Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Antes de arrojarse de frente sobre la espada que sostenía el esclavo, el emperador romano Nerón pronunció esta frase: "¡Qué gran artista muere conmigo!". El individuo, fruto de demasiados cruces de sangre cercanos, no se caracterizó precisamente por la piedad ni por la buena gestión ni por la inteligencia. Esta frase, u otra parecida, creo que será pronunciada por muchos de nuestros políticos cuando decidan retirarse y volver (si lo han hecho alguna vez) a ganarse el pan lejos de la cosa pública. Uno de los grandes problemas de la política actual es que, al igual que Nerón, los líderes hacen caso a la caterva de paniaguados que les rodean, los cuales dicen siempre aquello que el oído del mandatario desea escuchar. Si no fuera así muchos aspirantes a todo no se llevarían la triste sorpresa de que los cantos de sirena, además de peligrosos, tan sólo son eso: atrayentes cánticos. Los batacazos en política no deberían ser una sorpresa, pero en esta era de locura demoscópica sigue siendo común. Algo falla.

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