Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Tribuna libre

¿El canto del cisne de Ángel García López?

CON el sobrecogedor título de ‘Cuando todo es ya póstumo’, Ángel García López (Rota, 1935) exhala el que quiere que sea su canto del cisne en el noble oficio de la literatura. Quien iniciara su singladura poética con Emilia es la Canción en 1963, consagra también esta obra culminante a su esposa, pero ya in memoriam. Catorce poemas de preciosa factura y considerable extensión conforman esta elegía publicada por el sello Castalia Ediciones, de la editorial Edhasa, en 2016. Sin renunciar a la belleza que ha abanderado su amplia trayectoria, el poeta se adentra ahora en la oscuridad de la ausencia, alumbrado por la memoria de su amor: “Ella fue una cosecha frutecida sin día (…)/ ¿Sabré dónde encontrarme al buscarla en mí ahora?”. Búsqueda que remite a la intimidad de una geografía personal, en versos donde la mujer amada se funde con el paisaje originario. Una extraña sensación, agridulce, de infierno y paraíso, de plenitud y desolación, embargará al lector cuando transite los versículos de períodos heptasilábicos que despliegan los claroscuros de esta selva interior. El forjador del mester andalusí nomina así lo inefable con la pulcritud de su palabra creadora. La naturaleza ocupa un lugar reverente, a través de un léxico primoroso y de imágenes cargadas de simbolismo: “El amor, como el fruto, necesita su árbol”. Pero la enfermedad y la muerte cubren de ceniza la visión idílica y ensombrecen la luz de otros días más felices hasta volverlos “dentellada sin final de la noche”. La campiña, el río, las aves, el cielo y los astros, pero sobre todo el mar configuran un imaginario donde laten la energía y el dolor de un corazón estremecido, fascinado siempre por su amada, “resurrecta este instante no entregado al olvido”. Sobre el esplendor de la mejor poesía descriptiva se ciernen como alimañas desgarradoras pesadillas que terminan materializándose: “Y los ordenadores, gobernantes del suero,/ concretan la verbena, su titilar de números de color rojo intenso,/ señalando el minuto con que escapa la vida”. Hay espacio también para la profunda reflexión y el desgarro existencial: “El dolor y su arada me han tallado estos surcos”. Los libros de García López han sido distinguidos con prestigiosos premios literarios, pero de todos ellos podemos extraer un rosario de poemas emblemáticos que ocupan un lugar propio en la historia de la literatura en español. Creo que es el caso del poema XIV, ‘Bajo el cielo de Wátani’, que clausura el poemario y en cuyos metros finales anuncia que el círculo se ha cerrado: “Escindida hoy del mundo,/ tu muerte a mi palabra ha dejado sin nido. Tú eras ella, voz única./ La que, ahora, conclusa, sepultada en lo mudo, es ceniza contigo”. Ojalá que no y aún sea capaz el gran poeta Ángel García López de extraerle a la vida nuevas páginas de luz.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios