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Crónica personal

Pilar Cernuda

Lo que imaginamos

LAS especulaciones no cesan desde que Bono y Zapatero celebraron su encuentro en el Palacio del Congreso. Zapatero dijo que habían hablado sobre el calendario legislativo, que es lo mismo que no aclarar nada, porque evidentemente siempre que se reúne un presidente del Gobierno con un presidente del Congreso o Senado se habla del calendario legislativo. Pero lo que interesa es saber qué más han hablado, porque lo del calendario se despacha en dos minutos. Y ahí Bono, político fino y que sabe dar titulares, dio carnaza a los periodistas cuando respondió a sus preguntas con un enigmático que habían cambiado impresiones sobre "lo que ustedes imaginan".

Puestos a imaginar, cabe todo. Hasta los ministros llevan desde el lunes imaginando qué se pudo decir en ese encuentro. Federico Trillo, de la oposición, ha puesto la guinda a las especulaciones, runrunes y rumores con un argumento que tiene su aquel, y que evidentemente da en la diana: el que más debe preguntarse qué se trató allí fue el ausente, el que no fue invitado, Alfredo Pérez Rubalcaba, el todopoderoso vicepresidente del Gobierno. Y tiene razón el responsable de Justicia e Interior del PP: el morbo está en que no se encontraba Rubalcaba en esa reunión, lo que da pie a que la imaginación se dispare hasta lo más alto.

Porque el encuentro entre Zapatero y Bono se produce cuando Rubalcaba lleva unos días apartado o al menos con su protagonismo sensiblemente reducido. Se produce cuando el caso Faisán revela datos que pueden poner en un aprieto al vicepresidente y ministro de Interior, y se produce cuando desde las filas socialistas, incluso gubernamentales, se empieza a decir que a lo mejor Rubalcaba no es el sucesor, porque puede ser que Zapatero se lo piense mejor y decida finalmente repetir candidatura. Y también se empieza a decir que quizá prefiera marcar con su dedo todopoderoso a otra figura del PSOE menos "damnificada" en este momento.

Entre los nombres que se barajan como posibles sucesores en el caso de que Zapatero no se presente y tampoco sea Rubalcaba, se baraja el de Bono. Y el de Chacón. Y el de José Blanco. Y justo cuando eso empieza a dar vueltas por ahí, va Zapatero y mantiene un largo encuentro con Bono y lo hace además de manera que se sepa, que se conozca. Y encima Bono responde a los periodistas que le acosan con un enigmático "hemos hablado de lo que imaginan".

¿Qué puede imaginarse uno? Pues a Bono le gustaría que los socialistas imaginaran que se incrementan sus opciones a ser candidato a la Presidencia de Gobierno si Zapatero decide no serlo. Pero es sólo eso, un juego imaginativo. O no. En cualquier caso, es un asunto que ha llevado a segundo plano, aunque sea un ratito, a cuestiones espinosas que están amargando al PSOE estos días últimos.

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