Andalucía

La Junta califica la lucha por la igualdad como "una cuestión de Estado"

  • La Declaración Institucional aspira a "reconocer el esfuerzo de las mujeres andaluzas"

La consejera de Igualdad, Loles López.

La consejera de Igualdad, Loles López. / Julio Muñoz / EFE (Sevilla)

El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha aprobado este martes una declaración institucional con motivo del Día Internacional de las Mujeres, que se celebra este miércoles, en la que ha reivindicado, con rotundidad, que no existe "deber más importante ni prioridad más perentoria para ningún gobierno ni administración pública que luchar activa y decididamente" por la igualdad ya que "la lucha por la igualdad de hombres y mujeres una cuestión de Estado".

La declaración subraya que este 8 de marzo "se quiere reconocer el esfuerzo de todas las mujeres andaluzas y hacer bandera de ellas", como reza el lema institucional.

"Andalucía quiere y necesita ser una tierra de iguales, una tierra de concordia y libre de lastres que sepa poner el mundo en hora, para no perder ni un solo minuto del futuro que anhelamos. Poner el mundo en hora significa llevar esa igualdad real y efectiva sin más dilación a los campos, pueblos y ciudades; a los salarios, al empleo, a la educación, a las relaciones interpersonales y familiares, a la resolución de conflictos, a la vivienda, a la conciliación, a todos los ámbitos de la vida", remarca el documento institucional.

El Gobierno andaluz, conocedor del drama de la desigualdad, proclama "con más fuerza y determinación que nunca" su intención de combatirla con todos los medios a su alcance, y de trabajar sin descanso, con el conjunto de la sociedad, para que nuestra tierra sea "un espacio de igualdad real entre hombres y mujeres".

Texto íntegro del manifiesto

Este 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres, una fecha relevante del calendario en la que destacamos el papel de las mujeres en el pleno desarrollo de Andalucía y reivindicamos su protagonismo en un momento histórico de transformación profunda de nuestra tierra, nuestra sociedad y nuestra economía.

Mujeres y hombres somos iguales ante la ley, como no podría ser de otro modo, pero aún no lo somos en la vida real y en la práctica cotidiana, ni en ámbitos donde esa semejanza no solo es fundamental en términos estrictos de justicia, sino esencial para la legitimidad y el funcionamiento de una sociedad avanzada que aspira al progreso.

Así, en Andalucía, llegada esta fecha emblemática, es importante promover una reflexión crítica, tanto individual como colectiva, sobre el hecho de que las mujeres, y por lo tanto toda la sociedad, seguimos padeciendo los estereotipos, las rutinas y las convenciones que impiden que las personas, sin distinción de género ni de cualquier otra condición, tratemos igual y seamos tratadas igual en asuntos tan indiscutibles e innegociables como el disfrute de los derechos, el reconocimiento de los méritos, la consideración personal y profesional, la remuneración del trabajo hecho, el acceso al empleo, la asunción de responsabilidades familiares, la integridad física y la libertad sexual, entre otros muchos.

Tratándose de un mal inaceptable, indigno y deshonroso que perturba gravemente la convivencia, que denigra al ser humano y cuya erradicación es un imperativo ético, podemos afirmar, sin titubeos, que solo habremos alcanzado una cota de civilización digna de ese nombre cuando mujeres y hombres disfrutemos de la igualdad enriquecedora que hace grandes a los pueblos, las ideas y a las personas.

Desde Andalucía afirmamos hoy, con toda rotundidad, que no existe deber más importante ni prioridad más perentoria para ningún Gobierno ni Administración Pública que luchar activa y decididamente por esta aspiración, de la que dependen todos los engranajes de nuestra sociedad.

El avance de los tiempos no ha logrado, por desgracia y para oprobio colectivo, barrer estos residuos de épocas pasadas que, si siempre resultaron vergonzosos, hoy lo son mucho más al disponer de herramientas intelectuales, culturales, educativas, sociales y políticas más eficaces y potentes que nunca para eliminarlos. Y tragedias como la violencia machista, que debería ser un triste y lejano recuerdo, continúan llenando de horror y de amargura el relato de nuestra convivencia diaria, en su más amplia y cruel diversidad.

Por eso, todo lo que no sea acercarnos a ese objetivo con acciones reales y concretas se quedará en un discurso vacío; en un vano intento, en un simple amago, frustrante, retórico y estéril. Son los poderes públicos los que tienen que acometer las actuaciones necesarias en pro de la igualdad, y, sin perjuicio de ello, es la ciudadanía la que tiene el deber moral de exigírselo y de dar ejemplo.

En las empresas, en las aulas, en las redes sociales, en los medios de masas, en los espacios compartidos, en los usos y costumbres, en los modelos que trasladamos a la infancia y la juventud. Es esta necesaria implicación social e institucional la que hace de la lucha por la igualdad de hombres y mujeres una cuestión de Estado.

Y que, por lo tanto, requiere una política de Estado que contará siempre con el impulso, el apoyo y la colaboración leal de los andaluces. Este 8 de marzo queremos reconocer el esfuerzo de todas las mujeres andaluzas y hacer bandera de ellas, como reza el lema institucional.

De su legado, su fuerza, su compromiso. Mujeres que han roto, rompen y romperán techos de cristal para construir una Andalucía cada día más justa e igualitaria. Para ello trabaja el Gobierno de Andalucía, a través de políticas que están dando sus frutos.

Según los últimos datos publicados, la brecha salarial entre hombres y mujeres ha descendido un 12,7%, tres puntos más que la media española. Datos como éste evidencian que se están dando grandes pasos en este reto colectivo, pese al mucho camino que aún queda por recorrer.

Andalucía quiere y necesita ser una tierra de iguales, una tierra de concordia y libre de lastres que sepa poner el mundo en hora, para no perder ni un solo minuto del futuro que anhelamos.

Poner el mundo en hora significa llevar esa igualdad real y efectiva sin más dilación a los campos, pueblos y ciudades; a los salarios, al empleo, a la educación, a las relaciones interpersonales y familiares, a la resolución de conflictos, a la vivienda, a la conciliación, a todos los ámbitos de la vida.

El Gobierno andaluz, dolorosamente consciente del drama de la desigualdad, de sus causas y sus efectos, proclama con más fuerza y determinación que nunca su intención de combatirla con todos los medios a su alcance, y de trabajar sin descanso, con el conjunto de la sociedad, para que nuestra tierra sea un espacio de igualdad real entre hombres y mujeres.

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