medio ambiente

Yo soy pastor

  • El Gobierno declaró la trashumancia el año pasado como Patrimonio Cultural Inmaterial

  • Juan Pérez trasladó ayer sus ovejas de Chapín al Parque Empresarial

"Yo soy de toda la vida de dios ganadero, pero he trabajado para la casa, no para la calle". Juan Pérez Morales se abre paso entre su rebaño de ovejas. Va rápido. Comienza el traslado desde Chapín hasta el Parque Empresarial. Sí. Por la ciudad. Aunque el cielo está negro como el carbón y una tromba de agua inunda las calles. La Policía le escolta en los tramos de más tráfico y los vecinos se asoman a las ventanas móvil en mano para grabar cómo un rebaño de ovejas está pasando por la puerta del bloque como si fuera una excursión. Trashumancia urbana. Juan va con sus ovejas a donde haya comida, y así puede estar quince días en un sitio o un mes en otro. Siempre con sus animales y su caravana para dormir, porque "hay que estar con ellas las 24 horas, si no, me las roban. Habiendo gente en la caravana -cuenta con la colaboración altruista de dos personas- no suelen venir los chorizos".

"En mi familia se ha trabajado el becerro, las vacas de leche, las de carne... También tuvimos 200 ovejas estabuladas, pero vino una racha muy mala, la carne costaba poco y el pienso era muy caro. Así que lo dejamos. En 2006 empecé sólo con 12 borregas y un macho y ahora tengo 900 ovejas y unos 150 corderos", relata Juan. En menos de una hora ha llegado al Parque Empresarial, donde ya tiene instalada la caravana. "Yo soy de El Cuervo. Vine por un mes, pero me abrieron las puertas y aquí hay más comida para las ovejas. Y me quedé. ¿Qué significa trashumancia? Pues que estoy de aquí para allá, es estar en la vereda, donde haya comida y siempre con el ganao. No estamos en una finca ni en ningún sitio fijo. Cada seis meses tengo que coger los papeles de la trashumancia para no tener problemas con los guardias. Yo tengo mi código de explotación para que nadie se pueda meter conmigo", cuenta el pastor.

El 7 de abril del año pasado el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto por el que se declaró la trashumancia como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. "Ser pastor es muy duro y para estar aquí te tiene que gustar. Si no, no llegas a ningún lado, porque a esto hay que dedicarle muchas horas. Además, a la vista está, que a pesar de lo que ha caído hemos salido, porque cuando hay que hacer una faena hay que hacerla. Llueve, truene o haga calor. ¿Casado? ¡Qué va! Si estuviera casado mi mujer no me dejaría estar con esto porque es muy complicado. Es una pena que este oficio se vaya a perder con el tiempo, porque no hay gente joven que vaya al relevo", lamenta Juan. En la comarca hay entre 25 y 30 pastores como Juan que se las ven y desean para buscar comida. "Hemos tenido una reunión con la directora de la Oficina Comarcal Agraria (OCA) pidiendo que nos ayude porque aquí hay muchas ovejas y poca comida, lo contrario que pasa en Medina, donde sobra la comida pero no nos dejan estar. Tenemos que hacer los pastores un escrito individual para la OCA y que así se agilicen todos los trámites en Sevilla. Porque el ganao tiene que comer y si hay que echarle pienso, se pierde todo, y aquí hay ganaderos que lo están pasando muy mal", denuncia Juan.

Este pastor nómada 'sobrevive' "de los cachitos que se han quedado sin edificar. Gracias a que vino la crisis del ladrillo hay zonas en las que podemos estar, porque ahora las cañadas están prácticamente todas sembradas". La media de edad del pastor en Jerez está en los 55 años, aunque Juan conoce a un compañero que "tiene edad para jubilarse ya pero dice que no, que esto es su vida". "Yo soy pastor y vivo de mis ovejas", subraya con una sonrisa.

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