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PRETÉRITO PERFECTO

Ordenando el caos: urbanismo y policía urbana en el Jerez del XV (I)

DEBIDO a la situación política de Jerez, situada en primera línea de guerra, el urbanismo de la medina islámica se mantuvo prácticamente intacto hasta mediados del siglo XIV. Por estas fechas el triunfo cristiano en la Batalla del Salado aleja el riesgo de ataques musulmanes, con lo que la ciudad empieza a crecer a gran velocidad fuera de sus murallas. Este crecimiento, que en apenas siglo y medio conformó el perímetro urbano que llegó a la Edad Contemporánea, se produjo de una manera ordenada. En torno a las recién creadas parroquias de San Miguel y Santiago surgieron una serie de calles de nueva planta, en su mayor parte rectilíneas o tendentes a guardar la línea recta, generadas por unas manzanas aproximadamente rectangulares creadas a su vez por parcelas de la misma forma.

 El crecimiento del barrio de Santiago fue más moderado, quizás por lo accidentado del terreno en que se ubica. Se extendía desde la actual zona de Picadueñas hasta los antiguos Llanos de San Sebastián, hoy Alameda Cristina. Aquí comenzaba el bario de San Miguel, que comprendía las calles Bizcocheros y Arcos, con todas sus perpendiculares (creándose así una zona conocida popularmente como La Albarizuela) las calles Medina y Corredera con todas sus perpendiculares, todas aquellas calles que rodean la parroquia y las calles Sol, Campana, Empedrada y Cerrofruto con sus perpendiculares, alcanzando a finales del siglo XV el viario las inmediaciones de la ermita de San Telmo y el convento de Madre de Dios, que ya existía en esta época. Quedaron sin ocupar dos zonas extramuros, que de hecho permanecieron vacías hasta la época contemporánea. La primera fue el flanco suroeste de la ciudad, que probablemente quedó desocupado por lo escarpado del terreno, y en el lado opuesto del recinto amurallado el sector noroeste, en el que se ubica el monasterio de Santo Domingo, asentado sobre un solar enorme que comprendía incluso un amplio terreno de cultivo.

Esta evolución del trazado de la ciudad denota un control urbanístico municipal, pues si bien los nuevos arrabales no presentan un trazado hipodámico, sí que observamos un orden bastante marcado que hace que las calles sean rectas y las manzanas rectangulares. Si embargo, no tenemos apenas pruebas documentales de este “plan urbanístico” medieval, fuera de alguna que otra concesión de suelo para edificar, en la que a lo sumo, se especifican las medidas del terreno y poco más. En este artículo conoceremos las pocas noticias que hemos podido localizar referentes no sólo a la ordenación urbana, sino también a la higiene pública. Ambas ponen de manifiesto la voluntad del Ayuntamiento de ordenar una ciudad caótica, sucia y fea, algo que no se consiguió plenamente hasta el siglo XIX, aunque fue en las últimas décadas de la Edad Media cuando se sentaron las bases de este proceso.

Una de los principales lacras del Jerez medieval fue la basura. Los ciudadanos estaban obligados a arrojar los desperdicios en los denominados “muladares”, unos vertederos señalados por palos clavados en el suelo que se ubicaban en el extrarradio. El problema era que la mayoría de los vecinos no respetaba esta norma, tirando la basura en otros lugares. El asunto llegó al cabildo en 1460, cuando “fue fablado que asi por las collaçiones de esta çibdad como en otras partes se echa mucho estiercol e fazen muchos muladares allende de los muladares antiguos e acostunbrado e porque es desonestidad e porque muchos se esfuerzan en echar estiercol porque dizen que algunos regidores e jurados lo facen echar en sus casas” (1). Comprobamos que los primeros que no cumplían las normas eran los propios regidores, imitados por el pueblo, con lo que la ciudad era una verdadera zahúrda. Por tanto, el Ayuntamiento pidió a los capitulares que diesen ejemplo y mandó que nadie echase basura fuera de los lugares destinados a ello, bajo pena de recoger 50 cargas de basura de los vertederos ilegales por cada carga que arrojasen. Ciertamente la pena era ejemplar, pero la escasa capacidad de hacer cumplir las ordenanzas emanadas por el Municipio, hizo que la basura fuese un problema  de primer orden para Jerez hasta bien entrado el siglo XVIII.

Otro de los problemas urbanos era el de la conducción de las aguas sucias, que en muchos casos se hacía por la superficie de las calles. Al mal olor del agua que salía de las casas había que sumar otro inconveniente, ya que al no estar las calles empedradas, el líquido provocaba barrizales pestilentes allí donde caía. En 1467 tenemos noticias de que se estaba efectuando el madreo de la calle Francos, una de las principales de la ciudad, pero según denunciaba el alarife Alonso Rodríguez, El Viejo, (que actuaba contratando al personal en nombre del Ayuntamiento) un buen número de vecinos se negaba a pagar la derrama que le correspondía, por lo que no tenía fondos para pagar a los operarios (2). La situación seguía exactamente igual un año después, cuando el caballero veinticuatro Alvar López comunica al Cabildo que “la madre del caño que biene por la cal de francos çerca de su posada no era acabada de se adobar por que las personas que ovieron de contribuyr a ella no an querido pagar lo que les copo de Repartimyento y por ello viene gran daño”. Pero no era ésta la única conducción de agua sucia que presentaba problemas, pues también se notifica que “la madre del caño que esta en la pescaderia esta muy mal Reparada y en grand pelygro sy no se Repara de las cosas que nesçesario le sean de que podra venyr gran daño a esta çibdad” (3), algo absolutamente cierto, pues de arruinarse esta madre correría a cielo abierto el agua que se desechaba en los puestos de pescado. El Municipio nombró una comisión que se encargase del caso y repartiese los gastos entre los vecinos, quienes en esta ocasión parce que contribuyeron, pues el asunto no volvió a las sesiones del Cabildo.

NOTAS

1. ARCHIVO MUNCIPAL DE JEREZ DE LA FRONTERA (A.M.J.F.) Actas Capitulares. 1460. Fol. 14 29 de febrero. Citado por Fernández Formentari 1890, Costumbres y leyes de antaño. 135 y ss.

2. A.M.J.F. Actas Capitulares. 1467. Fol. 69 y ss. 8 de agosto.

3. A.M.J.F. Actas Capitulares. 1468. Fol. 67 vto. y ss. 19 de abr

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