álvaro taboada de zúñiga. concesionario castillo de santiago

"Fue una idea romántica, pues soy un amante de la historia"

  • En 2003 afrontó la rehabilitación y gestión de los 5.000 metros cuadrados de impresionantes estancias, convirtiéndolo en un referente

Cuando años atrás Álvaro Taboada de Zúñiga y Romero paseaba una y otra vez ante el Castillo de Santiago de Sanlúcar y comprobaba cómo se iba deteriorando pensó que tenía que hacer algo. Y lo hizo todo, nada menos que afrontar de su propio bolsillo -a través de su empresa Officia S.L.- la rehabilitación del deteriorado edificio, considerado como una de las principales fortalezas tardomedievales de Andalucía. "Lo del Castillo de Santiago fue una idea romántica, pues soy un gran aficionado a la historia", reconoce este gallego afincado en Andalucía desde hace 22 años. También restauró la Torre de la Candaira (S. XII) y el pazo de Cartelos, de la Fundación José Luis Taboada que dirige.

Decidió entonces visitar al alcalde de Sanlúcar, al "que le gustó la idea" y convocó un concurso público al que se presentó y ganó. Y comenzó el largo y complicado camino. "Para que te hagas una idea, contraté a una compañía especializada en plagas para pulgas y se sacó 80 camiones de basura".

La Junta de Andalucía me hizo muchas promesas en cuanto a ayudas públicas que luego no se cumplieron"

Afrontó el proyecto de forma muy rigurosa y fiel, "pues soy muy respetuoso con la historia", añade. Por lo que el arqueólogo estuvo presente en todo momento, además de contar con Luis Mora de Figueroa en la parte técnica, "que es el mayor especialista en castillos y de las mayores autoridades en la materia". También acudieron al Archivo de la Casa de Medina Sidonia, donde "encontramos 60 legajos que hacían referencia al Castillo de Santiago". De hecho, reconoce, "es de los castillos más documentados, desde que en 1645 cayó en manos de la corona". Hasta entonces funcionó como fortaleza ducal y vio el paso de algunos personajes ilustres que recalaron en Sanlúcar por su posición de puerto de salida hacia el Atlántico como Isabel la Católica -de quien se dice que vio por vez primera el mar desde el castillo-, Colón o Magallanes. Más de ocho años de obras y "varios millones de euros" lo convierten ahora en uno de los mayores referentes en cuanto rehabilitación -medalla de plata a la Rehabilitación de la A.E.A.C.-, y gestión privada de castillos de toda la provincia, pues obtuvo la cesión por 50 años.

Pero nada resultó fácil, rememora. "La Junta me hizo muchas promesas en cuanto a ayudas públicas que no se cumplieron". Por lo que "la inversión fue prácticamente privada, casi al 100 por cien, cuando lo normal es que se restaure con dinero público". A esto suma otra serie de inconvenientes como las inexistentes ventajas fiscales, salvo el abono del IBI, como BIC que es. En este apartado incide en que "a todos los políticos de todos los bandos se les llena la boca cuando hablan de turismo cultural y la necesidad de desestacionalizar la costa española, pero luego dan cero". "Yo no pido dinero -añade- sino que faciliten las cosas", asevera.

Porque el proceso administrativo tampoco fue sencillo. "Al ser BIC todo se ralentiza, y aunque hay una queja generalizada de lo lento que son los trámites, no tuvimos problemas con Delegación de Cultura, pues el proyecto era muy riguroso".

Taboada señala que pagan el canon anual y recaudan el 100 por cien de la recaudación de la entrada. "Pero el Castillo de Santiago no se mantiene solo, pues requiere mucha inversión anual, al tratarse de 5.000 metros cuadrados de planta y miles de metros en piedra". Y todo luce perfecto y bien contextualizado en los paneles que figuran en cada estancia durante la visita. Desde las potentes barbacanas que atesora, pasando por la puerta de Santiago, la de la Sirena, poco habitual en la heráldica de castillos, pasando por el enorme patio de armas, el aula mayor, la gran torre del homenaje -con hasta tres salas de exposiciones y un magnífico mirador- y otras curiosidades como el pasadizo que lo comunicaba con el palacio ducal de Medina Sidonia y los grafitos medievales realizados por obreros medievales, además del Museo del Traje. "Ahora estamos preparando tapices del XVII, una litera del XVII procedente de Burgos para instalar", dice sobre los curiosos contenidos familiares -muebles, bibliotecas, cartografía- que forman parte de la exposición al público. Las visitas rondaron en 2016 las 40.000 personas (16.000 de pago) y el objetivo es "que venga más gente a visitarlo, pues debería vivir de los ingresos". Más información en www.castillodesantiago.com.

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