Trágico inicio de año en Tailandia. Al menos 59 personas han muerto y más de un centenar heridas de diversa consideración como resultado del incendio que destruyó una sala de fiestas en la capital, Bangkok, abarrotada durante la celebración de la fiesta de Año Nuevo. La Policía investiga las deficiencias en los sistemas de evacuación de emergencia de la discoteca y en especial, si la tragedia se desencadenó por el uso de fuegos artificiales y petardos en el interior.  

La mayoría de las víctimas falleció asfixiada por el humo y posteriormente sus cadáveres quedaron carbonizados por el fuego, debido a la aglomeración de personas que intentó salir del establecimiento por la entrada principal, ya que las salidas de emergencia estaban mal indicadas y sólo eran conocidas por los empleados. Los expertos forenses no han podido identificar al menos 30 cuerpos, ya que no tenían documentos de identificación con ellos, los médicos dijo, añadiendo que tomaría por lo menos una semana para hacerlo. Según fuentes policiales, entre los extranjeros tratados en los hospitales figuran personas procedentes de Japón, Australia, los Países Bajos y Francia. En la sala de fiestas se hacinaban unas 400 personas.

Aunque la investigación no ha concluido, testigos indicaron que tan pronto como los relojes anunciaron el inicio de 2009, fuegos artificiales empezaron a ser activados dentro del local. "Todos estábamos bailando y de repente hubo una gran llama que salió de la parte frontal del escenario y todo el mundo estaba huyendo. La gente empezó a correr para romper las puertas y las ventanas", declaró un superviviente.

En la misma línea, otro testigo del incendio, Andrew Jones, declaró que, según le habían manifestado personas que estaban dentro del club nocturno, el fuego se originó tras el lanzamiento de fuegos artificiales. Según Jones, el lugar era popular tanto entre tailandeses como entre turistas extranjeros. Asimismo, explicó que el club sólo disponía de una entrada, por lo que muchos quedaron atrapados.

El incendio tuvo lugar en el club Santika, ubicado en Ekkamai, una popular calle muy concurrida por turistas y las clases acomodadas tailandesas en la noche de Bangkok. Tras la catástrofe, decenas de cuerpos cubiertos con lienzos de algodón fueron alineadas en la calle.

La capital de Tailandia ya se vio afectada hace dos años la noche de Año Nuevo por una serie de pequeñas explosiones en el que varias personas resultaron muertas y decenas de heridos. Las explosiones se atribuyeron a diversas secuelas del golpe de 2006 contra el primer ministro Thaksin Shinawatra y los militantes musulmanes que han librado una rebelión separatista en las provincias meridionales de Tailandia desde 2003.