Nueva etapa en la RTVA

Canal Sur, el reto de volver a tener público

  • Los inconvenientes se ciernen sobre el nuevo director general de Canal Sur, Juan de Dios Mellado, que quiere la cadena autonómica deje de ser noticia para servir noticias

Juan de Dios Mellado, nuevo director general de la RTVA, en su toma de posesión este jueves

Juan de Dios Mellado, nuevo director general de la RTVA, en su toma de posesión este jueves / EFE

En esta semana Canal Sur afronta el primer gran cambio de su existencia en 30 años de emisiones. Dentro de ciertos continuismos, casi inevitables, en rutinas de contenidos y parrilla, la audiencia, el pueblo andaluz en consulta diaria, decide en parte el futuro de la RTVA a partir del trabajo de sus profesionales.

El servicio público de una corporación audiovisual se justifica a sí mismo cada día. En prestigio y en índices de aceptación. A través del anterior contrato-programa, por el que se garantizaba la existencia de la empresa (140 millones de euros al año, unos 370.000 al día) y sus más de 1.450 puestos de trabajo (87,1 millones anuales cuesta la plantilla), Canal Sur pervivía como un elemento más de la administración. Como un elemento más de un paisaje de costumbres. Pero ahora con firmes detractores como Vox sentados en el Parlamento y con tirrias sobre su coste y estructuras lanzadas desde hace años por las formaciones que están en el gobierno, la RTVA está ante su propio destino. Tiene ahora que corroborar su servicio, su existencia y su significado.

Y no todos van a remar en la misma dirección, como nos imaginamos.

Por primera vez se sienta en la silla de la dirección general un nombre propuesto por PP y Ciudadanos, aceptado por el PSOE. Una de las incógnitas es saber cómo reaccionarán los espectadores, omnipotentes con su sola presencia, en los cambios que habrá de cara a la pantalla y en las sutiles diferencias que veteranos seguidores, tras años de hábitos televisivos y radiofónicos, detectarán en sus formatos. Por lo pronto los informativos han visto una caída de espectadores en estos meses a raíz de las apariciones de los nuevos dirigentes políticos.

Cualquier cambio político genera rechazo en las cadenas públicas (bien que lo está sufriendo la TVE de la desorientada Rosa María Mateo), el nuevo director general Juan de Dios Mellado, tendrá en su mano mitigar esa desventaja que se encuentra nada más llegar. Los noticiarios de la nueva etapa tendrán que evitar una espantada mayor de ese 11% de cuota habitual, unos 200.000 andaluces, y con los meses ir atrayendo, incluso buscando lo reconciliación, con espectadores y oyentes que dejaron de seguir las cadenas de Canal Sur. La RTVA quiere dar noticias, no ser noticia por los enfrentamientos internos, ha resaltado el nuevo director general.

Esplendor en audiencias, esplendor parlamentario

Una cadena pública con público es una condición necesaria para un gobierno fuerte (de nuevo tenemos que remitirnos a RTVE. Y a la propia Canal Sur). El esplendor parlamentario del PSOE en los tres últimos decenios fue de la mano de los mejores momentos de audiencia y prestigio de Canal Sur. Recién nacido el lujoso juguete, y cuando sin mediciones exactas lo seguía una cuarta parte de la audiencia, en las elecciones de 1990 el PSOE logró 62 escaños (y el PP, 26). Tras unosaños 90 de desencanto en la administración y también en la pantalla, el repunte de Canal Sur en 2004, con 24,7% entre sus dos cadenas, se reflejó en 61 representantes socialistas.

En 2008, cuando la audiencia era del 20,9%(16,8% Canal Sur, 4,1% Canal Sur 2) el PSOE gozaba de 56. En 2012 fueron 47 parlamentarios socialistas cuando los dos canales autonómicos interesaban a un 11%.

¿Seguimos? En 2015, el 8,3% de Canal Sur se reflejaba en 47 parlamentarios; y en 2018, el 8,7% terminó cotizándose en los 33 actuales. Una cadena pública sin público (por populachera, como es el caso; o por todo lo contrario, por ser demasiado exquisita) deja no sólo de ser interesante sino también de ser útil. E influyente.

Una cadena pública con prestigio no es para que sea herramienta de control, sino que es realmente base de autoestima colectiva y de identidad nacional. La vertebración y la proximidad fue la génesis de la RTVA. A un gobierno de la Junta le interesa un Canal Sur con reconocimiento y apego. Y también a la oposición. Por presente y por futuro. La defunción del Canal 9 valenciano y la agonía de Telemadrid partieron desde el descarado afán de los políticos populares en contar con cadenas con líneas sectarias. Un error que no debería suceder en Andalucía.

Los repartos interesados de sillas y consejeros dedicados a otros menesteres es mal comienzo de etapa. Sobre todo por parte del PSOE, que ahora afrontará su misión de desacreditar todo lo posible una corporación que, vistos sus datos, ha venido ‘autodesacreditándose’ durante toda la década por culpa de ellos mismos.

La baza de la proximidad

Las audiencias generalistas en las televisiones actuales se asientan en una buena presencia de espectadores en su contenido de más proximidad, los informativos. Frente a cifras de más del 20% en los noticiarios de la pública de Galicia, la aragonesa o la vasca, que cuentan con shares medios parecidos a Canal Sur, la televisión andaluza siente el desapego en las noticias. Y a su vez esa ausencia a la hora de la información termina notándose en el descenso del resto de la programación cuando desde hace ocho años no se alcanzan los dos dígitos. En junio Canal Sur anotó un 8,3%. Mellado se encuentra con una cadena fuerte en las tardes, con dos formatos veteranos como el de la búsqueda de pareja de mayores y Andalucía Directo pero con carencias en la mañana y sobre todo en el prime time, con maratones insulsos que llevan al público a olvidarse de su cadena de proximidad,

Y ahí entran la labor de quienes han de acometer de forma eficaz trabajo, las productoras externas (unos 35 millones anuales). Empresas del entorno de los directivos, y alguna de línea editorial del PP, como contrapeso, que sólo han generado formatos dirigidos a un público mayor y rural, el que adorna los pobres índices de audiencia. Ha faltado ambición y miras en las horas de más público.

Junto a un impulso a la vocación informativa, a la cercanía real con los usuarios, ha de ir a su lado un entretenimiento de calidad, digno, con espacios de servicio público y divulgación, para dar razón de ser a la radiotelevisión que pagan los andaluces. Cadenas de radio (con pobres datos en el EGM) y de televisión (Andalucía TV la ven un 0,4%, Canal Sur 2, la del lenguaje de signos es totalmente invisible) donde se echan en falta más espacios de actualidad, contenidos críticos, asuntos y personajes con mordiente. De ahí que, por ejemplo, sea La Sexta la que en los momentos de interés informativo, como en las citas electorales, cumple con la misión que los espectadores no encuentran ni en La 1 ni en Canal Sur.

Sin público no hay realmente cadenas públicas.

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