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Cultura

La vid y su cultivo

  • La Academia, hoy

LA Academia de San Dionisio ha organizado un breve ciclo sobre el vino en el que han participado hasta el momento las académicas Carmen Borrego Plá y Fátima Ruiz de Lassaleta. Han leído sus discursos de ingreso en esta Institución jerezana, aportando con brillantez sus amplios conocimientos al apasionante sector vitivinícola.

Dentro de este ciclo, hoy a las 20.30, tendré la oportunidad de pronunciar en la sede de la Academia, el que será mi discurso de ingreso que versará sobre 'La vid y su cultivo'. Contestará a mi exposición en nombre de la Corporación el académico y reconocido experto en el mundo del vino Justo Casas Lucas, lo que me resulta especialmente grato y supone un verdadero honor para mí.

Es elogiable que la Academia, dentro de su denso programa anual, dedique unas fechas a la vid y al vino, tan ligados a nuestra ciudad a la que prestaron difusión y reconocimiento universales, con enorme importancia social y económica en la población.

El cultivo de la viña está íntimamente relacionado con nuestra civilización y, aunque con raíces más orientales, en el Mediterráneo y buena parte de la Europa Occidental, se consolidó, estableció prácticas, normas y tipos de productos. Acontecimientos históricos llevaron también nuestra vid a otros continentes y se fue configurando la llamada vitivinicultura del Nuevo Mundo.

El de la vid es uno de los cultivos mejor estudiados a lo largo del tiempo. Además, conocimientos e innovaciones que sirvieron en principio para solucionar problemas en la viña se utilizaron después para resolver los de otras plantas. El mundo vitivinícola ha orientado y servido de guía en diversas ocasiones a otras actividades agrarias, en los laboratorios, en el campo, en la comercialización, etc.

Las técnicas vitícolas han evolucionado a lo largo de los 9.000 años, en que, aproximadamente, se lleva cultivando la vid. Estos cambios han sido especialmente intensos a partir de mediados del siglo XIX con la llegada a Europa de la filoxera, el mildiu, y el oidio, principalmente.

Desde entonces, la investigación vitivinícola se desarrolló enormemente y propició numerosas innovaciones. También la mecanización cambió el cultivo, y lo sigue transformando.

En estos momentos se percibe una gran preocupación por la calidad y la tipicidad del vino. Se favorece la viticultura de calidad frente a la de altas producciones. Y se suceden investigaciones en la caracterización y delimitación del territorio, el cambio climático, la mejora genética, la mecanización, la protección sanitaria, el cultivo sostenible, etc.

Cada una de estas grandes cuestiones incluyen diversos capítulos muy especializados que han complicado el cultivo de la vid en relación al que se practicaba antes de la filoxera. Pero las técnicas vitícolas consiguen ofrecer a la enología una uva de alta calidad, necesaria cada vez más para elevar el nivel cualitativo del vino.

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