Hubo un tiempo en que un congreso de filósofos jóvenes era un asunto sospechoso. Por eso al celebrado en Cádiz en abril de 1976 acudió la Guardia Civil a tomar nota de lo que se cocía. A tenor del informe elaborado por los agentes encargados de espiar a quienes acudieron a esa "reunión de carácter cultural", como se refieren al congreso ellos mismos, poca cosa reseñable había allí. Los guardias hicieron constar que la asistencia no era muy numerosa, que estaba compuesta en su mayoría por estudiantes de Filosofía y que algunos provenían de otras provincias. También que había comentarios de descontento por la poca difusión que se había dado al congreso y que algunos lo achacaban a una condición impuesta para ser autorizado: que no se le diese publicidad.

Se entiende así que la información sobre la inauguración del congreso la ventilase Diario de Cádiz el 13 de abril de 1976 con una foto y un pie, escondida, rodeada en la página por cinco fotos de procesiones de Semana Santa y cinco esquelas. Y eso que había presidido el acto el gobernador civil, Antolín de Santiago.

La nota informativa de la Guardia Civil sobre el congreso forma parte del documento destacado del Archivo Histórico Provincial de Cádiz de este mes, que muestra cómo los actos culturales eran en los primeros años tras la muerte de Franco, antes de ser aprobada la Constitución, espacios en los que manifestar inquietudes políticas y, por tanto, merecedores de vigilancia y control.

El documento destacado del mes incluye los expedientes del Gobierno Civil y de la Delegación del Ministerio de Información y Turismo que depararon algunos actos y también la relación de canciones que quedaba prohibido emitir en las emisoras de radio. "Esta época es muy interesante en este campo porque, muerto el dictador y vigente la legislación represiva franquista, resulta imparable el surgimiento de iniciativas de libertad que van poniendo las bases del sistema democrático que se consolidará a partir de la Constitución de 1978", explica el director del Archivo Provincial, Manuel Cañas.

Al congreso de filósofos jóvenes, organizado por profesores del instituto Columela, acudieron como ponentes Gustavo Bueno, Fernando Savater, Javier Pérez Royo... Los guardias civiles anotan en su informe que tras la última ponencia y el coloquio, a las once de la noche fue ofrecida una copa en el bar Celta, en la avenida Ana de Viya. Allá que se fueron también los agentes a poner la oreja, a escuchar conversaciones de aquellas peligrosas gentes.

Días atrás, también en Cádiz, la Guardia Civil recibió el encargo de vigilar otro acto: una conferencia sobre la no violencia del pacifista Lanza del Vasto que el 7 de abril de 1976 reunió en la iglesia de San Francisco a unas 600 personas, según recogen los agentes en su informe. Ese día, Diario de Cádiz informaba de que a Lanza del Vasto le habían prohibido hablar en Madrid pese a que lo había hecho sin problemas en León, Valladolid y Salamanca. Esta vez, al periódico sí le permitieron destacar al día siguiente la noticia del acto de Cádiz, que incluyó una fotografía de los asistentes.

La visita a la provincia de Lanza del Vasto no provocó problemas: el mismo día que en Cádiz, ofreció otra conferencia en Jerez. Fue en un colegio público y asistieron escolares de otros centros jerezanos. Lo recuerda la profesora de Historia de la UCA Lola Lozano, que acudió desde las Josefinas.

Los expedientes que forman el documento destacado del Archivo Provincial se encuentran en un archivo en pdf que puede ser consultado o descargado en www.juntadeandalucia.es/cultura/archivos/ahpcadiz. Hay otro, también de abril de 1976, sobre los textos autorizados y prohibidos al cantaor flamenco José Menese, que iba a actuar en Algeciras. En el que relaciona canciones que no están autorizadas a emitir las emisoras de radio aparecen las de autores como Luis Pastor, Manuel Gerena, Elisa Serna... Y una, En el dentista, de los Hermanos Calatrava.