La onda expansiva del auto de la juez Alaya preimputando a Chaves y a Griñán y a otros cinco ex consejeros llegó ayer a la Carrera de San Jerónimo. En el Congreso de los Diputados, la crispación política subió enteros cuando el enfrentamiento dialéctico entre el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, y el líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba mantuvieron el rifirrafe a raíz del caso Bárcenas.

Rajoy siguió plantado en sus trece, manteniendo todo lo que ya ha dicho sobre el ex tesorero del PP, al tiempo que aludió al caso de los ERE al dirigirse a su oponente diciendo: "Como le dije el 1 de agosto, no voy a hacer lo mismo que usted; yo no voy a entrar en el 'y tú más', y fíjese que tendría oportunidades para hacerlo, y particularmente en el día de hoy", en clara referencia al escándalo de los ERE, y en especial al auto de Alaya apuntando a los ex presidentes socialistas de la Junta.

La vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, reprochó al PSOE que "cuando hay una decisión judicial piden prudencia y cuando no la hay juzgan y condenan. Ayer pedían prudencia pero antes han estado pidiendo explicaciones por todo, intentando dar lecciones a todo, levantándose de todas las mesas y rompiendo todos los pactos por su parte".

Rubalcaba, que insistió en que el presidente del Gobierno está en "el centro de la trama" Bárcenas, volvió a recalcar, como hizo el día anterior al conocer el auto judicial, que "no hay ninguna imputación" contra los Chaves y Griñán. "Su situación hoy es la misma de ayer y de anteayer", declaró en los pasillos del Congreso. Pero el PP le "recomendó" que se lea el auto porque "imputa" a ambos ex presidentes; también le instó a pedir perdón a los andaluces.