Patrimonio

Tu historia está aquí

  • El Museo Arqueológico demanda más señalización en la calle para llegar hasta él y que se venda la historia como un atractivo más de la ciudad. Aquí, un recorrido por sus orígenes.

La mejor tarjeta de presentación de la ciudad está en pleno casco histórico. Muchos se echarán las manos a la cabeza y vociferarán: "¡¿pero qué dice esta descerebrada?!". Sí, así es, en la plaza del Mercado y se llama Museo Arqueológico. Aunque la señalización no lleve hasta allí simplemente porque no existe y los turistas que entren por el descampado de Belén piensen que estamos en guerra, ahí está él. Portentoso, espectacular, en una casa palaciega de finales del siglo XVIII, que guarda en su interior un pedazo de la historia de cada uno de nosotros.

Fue Juan Sánchez quien a primeros del XIX compra el edificio. Santanderino, atraído a la zona por el comercio del vino, trabaja como capataz en las bodegas Domecq. Se hace con una gran fortuna y muere sin herederos directos, así que deja dicho que sus bienes se dividan en tres partes: una dedicada a misas por su alma, otra para su sobrinos y una tercera para que se instale en este espacio un colegio de Humanidades. Nace la Fundación Juan Sánchez y se ubica el colegio de San Juan Bautista destinado a la formación de los hijos de la burguesía relacionada con el sector del vino. Pronto pasa a ser instituto local y luego provincial, precedente del Instituto Coloma. La actual sala Julián Cuadra sería la antigua escuela homónima. Surgen conflictos entre la Fundación y la Administración y la casa se queda como centro de enseñanza, hasta su decadencia en los años 60. Una casa de vecinos fue el antecedente del Museo. Un retrato del propio Juan Sánchez, que posa con un pergamino con un dibujo de la fachada de aquella su casa, se muestra en la galería de retratos del Coloma.

"Si quieres entender la historia de Jerez, salir a la calle y comprobar cómo ha evolucionado, hay que pasar por aquí", apunta la directora del Museo, Rosalía González. Un recorrido que el visitante puede hacer de manera exprés, a través de trece piezas destacadas, o con un poco de más detenimiento por las tres plantas. Con finalidades educativas, de investigación, conservación y restauración, el Museo Arqueológico es una máquina del tiempo real, incluso se muestra una excavación en vivo en la que se enseña cómo a lo largo de los siglos se han ido aprovechando las cimentaciones y reaprovechando la huella de las etapas anteriores. "Jerez es un único yacimiento al que vamos accediendo por pequeños cachitos, por solares y con las distintas obras que se hacen. Cachitos que dan una clave a través de la Carta Arqueológica, que funciona perfectamente y que obliga a que se hagan estas intervenciones que nos permiten reconstruir la historia", apunta González. "Yo digo -añade- que la gente que trabaja la historia está en el archivo y los arqueólogos trabajan con los archivos de la tierra. La desventaja que tenemos es que a medida que excavamos destruimos niveles. Esas hojas que en el archivo se conservan, nosotros las destruimos. Destruir para descubrir, claro. Todo queda perfectamente documentado de forma que otros investigadores puedan trabajar sobre nuestros archivos. Aquí la atención a los estudiosos es continua". Asegura que el gran reto de los museos es "hacer hablar a las piezas para que lleguen al gran público". Hay que destacar que el Museo tiene el 'certificado de excelencia' de Tripadvisor.

Los materiales procedentes de Mesas de Asta constituyen el germen del Museo actual, que se ha enriquecido notablemente en los últimos años con materiales procedentes de las generosas intervenciones arqueológicos realizadas en la propia ciudad. Dada las dimensiones adquiridas, tanto las instalaciones como la colección, se opta por un renovado discurso expositivo. Los contenidos se han distribuido en tres bloques correspondiente a las tres grandes fases cronológicas en que puede dividirse la historia de Jerez: 'Jerez, antes de Jerez' con la evolución de los asentamientos humanos en la comarca de Jerez desde los primeros grupos de cazadores-recolectores hasta la Antigüedad Tardía; 'Madinat Sharish' o el nacimiento y formación de Jerez y su consolidación en época almohade; y un tercer bloque llamado 'Xeres de la Frontera', desde su incorporación a la Corona de Castilla, en 1264, hasta fines del siglo XVIII. La mayor parte de los objetos que se pueden contemplar en el Museo fueron hechos por los antiguos habitantes de Jerez y su comarca, lo que ofrece un panorama riquísimo de la vida desde hace miles de años hasta finales de la Edad Moderna. Hay que destacar que este Museo es el primer depósito de antigüedades del que se tiene constancia en Andalucía y uno de los primeros museos de carácter exclusivamente arqueológico -dependiente de una corporación local- creado en la comunidad autónoma. Sin embargo, se queja González de que se promociona mucho el flamenco, los vinos y el caballo, "pero lo que falta es vender más la historia". La principal demanda que se hace desde el Museo es la señalización, "no hay indicaciones ni para venir en coche, ni andando", y pide además que el Arqueológico entre a formar parte de las rutas turísticas, ya que hasta este espacio no llegan los autobuses de visitantes.

La historia da comienzo en 1752, fecha en la que Luis José Velázquez de Velasco, marqués de Valdeflores, por su condición de supernumerario de la Real Academia de la Historia, es comisionado, por encargo de Fernando VI, para realizar un viaje por todo el país con el fin de recopilar "los documentos originales de las historias eclesiástica y civil de la nación para ser posteriormente utilizados por la política regalista borbónica". En las instrucciones de dicho proyecto se disponía "... que las estatuas, bajorrelieves y demás monumentos cuya conducción no sea tan fácil, se coloquen en parajes seguros y si puede ser en las casas de los Ayuntamientos de los Pueblos, encargando a los Justicias su conservación hasta que SM disponga de ellas".

En relación con esta disposición, el 23 de julio de 1753 el corregidor de la ciudad, Nicolás Carrillo de Mendoza, marqués de Alcocevar, a instancias del jerezano fray Jerónimo Estrada, quien había acompañado como cicerone a Velázquez en su recorrido por la localidad, dictó orden de extraer "piedras y estatuas que había en varios sitios de la ciudad para testimonio de su anticuada existencia" y que estas se colocaran en las Casas Consistoriales, conformándose así el Depósito Municipal de Antigüedades, germen de nuestro actual Museo.

Cuenta Rosalía González que la centuria del XIX es, en general, "un periodo oscuro para nuestro Depósito de Antigüedades cuyo estado de olvido y abandono conllevó la pérdida de gran parte de las piezas allí acumuladas. Por otra parte, los procesos desamortizadores decimonónicos que supusieron el origen de muchos museos provinciales, en especial de Bellas Artes, no afectaron a Jerez al haber recaído en Cádiz la capitalidad de la provincia". Desde mediados de siglo empiezan a aparecer voces que reclaman la constitución de un museo en la ciudad. En 1858, el mencionado Colegio de Humanidades San Juan Bautista e Instituto Provincial de Jerez lanzaba la idea de formar un museo de antigüedades teniendo en cuenta "los frecuentes hallazgos de monedas fenicias, romanas y árabes en la Mesa de Asta, en Sidueña y armas y utensilios de los celtas en Macharnudo".

En 1916, el correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y vocal de la Comisión Provincial de Monumentos Mariano Pescador y Gutiérrez del Valle, en aquel momento bibliotecario municipal, publica un pequeño folleto en el que recoge y describe los 45 objetos que por aquel entonces constituían el Depósito Arqueológico, primer inventario con el que se cuenta. Pero la consolidación de la colección y su posterior conversión en museo fue obra de Manuel Esteve Guerrero, quien en 1931 gana por oposición la plaza de bibliotecario, debido a la jubilación del anterior titular, lo que ponía a su cargo el Depósito Arqueológico. Esteve se quejaba de que "el desorden en el que se encontraban los objetos no solo impedía su estudio, sino que hasta imposibilitaba su misma contemplación meramente curiosa". Manos a la obra, precisamente, lo organiza todo a modo de un patio arqueológico, acondiciona un pequeño salón para exposición de los objetos más importantes, da comienzo al Libro de Registro y abre las instalaciones al público en 1935 con el nombre de Colección Arqueológica Municipal.

Dos hechos marcarán el futuro de la colección, por una parte, la aparición en 1938 a orillas del río Guadalete, entre la Corta y El Portal, muy próximo a Jerez, del casco corintio del Guadalete, un unicum todavía hoy en España y la pieza griega más antigua conocida por entonces en la Península, "que Esteve, gracias a sus conocimientos y sus rápidas gestiones, salvó de una pérdida segura. El hallazgo pone a la Colección Arqueológica en primera línea de investigación, dado que por la pieza y su significado histórico se interesan eruditos nacionales e internacionales", subraya González. El segundo hecho fue el inicio de las excavaciones que, bajo la dirección del propio Manuel Esteve, se acometen en la antigua ciudad prerromana y romana de Asta Regia. Las cinco campañas de excavación realizadas entre los años 1941 y 1956 aportaron una ingente cantidad de materiales, que abarcan desde la prehistoria reciente hasta época almohade, los cuales pasaron a formar parte de los fondos de la colección.

Debido al prestigio adquirido por la colección, ésta fue declarada en 1962, junto con el inmueble, Monumento Histórico-Artístico, y pasó a denominarse Museo Arqueológico Municipal. Se empezaba a imponer la necesidad de un nuevo edificio para albergar tanto el museo, como la biblioteca y el archivo y en ello invirtió Esteve infructuosamente los esfuerzos de sus últimos años hasta su jubilación en 1975, cerrándose al público las viejas instalaciones poco tiempo después. El edificio destinado al futuro museo, el actual, fue inaugurado el 9 de noviembre de 1993.

El ritmo desenfrenado que adquirió la actividad arqueológica en los siguientes años, motivado por el 'boom' urbanístico común en todo el país, conllevó una entrada masiva de conjuntos patrimoniales que desbordó los almacenes del Museo. La reforma, ampliación y renovación museográfica llevó al cierre temporal en el año 2005, para abrir de nuevo sus puertas en noviembre de 2012. Un Museo del siglo XXI en el que descubrir la historia como nunca te la han contado.

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