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Finaliza la recolección
Cuando está casi finalizando la recolección del girasol, los agricultores se preocupan por los bajos precios que se ofrecen por la pipa, un problema constante en el campo, denunciado en muchos sectores pero que tiene una mayor incidencia en este cultivo. Por ello, la organización agraria Asaja en Cádiz y en Sevilla lanzan una llamada de atención ahora que está a punto de concluir la recogida.
El presidente de Asaja-Cádiz y responsable del cultivo en el ámbito nacional y europeo por el COPA-Cogeca, Pedro Gallardo, señala que con unos precios tan bajos “al agricultor le cuesta el dinero sacar adelante el cultivo, teniendo en cuenta que los inputs como las semillas, los combustibles o los fertilizantes siguen su ascenso”. “Hay gran parte de los agricultores que al no ver rentable las pipas -señala Gallardo- están apostando por los cultivos leñosos como olivos, almendros, pistachos y viñas, estas últimas en menor medida”.
Los servicios técnicos de Asaja-Sevilla advierten que el girasol, pese a que es la mejor alternativa agronómica a los cereales en secano, “ve amenazada su continuidad en Andalucía, donde los precios de ruina que paga la industria extractora, los más bajos de toda Europa, están fomentando la retirada de tierras y la búsqueda de cultivos alternativos, dado que las cotizaciones actuales están muy por debajo de los costes de producción”.
La tendencia de descenso en la superficie sembrada de girasol no se observa sólo en Andalucía, sino que es una tónica que se refleja en todo el país y también en Europa, de hecho, España ha perdido un 14% de superficie, pues mientras en 2013 España contaba con 865.000 hectáreas, en 2018 las hectáreas sembradas descienden a 745.000.
En Andalucía la producción prevista para la presente campaña es de 312.000 toneladas, un volumen inferior al del año pasado, cuando se cosecharon 405.000 toneladas. En la provincia de Sevilla, primera provincia productora de girasol de España, la cosecha que se espera en las 126.000 hectáreas dedicadas en 2018 al girasol podrá superar ligeramente las 150.000 toneladas, una producción inferior en casi un 36% a la obtenida en 2017.
En el ámbito europeo, según datos de la DG-Agri facilitados por Asaja-Cádiz, la superficie cosechada se reduce un 2% respecto al año pasado y se prevé que la producción se reduzca aún más, alcanzando un descenso del 7%, bajada que responde a la climatología adversa por la sequía y las olas de calor que se han registrado en estados miembros como Bulgaria o Rumanía, que han quedado registrados en el informe MARS de la Comisión Europea. Ante esta situación Pedro Gallardo agrega que el descenso de los precios es constante, como se desprende del análisis de los datos de 2016, 2017 y 2018.
Los registros de la Lonja de Sevilla apuntan que el 2 de agosto de 2016 el girasol convencional se vendió a 345 euros por tonelada y el girasol alto oleico a 375 euros por tonelada. El 25 de julio de 2017 el precio de venta del girasol convencional era más bajo, situándose en 328 euros por tonelada, aunque el alto oleico registró el mismo precio de venta que el año anterior: 375 euros por tonelada. Y el 24 de julio de este año, el girasol convencional se ha vendido aún más barato: a 322 euros por tonelada y la rebaja ha afectado también al alto oleico, que se ha pagado a 356 euros por tonelada.
Asaja-Cádiz destaca que mientras los agricultores reciben estos precios, los insumos siguen la tónica contraria con subidas de sus precios. De hecho, el barril de Brent ha venido subiendo desde enero de 2016, cuando cotizaba a 26,50 dólares y, desde entonces se ha revalorizado un 180% hasta llegar a los 74,19 dólares en julio de 2018. En julio de 2017, cotizaba a 46,93 dólares, lo que significa que, desde esa fecha, se ha revalorizado un 53%. En contraste con estas subidas, el girasol ha perdido un 2% en el último año, un 7% si lo comparamos con 29 julio 2016 y un 43% si lo comparamos con 13 septiembre 2012.
Los Servicios Técnicos de Asaja-Sevilla estiman que de acuerdo con las cotizaciones actuales del aceite crudo y de la harina integral, 680 euros por tonelada en el caso del aceite y 165 euros por tonelada en el caso de la harina; el girasol de calidad tipo -9% de humedad, 2% de impureza y 44 % de grasa, debería situarse por encima de los 335 euros por tonelada, una vez detraídos 50 euros en concepto de gasto de transporte y molturación. Esa cotización supone unos 20 euros por tonelada más de lo que cotiza en las lonjas de Sevilla y Córdoba. El umbral de rentabilidad del cultivo, según el Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía, está a 548 euros por hectárea, incluidos gastos del cultivo y arrendamiento.
Asaja-Sevilla denuncia “el persistente, continuo y progresivo descenso de los precios de la pipa de girasol al inicio de cada campaña de recolección, momento en el que el oligopolio de la industria extractora española sale al campo, con precios a la baja, en busca de un suministro barato de materia prima de calidad que cubra sus necesidades de molturación en las semanas previas al inicio de la recolección del norte de Europa”.
En vista de estos datos, Asaja-Cádiz reivindica un año más, que se compense el esfuerzo que hacen los agricultores para sacar adelante estos cultivos y que se paguen precios justos y no la mitad del precio de hace seis años, cuando se alcanzó la cifra de 567 para el girasol convencional y 603 para el alto oleico.
Por su lado, Asaja-Sevilla insta a los agricultores a almacenar su cosecha o a entregarla a sus cooperativas o a otras entidades para comercializarlas en común con volúmenes importantes y, en cualquier caso, les desaconseja vender a los precios que hoy paga la industria, pues aunque en el mercado de las oleaginosas la volatilidad no es tan alta como en el de los cereales, es indudable que en este momento las cotizaciones de girasol están en el punto más bajo de la campaña.
La organización considera previsible que una finalizada la recolección del girasol los precios remonten, como ha ocurrido con el cereal. Asaja-Cádiz precisa que a ello ayudará el descenso de la cosecha de colza en los países del Este de Europa por el calor, que se prevé tenga como consecuencia una mayor demanda de girasol y, por tanto, un aumento del precio.
Asimismo, los Servicios Técnicos de Asaja-Sevilla inciden en que el incremento del precio de los piensos, como consecuencia del encarecimiento de los cereales, revalorizará la torta y la harina de girasol, subproductos para piensos, y arrastrará también a la pipa al alza.
Asaja-Cádiz apunta que otro de los factores que están influyendo en la bajada incesante de los precios del girasol es el aumento de las importaciones del aceite de palma, algo que resulta incomprensible a Pedro Gallardo “por tener menor calidad, dañar el medio ambiente haciendo desaparecer selvas enteras y perjudicar a la salud”.
Sin embargo, la entrada de aceite de palma sigue aumentando año tras año en España. Mientras en los demás estados miembros de la Unión Europea se han disminuido las importaciones de este aceite en un 75%, España ha aumentado precisamente un 75% la importación de aceite de palma.
En España entraron 485.000 toneladas de media de 2009 a 2013; 932.000 toneladas de 2014 a 2015 y 1.596.00 toneladas de 2016 a 2017.
Justo cuando ahora comienza la comercialización, el sector está preocupado y expectante.
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