Galardón al político sevillano más importante del siglo XX
IV Premio Manuel Clavero · Felipe González
El jurado distingue la larga y fructífera trayectoria del ex presidente del Gobierno más longevo de la democracia española y que lideró la gran transformación del país.
VEINTITRÉS años como secretario general del PSOE y 13 años y medio al frente del Gobierno de España. El mandato más largo y también más fructífero de la moderna democracia española convierten a Felipe González Márquez en el político sevillano más importante del siglo XX. Una carrera que distingue el Premio Manuel Clavero, que en su cuarta edición ha sido otorgado a este ex presidente socialista. Este galardón fue creado en 2011 por Diario de Sevilla y la Fundación Persan para homenajear a personas ejemplares de la sociedad civil sevillana.
A Felipe González, sevillano del barrio de Bellavista, se le atribuye la reconversión industrial, la universalización de la educación, la sanidad y la seguridad social y la construcción de un sistema de infraestructuras de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos que modernizó las comunicaciones en el interior y las conexiones con el exterior.
Una transformación profunda del país liderada por un Gobierno que, con una política económica liberal combinada con numerosas reformas sociales, fue el que metió a España en la Unión Europea en 1986, después de su primera legislatura, lo que supuso un auge económico extraordinario. De hecho, su participación activa en el grupo de dirigentes que lideraba la UE le facilitó conseguir por dos veces que se duplicaran los fondos estructurales con destino a España y la creación del Tratado de Maastricht de un Fondo de Cohesión, cuyas aportaciones se convirtieron en un potente motor de desarrollo.
Bajo su mandato se renovó también el Ejército y se propició su acercamiento a la sociedad, poniendo fin al fantasma permanente de un golpe de Estado. En materia de política exterior, defendió la apertura del país y las relaciones con Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Y apoyó la permanencia de España en la OTAN, convocando un referéndum en 1985, a pesar de haberse opuesto a su entrada durante el gobierno de su antecesor Leopoldo Calvo Sotelo.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, González ejerció como abogado laboralista y profesor universitario. Tras años de militancia en la clandestinidad, en la que usó el alias de Isidoro, en 1974 fue elegido secretario general del PSOE, cargo desde el que renovó y modernizó el partido que ha gobernado España durante 21 de los 37 años de este periodo democrático. Fue elegido presidente del Gobierno tras la victoria obtenida por el PSOE en las elecciones de octubre de 1982, que fue la primera mayoría absoluta de un partido en la democracia en España. Con Alfonso Guerra como vicepresidente, su gobierno supuso para muchos historiadores la culminación de la Transición española. El socialista ganó también las elecciones de 1986, 1989 y 1993 y tras perder por la mínima las de 1996, en un país ya castigado por la crisis económica y los escándalos, se retiró de la primera línea política. En junio de 1997 dimitió también de su cargo en el partido y fue sustituido en la Secretaría General por Joaquín Almunia.
La historia de Felipe González, hijo de un vaquero cántabro afincado en Sevilla, tiene otros vínculos con Sevilla que van más allá de sus raíces y tiene que ver con la transformación que experimentó la capital hispalense en el año 1992. El impulso de la Expo de Sevilla fue un empeño personal, que coincidió además con la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Dos acontecimientos que se saldaron con un indiscutible éxito y situaron a España en el reducido círculo de naciones con reputación de modernidad y capaces de generar orgullo interno y admiración en el exterior.
La Expo del 92 fue realmente una operación de Estado: supuso un esfuerzo inversor extraordinario, que engrandeció la ciudad y renovó por completo sus infraestructuras, con una decena de puentes y nuevas rondas exteriores de carreteras, conclusión de la A-92, eje transversal de Andalucía, nueva terminal del aeropuerto, nuevo trazado ferroviario, nueva estación y la recuperación del río, estreno del primer tren de alta velocidad de España, en la línea Sevilla-Madrid.
Tras su salida del Gobierno, el rey Juan Carlos I le ofreció un título nobiliario, que González agradeció pero declinó por razones de coherencia personal y política. El ex presidente ha seguido desarrollando una incesante actividad por los cinco continentes como conferenciante y observador privilegiado de la realidad política mundial. En 2007, la Unión Europea le encargó presidir el Comité de Sabios que hizo un informe sobre el futuro de Europa, en particular sobre los retos que debe afrontar de cara al horizonte 2020-2030 y los cambios que tendría que hacer en su modelo económico y social para mantener el Estado del bienestar, así como para preservar el medio ambiente, combatir el cambio climático y abordar desafíos como la inmigración, la energía, la seguridad, el crimen organizado o el terrorismo.
Este ejercicio permanente y su amplia experiencia le convierten en un lúcido y privilegiado espectador de nuestro tiempo, con análisis sobre la realidad actual y propuestas sobre el futuro que muchas veces van mucho más allá de su campo ideológico. Sus ideas para un mundo con menos desigualdad y mayor entendimiento y consenso político en el interior del país, han reforzado su autoridad moral.
Entre 2009 y 2012 ocupó la presidencia del Consejo de Participación del Parque nacional y natural de Doñana. El político sevillano, que tiene también nacionalidad colombiana, reúne entre las distinciones recibidas en las últimas décadas los títulos de Hijo Predilecto de Andalucía (1998) y de Sevilla (2012), entre otros como el Premio Carlomagno 1993, que distingue a personalidades con un gran sentido europeísta. A ellos se sumará el premio Manuel Clavero, que se entregará el próximo 29 de enero en Sevilla.
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