Tras más de cuatrocientos años de sede permanente en la parroquia de San Dionisio, la cofradía del Mayor Dolor se despide de sus dependencias este fin de semana hasta nueva orden. El cambio de sede de la casa de hermandad viene como consecuencia de unas obras que se van a llevar a cabo en todos los salones parroquiales, incluida la conocida casa del cura que, desde hace años, forma parte de las instalaciones para la pastoral de la parroquia de San Dionisio.Francisco Román, hermano mayor de la cofradía, comenta que “no hemos tenido más remedio que trasladarnos porque existe peligro de derrumbe de los techos”. Román asegura que “ya lo tenemos todo prácticamente ordenado y empaquetado para este mismo fin de semana iniciar la mudanza de todo lo que permanecía en la casa de hermandad”. En este sentido, la hermandad cuenta con un local en la plaza del Clavo en la que se va a trasladar la secretaría así como los enseres, atributos e insignias. En el importante capítulo de bordados, las piezas serán trasladadas al domicilio particular de un hermano así como el imporante tesoro documental y archivo. Las obras están previstas que tengan una duración de entre seis meses a un año.