Andalucía

Griñán desafía a Madrid con una agenda de izquierdas

  • El presidente critica las "recetas equivocadas" de Madrid y Alemania, se compromete con el déficit del 1,5% y deja para su Gobierno cómo recortará 2.697 millones de euros

"Soy consciente de la envergadura del desafío. Sé que en estos momentos hay mucha gente, y no sólo andaluces y andaluzas, que nos está mirando porque representamos la esperanza de mostrar un camino distinto". El desafío de Griñán, que hoy será reelegido presidente de la Junta con los votos del PSOE y de IU, consiste en sacar adelante su agenda de izquierdas en un contexto europeo donde la prioridad es la reducción del déficit a toda costa. Cueste lo que cueste, como se va comprobando todos los viernes, día de los consejos de ministros y de las continuas y grandes reformas, como ya ha anunciado el presidente Mariano Rajoy. Griñán obtendrá hoy el respaldo del Parlamento, y el sábado prometerá su cargo, día en que también se conocerán los integrantes de su Gobierno de coalición, donde parece claro que IU obtendrá una vicepresidencia -ocupada por Diego Valderas- más las probables consejerías de Turismo y de Obras Públicas.

Pero el desafío de Griñán no es sólo el de confeccionar un Gobierno bipartito en un Ejecutivo más pequeño para aguantar toda la legislatura; su desafío es aún más difícil: cumplir con la exigencia del déficit, que en el caso de las comunidades autónomas es del 1,5%, sin sacrificar la sanidad y la educación pública y sin recurrir a las privatizaciones. "El Gobierno [de Rajoy] puede imponer un programa de contención del déficit, pero no puede imponer un programa ideológico que, por cierto, no figuró en su oferta electoral del pasado 20 de noviembre", aseguró el presidente en funciones en su discurso de poco más de una hora y cinco minutos de duración, pero que llevaba escrito con su sello.

El 20 de noviembre es una fecha importante en el calendario andaluz: ése día ganó Mariano Rajoy por mayoría absoluta, pero las políticas que comenzó a aplicar a partir de entonces, motivadas en buena parte porque el déficit no se quedó en el objetivo del 6% previsto por Zapatero, sino en el 8,5%, fueron las responsables de que el líder del PP andaluz, Javier Arenas, no ganase por mayoría absoluta. No se le escapa a Griñán esta erosión, y ayer se encargó de subrayarla: "Lo cierto es que el Gobierno del PP ha decidido cargar la mayor parte de los sacrificios derivados de la estabilidad presupuestaria a la cuenta de la educación, la sanidad y la dependencia, sin debate previo y sin un mínimo de consenso parlamentario o institucional".

Es posible que a Griñán alguien le haya pulido el discurso, que le enlace las partes, pero el tronco es suyo, y no se puede decir que ayer virara hacia la izquierda con un programa más socialdemócrata, porque siempre ha estado instalado ahí. Sí citó las leyes que IU quiere que se aprueben en esta legislatura; que creará una suerte de Instituto de Crédito Oficial (ICO) andaluz; que hiciera una mención explícita a que no recurrirá a las privatizaciones -lo que fue aplaudido con palmas sordas por un diputado de IU desde la tribuna- e, incluso, que incluyera en su parlamento el caso de los ERE fraudulentos; toda una serie de guiños a sus futuros socios de la federación de izquierdas, pero el grueso de su discurso es el que mantuvo durante la campaña electoral de las pasadas autonómicas. El discurso de que el otro camino es posible.

Quizás por todo esto, se echase en falta que quien hoy será elegido presidente no adelantase más sobre cómo recortará 2.697 millones de euros del actual Presupuesto andaluz, un tajo de algo más del 8%, un porcentaje tremendo si se considera que el gasto ha venido disminuyendo año tras año, que apenas hay margen para ajustar más porque la mayor parte del presupuesto está comprometido y que las inversiones en infraestructuras han pasado a ser capítulos de otros tiempos. El desafío de Griñán, en definitiva, consiste en cómo cumplir con ese objetivo de déficit sin restar elementos públicos a la educación y a la sanidad. Este tajo, motivado porque las previsiones económicas -una vez más- han fallado en todo el país y por el desvío del déficit del anterior Gobierno de Zapatero, va a ser uno de los asuntos que deban tratar con urgencia los nuevos consejeros, aunque muchos de los actuales ya saben cómo les afecta esta no disponibilidad del gasto aunque no sea público.

El discurso de Griñán, como casi todos, y tal como se ha explicado, se los escribe él. Y se notó, muy especialmente, en su primera parte, donde criticó con dureza que la política económica europea se haya convertido sólo "en una política contable" donde sólo se busque la reducción del déficit. "La persistencia de la crisis nos indica a las claras que las recetas que se han venido proclamando y aplicando desde la Unión Europea está equivocadas", sentencias que competían con otras como "hemos sacralizado la libertad de los mercados financieros hasta llevarla a términos que ofenden cualquier sensibilidad" o como "la libertad sin reglas de los mercados puede llegar a convertirse en un derechos superior a la educación o al derecho de protección a la salud". En definitiva que, en su opinión, tanto las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy como las de la canciller alemana, Angela Merkel, no tienen fin, porque nunca se llegará al objetivo de déficit, ya que se desploman los ingresos. "Una Europa alemana siempre fue un error; una Alemania europea, un éxito", llegó a mantener Griñán desde el antiguo Hospital a de las Cinco Llagas al recordar unas recientes declaraciones de Helmut Schmidt, uno de los dos legendarios primeros ministros socialdemócratas alemanes, cuando hace unas semanas, a sus 92 años, aseguró que "por primera vez, desde la fundación de la UE, la democracia está en peligro".

Griñán, como ya hiciese en el año 2009, cuando fue investido presidente por primera vez, volvió a situar a la educación pública -subrayó lo de pública a pesar de que su voz estaba seriamente afectada por un fuerte resfriado- como la prioridad de su Gobierno.

"Soy socialista por elección -dijo casi al final-, nací en una familia conservadora que supo apoyarme en mi libertad de elegir. Por eso, desde mis ideas (...) quiero dejar claro que, sobre todo, vamos a trabajar por la igualdad". Sabe que su desafío es harto difícil -reducción del déficit y gasto público combinados-, que quizás una victoria del socialista Hollande el domingo en Francia le ayude a una relajación del calendario del ajuste -lo que también le vendría bien a Rajoy- y quizás por ello, por la envergadura del reto, terminó citando al Quijote: "Cambiar el mundo no es locura ni utopía, sólo justicia".

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