Un museo por descubrir

Un kilómetro histórico

  • Los almacenes o áreas de reserva del Museo guardan gran parte de la colección

  • Tres salas conectadas entre sí acogen más de 5.000 cajas

Un kilómetro de estanterías, más de 5.000 cajas. Es lo que el Museo Arqueológico conserva en su tres almacenes conectados entre sí. También llamada área de reserva, contiene una buena parte de nuestra memoria cultural. Antaño considerados desvanes residuales sin definir, hoy día son protagonistas al mismo nivel que el resto de espacios del museo. "El almacén es un área esencial donde, por lo general, se encuentra la mayor parte de la colección. Además, cumple un importante papel en el desarrollo de la institución y sus programas por su estrecha vinculación a otras actividades como la investigación, la consulta, las exposiciones, la conservación y los préstamos. En el almacén se garantiza la preservación y el acceso a la colección; en consecuencia, el cuidado y la organización constituye un reto de gran envergadura para los museos si quieren mantenerse como centros de conocimiento e investigación", apunta el arqueólogo Francisco Barrionuevo.

Aunque la cara más visible y conocida del Museo Arqueológico Municipal de Jerez sean sus salas de exposición permanente, en ellas solo se muestra una selección de 1.304 piezas elegidas de acuerdo al discurso expositivo, es decir, un 5% de la totalidad de los fondos. El resto de los fondos se conservan en las salas de reserva o almacenes. Estos están constituidos por piezas completas o casi completas, con un número similar a las expuestas, pero sobre todo por un ingente volumen de fragmentos de cerámica, vidrio, metal, hueso, etc… procedentes de las distintas intervenciones arqueológicas.

La piezas que se exponen son sólo el 5% de la totalidad de los fondos que se guardan

Su buena contextualización, es decir, conocer su procedencia y en qué circunstancias se han recuperado, los convierte en documentos históricos de gran valor para la investigación. Por todo ello, resulta absolutamente necesario contar con salas de reserva de fondos bien organizadas y accesibles, que permitan la realización de estudios tanto por parte del propio equipo del Museo como por los numerosos investigadores que lo solicitan.

Desde sus orígenes, a mediados del siglo XVIII, hasta mediados del siglo XX, con las excavaciones de Manuel Esteve en Hasta Regia, la forma principal de entrada de materiales en el museo fue la donación de particulares. Hoy día, tras la sistematización y regularización de los trabajos arqueológicos, el 99% de los ingresos procede de intervenciones arqueológicas regladas, cuya competencia corresponde a la administración autonómica, ingresando los materiales en el Museo en calidad de depósito de la Junta de Andalucía. Para su almacenamiento, el Museo dispone de unos 350 m² distribuidos en tres salas de reserva, comunicadas entre si y a su vez con las áreas en las que se procesa el material arqueológico: limpieza, clasificación, documentación, restauración y sala de investigadores.

Una de las salas, situada en planta baja, está destinada a piezas de gran peso y volumen, almacenadas en palets y estanterías de gran resistencia. En ella se encuentra además el área de recepción de nuevos materiales, con acceso externo independiente y dotada de un montacargas que permite la distribución al resto de los almacenes. El sistema de organización para la gestión de los fondos es por procedencia o intervención arqueológica. De las cajas de exclusivo interés científico solo se separan las que contengan elementos frágiles u objetos susceptibles de pasar a exposición. Para los metales es necesario crear un microclima especial que evite la corrosión y para ello cuentan con dos armarios herméticos. Los nuevos ingresos de materiales se presentan en cajas perfectamente etiquetadas, habiéndose realizado por parte del director de la actividad un inventario detallado de los mismos. No obstante, todo este material es revisado y evaluado por técnicos del Museo anotando sus particularidades. Previamente a su almacenamiento el material que requiera algún tratamiento preventivo, por su fragilidad y/o estado de conservación, pasará por el laboratorio de restauración. Las anotaciones realizadas serán tenidas en cuenta para posibles estudios, exposiciones temporales o modificaciones de la exposición permanente.

Otra de las salas se ha acondicionado con peines para obras cuya técnica de ejecución implica mantenerlas colgadas verticalmente.

En definitiva, el almacén del museo es un lugar vivo y en continuo movimiento ya que es transitado diariamente por el personal técnico para llevar a cabo numerosas tareas relacionadas fundamentalmente con nuevos ingresos, conservación preventiva y atención a investigadores. Es la historia en la intimidad. Espacios en los que conviven los siglos.

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