Andalucía

"Espero y deseo que las relaciones con mi amigo Pizarro vuelvan a su cauce"

  • El número cuatro de la dirección federal del PSOE mantiene que la bicefalia entre Chaves y Griñán no fue buena, y asegura que "Arenas nunca gobernará en Andalucía y él lo sabe"

El secretario de Estado de Cooperación Territorial y secretario federal de Relaciones Internacionales y Política Autonómica del PSOE, Gaspar Zarrías Arévalo (Madrid, 1955), espera y desea que las relaciones con "mi amigo Luis" [Pizarro] vuelvan a su cauce.

-Siempre le quedará Jaén…

-Seguro, seguro. A la provincia de Jaén le debo casi todo y no podré pagarle nunca lo que ha hecho por mí.

-¿Por qué a Griñán no le ha hecho mucha gracia que presida el PSOE jiennense?

-No me consta que eso sea así. Lo que sí sé es que Griñán sabe que tiene y que va a tener de Gaspar Zarrías un apoyo incondicional.

-No sería porque usted apostó por otros candidatos para suceder a Chaves, ¿no?

-No, ni mucho menos. Pepe Griñán, mejor que nadie, conoce mi posición en todo el proceso. La defendí en el lugar donde hay que defenderla, y a partir de la decisión mayoritaria del partido, ha tenido, tiene y tendrá en mí un leal colaborador.

-Esta nueva etapa no ha dejado en el camino viejas amistades maltrechas. Lo digo por usted y Pizarro y por Griñán y Chaves.

-En lo que a mí respecta, le puedo decir que todo en la vida se reconduce, y yo espero y deseo que las aguas vuelvan a su cauce en las relaciones con mi amigo Luis.

-¿La bicefalia fue un error a tenor de cómo ha terminado?

-Las bicefalias son normalmente malas. Lo idóneo es que el presidente de la Junta sea también el secretario general. Es un modelo que siempre ha funcionado bien.

-¿Arenas lo tiene esta vez más fácil que nunca para hacer ver a la mayoría de los andaluces que la alternancia es saludable?

-Arenas no va a gobernar nunca en Andalucía y él lo sabe. Su problema es que los andaluces le tienen calado. Y a las pruebas me remito: lleva diciendo que va a ganar desde principios de los 90, desde que se cambió de chaqueta y se fue al PP. Y, al final, derrota tras derrota.

-Llegó usted derrotado y ya está de nuevo en órbita y con mando en plaza. ¿Es corcho lo suyo o son muchos trienios en el PSOE lo que le hace salir siempre a flote?

-La experiencia en la vida es un grado, y también en la política. Me consta que uno de los elementos que han pesado para estar en la dirección federal del PSOE ha sido mi trayectoria, y más en un momento difícil como el que vivimos.

-¿La agenda de su Ministerio le deja mucho tiempo libre para dedicarse a las tareas orgánicas?

-Compatibilizo perfectamente ambas tareas. El único problema que tiene esto es que, por suerte o desgracia, mi jornada habitual tiene entre doce y catorce horas de trabajo, fines de semana incluidos.

-¿Las críticas del PP calificando a su Ministerio de Ministerio inútil son fundadas?

-Para empezar, habrá que recordar que en este Ministerio ha estado Mariano Rajoy. Lo cierto es que en un país como el nuestro, plenamente descentralizado, este Ministerio juega un papel clave y determinante, y eso lo sabe el PP. Si hay un Ministerio que no sobra, ése es el de Política Territorial. Otra cosa bien distinta es que haya algún partido político que siga sin entender el modelo autonómico

-Sin la Función Pública parece que tiene menos chicha, ¿no?

-Tiene, nada más y nada menos, que la responsabilidad que conllevan las relaciones entre el Gobierno y los entes territoriales. En estos últimos años, como consecuencia de la crisis, se ha convertido en un ministerio inversor. Desde aquí, a una velocidad de vértigo, estamos invirtiendo la friolera de 13.000 millones de euros.

-Pronto se ha metido usted en un lío gordo. Me refiero a su asistencia al homenaje a Garzón. ¿Lo hizo en calidad de amigo y paisano o como antifranquista?

-Lo hice como militante del PSOE, como ciudadano y como amigo. Me parece una injusticia y un despropósito que Baltasar Garzón, que ha prestado servicios impagables a este país en materia de terrorismo y narcotráfico, sea inhabilitado como consecuencia de una denuncia de la Falange y de la extrema derecha. Fui y volvería a ir. Y no veo lío gordo en ello. Lo que pasa es que el PP ha querido instrumentalizarlo para tapar el olor a cloaca que desprende Gürtel.

-¿No se sintió incómodo ante las duras críticas vertidas contra el Tribunal Supremo?

-En este caso hubo seis oradores y por supuesto no comparto el cien por cien de todo lo que se dijo. Pero sí estoy de acuerdo con el fondo del acto, que era solidarizarse ante una posible inhabilitación de Garzón como consecuencia de una denuncia de la Falange por investigar los crímenes de Franco.

-¿Gürtel les va a servir para darle la vuelta a las encuestas, o con este paro no hay nada que hacer?

-La crisis ha tocado fondo y ya empiezan a vislumbrarse una serie de elementos que nos permiten pensar que la recuperación será lenta pero continuada. A partir de ahí, tenemos que centrarnos en la principal preocupación de los ciudadanos y del Gobierno, la creación de empleo. Los ciudadanos percibirán con el tiempo que el Gobierno ha hecho bien los deberes. Mientras que el Gobierno ha puesto en marcha 180 medidas para combatir la crisis, el PP ha puesto todos los medios para combatir al Gobierno, aunque eso resulte negativo para la inmensa mayoría de los españoles. Y Gürtel pone en evidencia que allá donde gobierna el PP con poder absoluto, la corrupción florece intensamente.

-¿La frustrada sentencia del TC sobre el Estatut abrirá una crisis entre el PSOE y el PSC?

-El TC está perfectamente legitimado para emitir una sentencia. Aceptando este punto de partida, no es menos cierto que sigue pendiente el acuerdo para su renovación y que nosotros seguimos abiertos a la negociación y al diálogo. En este sentido, tengo que recordar que si a fecha de hoy el acuerdo no ha sido posible, ha sido por la intransigencia del PP.

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