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Jerez

La historia perdida

  • El pendón municipal, el alambique centenario de las bodegas de la calle Ponce, las obras de arte de la Cartuja y el convento del Espíritu Santo...

"Todo esto hace ver el poco interés sobre la historia que hay en este Ayuntamiento", afirmó en el ya lejano 2010 el por entonces presidente de la Asociación Cultural Histórica Jerezana, José Antonio Cirera. Sus palabras hacían referencia a la pérdida del Pendón de la ciudad, aún en paradero desconocido y cuyo valor era directamente proporcional a la fecha de la que databa, el siglo XIV. Podría ser una mera anécdota sobre la pérdida de un elemento patrimonial, pero no lo es. Jerez se va deteriorando con el paso de los años y su patrimonio cada vez es menor o al menos de un valor no tan alto como podría llegar a serlo mientras que las administraciones mirar hacia otro lado.

"Solo hace falta darse una vuelta por San Mateo", afirma el historiador Manuel Romero Bejarano cuando se le pregunta si la quinta ciudad de Andalucía cuida su patrimonio. Tampoco hacía falta pensarse mucho la negativa, aunque reconoce que se trata más de un efecto de "omisión" que "de acción". En los últimos tiempos, Jerez ha perdido parte de su patrimonio, pero, si hubiera que hablar de todo lo que no se podrá recuperar, "tendríamos para escribir un libro". No se sabe de qué tamaño, pero seguro que podría alcanzar varios tomos. La invasión francesa y las desamortizaciones, fueron dos de los periodos donde se echó a perder gran parte de la historia de los jerezanos. Ahora, en la época contemporánea, la dejadez hace que se sigan sumando pérdidas: el convento del Espíritu Santo y el Pendón son las dos peores pérdidas patrimoniales que Jerez ha tenido en la última década. Además, la Cartuja, el alambique de las bodegas de la calle Ponce, el convento de la Plaza Belén, el de la Vera Cruz, el de San Cristóbal...

Corría el año 1991 cuando el ahora desaparecido Pendón pasó a manos del Ayuntamiento. Hasta entonces estaba custodiado por la Catedral. Según las crónicas de la época, el deán de la Colegial José Luis Repetto Betes fue entregado en bandeja de plata al Consistorio que por entonces regía Pedro Pacheco. Sin embargo, el 16 de julio de 2010, casi dos décadas después la noticia era bien distinta: "El Pendón de la ciudad desaparece bajo la custodia del Ayuntamiento".

Desde entonces, nadie sabe de su paradero. De hecho, hacía tiempo que nadie sabía dónde estaba ni a quien pertenecía. La regidora socialista Pilar Sánchez afirmó por aquel entonces que el tema venía de antaño. "No hay nada -en el Ayuntamiento- y cuando llegamos (el PSOE) a la alcaldía todo estaba limpio. Hemos mirado en el almacén y tampoco hay nada. No hay nada por ninguna parte. De hecho, nadie recuerda que el Pendón haya estado nunca aquí", afirmó. Los trabajadores del Ayuntamiento, por ejemplo, lo desconocían. Tampoco María José García-Pelayo, alcaldesa entre 2003 y 2005, supo que el Pendón estuvo bajo su custodia en ese periodo durante el que gobernó la ciudad. Dijo que estudiaría el caso cuando fuera alcaldesa, sin embargo cuando recuperó la vara de mando no hizo demasiado hincapié en la aclaración de este tema que sigue sin resolver.

No obstante, no parece tener mucho más recorrido. Algunas fuentes apuntan a que se guardó en un mueble con cajonera y que estaba muy deteriorado. Esto es lo que da algunos indicios de que acabó en la basura. "Lo encontraría alguien, pensaría que era un trapo viejo, porque estaba muy deteriorado, y lo tiró", reflexiona Manuel Romero Bejarano. No pudieron con él las batallas libradas en la ciudad ni gestas épicas, pero el lienzo no logró sobreponerse al olvido al que lo sometieron las instituciones.

No fue la única pieza que se perdió en aquel año. Las instalaciones de las antiguas bodegas Valdespino de la calle Ponce iban a ser el Museo de la Ciudad gracias al presupuesto que otorgaba el 'Plan E'. Un día después de conocerse que no habría proyecto de museo, sino que allí se ubicaría la Escuela Oficial de Idiomas, salió a la luz que había desaparecido el alambique centenario que se encontraba en el casco de titularidad municipal.

A diferencia del Pendón, éste utensilio nunca había salido de la bodega. Era de principios del S. XX. Su valor, según los expertos, es muy difícil de calcular: constaba de una ornamentación vegetal dada durante la época dorada de las empresas forjadoras y no se conocía la existencia de otros en la zona. Sacar esta pieza de la bodega no debió ser fácil: medía cinco metros. No pasaría desapercibido. Sin embargo, nadie se dio cuenta del robo. El arquitecto González de la Peña, que diseñó el proyecto original y realizó la rehabilitación final de este edificio, estipuló cuando se dio a conocer su pérdida en mayo del año 2010: "En el espacio ha habido vandalismo, destrozos, pero esto no se lo llevan cuatro vándalos. Para desmontar esa estructura es necesario incluso entrar con un camión grúa; son, al menos, cinco metros de altura con una plataforma de tres, pues llegaba hasta las tres plantas. Tiene toda la pinta de que ha sido desmontado por gente que sabía del valor de la pieza".

El Ayuntamiento retrasó la salida de este hurto a la luz pública para evitar interferir en la investigación policial, ya que este ha sido de los pocos robos denunciados. "Ya nos tememos que sea demasiado tarde para recuperar tan valiosa pieza del patrimonio bodeguero de la ciudad, de ahí que no queríamos esperar más para hacer público el robo", dijo el edil socialista de la época Pedro Crisol, acertando en su pronóstico de localización.

Curiosamente, este alambique iba a ser el centro de la sala de exposiciones del Museo de la Ciudad, un proyecto patrimonial que, al igual que el utensilio de grandes dimensiones, quedó en paradero desconocido. Los jerezanos no disfrutarían de ese museo que pretendía sumergirlos en la historia de la ciudad desde el siglo XVIII.

En otro orden, el año que viene se cumplirán 70 años desde que los cartujos volvieron al monasterio de Santa María de la Defensión tras más de un siglo de exilio. Por entonces, se había perdido parte del patrimonio que había dentro de los muros de un lugar siempre enigmático para los habitantes de la ciudad. El apoyo de las grandes familias jerezanas y el gran trabajo realizado por los monjes revitalizó un poco el lugar, que se abría una vez a la semana a los hombres. Pero la presión para su apertura a la visita de las mujeres acabó por frustrar el trabajo de años. El hecho de que se cambiara de orden religiosa era, después de la noticia de cierre, una buena nueva: las Hermanitas de Belén eran las salvadoras del patrimonio. O, al menos, eso parecía. El conjunto monumental, pese a ser declarado Bien de Interés Cultural, no cuenta con visitas y está siendo sometido a una reforma integral. El historiador Manuel Romero Bejarano no ha dudado en catalogarlo como "la era Aquarius". Varias obras de arte han sido destinadas a la Catedral, siendo estas la mejor paradas.

Peor aún ha sido lo ocurrido en el convento del Espíritu Santo. La comunidad de Madres Dominicas lo abandonó hace más de una década, llevándose lo que allí había, hasta azulejos del s. XVI. Según señala Bejarano, tampoco se sabe bien qué había allí dentro. El problema: aunque no sea moral, este 'expolio' es legal siempre y cuando lo que había dentro se conserve dentro del obispado. El problema es que se desconoce.

Dentro de lo malo, lo mejor es que algunas obras de arte están a la vista del público y en la Colegial. Sin embargo, el patrimonio de la Catedral tampoco se libra. "Las obras que se hicieron fueron un disparate", afirma Bejarano.

No es el único edificio devaluado. Hay muchos ejemplos. El último: la Escuela de Arte. Cuenta con una chapa roja en parte de su techumbre a pesar de ser Bien de Interés Cultural. Algunas de las tejas del s. XVII que ocupaban ese lugar se derrumbaron en septiembre mientras otras están en paradero desconocido.

No son casos aislados: Jerez sigue perdiendo parte de su historia. Poco a poco desaparece parte del patrimonio. Continuará...

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