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CINE

Ben Stiller, otra vez de museos

  • Se estrena la secuela de su gran éxito donde vuelve a vivir una noche loca

Ben Stiller ha conseguido algo que parece imposible. Ser un cómico americano actual que se ha ganado el respeto de espectadores exigentes y de parte de la crítica. Stiller, que lo lleva en la sangre, no en vano es hijo del veterano showman Jerry -desconocido aquí pero una institución en Estados Unidos- salió de la cantera del programa Saturday Night Live. Pero frente a otros compañeros de generación que se han quedado atascados, él ha triunfado con un deje clásico en sus personajes. Stiller ha preferido ser un comediante a un cómico, y su estilo no se basa en las exageraciones de la que toda una promoción ha hecho bandera. Su personaje recuerda a los grandes mitos de la comedia, siempre luchando contra los elementos y siempre dándose de bruces con la realidad. Su magistral cara de ofendido le ha abierto muchas puertas.

Pero Stiller ha demostrado tener más ambición y cuida mucho sus productos, ya sea como actor a sueldo o impulsados por él mismo. En el primer caso fue crucial su encuentro con los hermanos Farrelly para los que protagonizó su film más emblemático, Algo pasa con Mary. También tuvo la suerte de ser el atribulado novia del díptico Los padres de ella y Los padres de él, del que por cierto se anuncia una nueva secuela, ya con el matrimonio a las puertas de tener descendencia. En el segundo, Ben Stiller ha realizado unos curiosos filmes donde habla sarcásticamente del mundo del espectáculo. El que ha veces haga concesiones a la brocha gorda en el humor le ha dañado en la valoración de Zoolander o Tropic Thunder, donde se burlaba del mundo de la moda y del cine respectivamente con más ingenio del que parece a primera vista. Pero ha sido suficiente para que algunos sectores más reacios al humor le hayan apoyado

Uno de sus mayores éxitos fue Noche en el museo, una película familiar que funcionó extraordinariamente bien en taquilla. Tanto, que la secuela que se estrena hoy tiene caracteres de gran novedad, más de lo que suele ser habitual en una segunda parte. Algunos cines de la Bahía la van a meter en más de una sala, en un gran gesto de confianza en su poder comercial. Stiller repite su personaje del guardián nocturno Larry Dealey, que se enfrentaba a las criaturas del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York. Repiten algunos actores del primer film, como el viejo compinche de Ben Stiller Owen Wilson, que parece recuperado de los problemas psíquicos que le llevaron al borde del suicidio. También repite Robin Williams como el presidente Teddy Roosevelt. Nuevos personajes, como Napoleón, Iván el Terrible y Al Capone se unen a Noche en el museo 2 como los villanos de la función.

Lo que sí cambia es el escenario, pues el museo neoyorquino pasa a ser el prestigioso Smithsonian de Washington. Allí son trasladados los personajes de la primera parte de Noche en el Museo cuando pasan a ser sustituidos por hologramas informáticos. Así que son empaquetados y enviados a un sótano, tristemente pasados de moda A la vez el antiguo guardián Larry se gana la vida creando productos para teletienda. Entonces recibe una llamada de su viejo amigo el vaquero Jedediah sobre que en su nueva ubicación un complot de malvados quiere apoderarse del mundo. Larry acude a otra aventura nocturna donde tendrá como compañeros al General Custer y al propio Lincoln.

El inclasificable Michael Winterbottom ofrece este film con Colin Firth que fue premiado en San Sebastián. Un hombre se lleva a sus hijos a vivir a la ciudad italiana del título tras la muerte de su esposa. Allí la familia intenta superar la pérdida hasta que uno de los hijos cree ver el fantasma de su madre persiguiéndole.

David Planell, afamado cortometrajista, ha dado su salto al largo con este film, con tan buena fortuna que ganó el pasado festival de Málaga. El film trata de una joven pareja que tras adoptar un niño descubren que no es lo que pensaban e intentar devolverlo al centro de adopción. Alberto San Juan es el protagonista

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