneo, ya que cuatro años después sus actividades comenzarían a languidecer. A pesar de ello lograría mantenerse varios años más, turnándose en la presidencia Manuel de Bertemati, José Barrón y Agustín Ondovilla, después caería en un letargo del que no lograría salir hasta la llegada de los años 20.

Durante la década de los veinte el Ateneo Jerezano viviría los mejores años de su historia gracias a la entusiasta labor de hombres como Ángel Antón, José Luis Durán, Juan J. del Junco, Tomás García Figueras y Manuel Chacón que se sucedieron en la presidencia, así como Amalio Saiz de Bustamante promotor del Pantano de Guadalcacín y del Ferrocarril de la Sierra, y el profesor Victoriano Romero Palomo.

La actividad fue inmensa a mediados de esa década al contar con el apoyo de Miguel Primo de Rivera. El Ateneo fomentó la creación de escuelas públicas en la ciudad y escuelas rurales en su término. Contribuirá activamente a la ampliación de la Biblioteca Municipal gestionando ayuda estatal y donaciones particulares. Creó a la vez una red de pequeñas bibliotecas para fomentar la afición a la lectura, que fueron instaladas en El Retiro, Tempúl y Alameda Vieja. En 1924 se instaló en sus locales un receptor de radio con el fin de sintonizar emisoras extranjeras y audiciones musicales. Ese mismo año, concretamente el 15 de agosto, ve la luz el primer número de la Revista del Ateneo dirigida por Francisco Ragel García, más conocido por su seudónimo de Martín Ferrador, que se vende al precio de 5 céntimos y es gratuita para los socios. Dicha revista tenía una frecuencia mensual o bimensual y era enviada a diversos países de los cinco continentes. En 1930 y ante la falta de recursos la revista va perdiendo regularidad hasta el punto que sólo se editaba una al año.

Por otro lado su sección de música logró la formación de una orquesta de dieciséis profesores dirigidos por el genial violinista Martínez Carmén, se organizaron conciertos musicales invitando a artistas tan relevantes como Arturo Rubinstein, el cuarteto Zimmer, Regino Sainz de la Maza o el pianista ruso Moiseivitch. En 1923, por iniciativa del Ateneo se celebró por primera vez la Fiesta de Reyes con una gran cabalgata, la primera que se tiene noticia en Jerez, la cual se encargaría además del reparto de ropas y juguetes a los niños necesitados. Se organizaron conferencias, concursos literarios y musicales, exposiciones de arte etc.

Uno de los actos que pueden ser considerados como los más relevantes de esta segunda época del Ateneo Jerezano, fue sin duda la Exposición Provincial Obrera. Inaugurada el 19 de abril de 1925, siendo visitada por los reyes Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia así como por el jefe del gobierno Miguel Primo de Rivera. En ella se expusieron un amplio muestrario de productos industriales y artesanales de nuestra tierra. La Exposición tuvo un gran éxito al reunir 500 trabajos que se agrupaban en 14 secciones.

Al terminar la dictadura de Primo de Rivera se perdieron muchas de las ayudas económicas que el Ateneo recibía del Estado, languideciendo paulatinamente su actividad. A pesar de ello, y aunque con menor frecuencia, se siguieron organizando actos culturales. Poco a poco la entidad intenta recuperarse durante los primeros años de la Segunda República. Sería en 1933 cuando encontramos su última actividad pública, una conferencia a cargo de José Rodríguez de Molina. En septiembre del año siguiente se publicó el último número de la Revista del Ateneo. Tras un período de casi nula actividad, su desaparición sería definitiva durante el segundo año de la Guerra Civil tras cuarenta años de prolífica existencia.

Sesenta y nueve años después, concretamente el 26 de junio de 2006, un grupo de jerezanos inquietos por la cultura rescataron de la historia el viejo Ateneo y, en un acto celebrado en el Aula Magna del Campus Universitario de Jerez, aquella centenaria institución volvió a renacer de sus cenizas y a emprender una nueva etapa. Acto inaugural en el que esto escribe y su calidad de miembro del Centro de Estudios Históricos Jerezanos tuvo el honor de glosar la historia que aquí hemos relatado.

Fuentes: Barrón Ferrera, J. Trabajos varios, Jerez 1931. García Figueras, T. Un siglo de historias e historiadores de Jerez, C.E.H.J., Jerez 1974.Toribio, Rosa María, El Ateneo Jerezano, C.E.H.J. Jerez 1981. Revista del Ateneo Jerezano, diversos números. Periódico El Guadalete, varios artículos relativos. Mariscal Trujillo A., Jerezanos para la historia, II edición, Ed. Tierra de Nadie, Jerez 2011.

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