"Eres más feo que un pie", dicen algunos donde otros optan por el "eres más feo que un tiro mierda". Los pinreles nunca han tenido buena prensa. El fetichismo zapatero, que igual socava fortunas que funde salarios mínimos, se divide entre ser lamido por erotómanos zumbados y dejar al aire gurruños sin evolución desde Atapuerca.

La nueva alcaldesa de Jerez -obviaré lo de flamante-, Mamen Sánchez (PSOE), lleva la contraria a Lipovetsky en eso de que "la moda son los demás". La moda soy yo, pensó el sábado, día de la toma (de posesión). Y se sacó los percebes de las sandalias con tacón.

La alianza entre la muy antigua costumbre de tirar fotos a las peanas de los políticos y el boom de transmitirlo absolutamente todo en las redes sociales hizo el resto. Nunca la política fue tanto de andar por casa, o por donde fuera, con los meñiques de Sánchez rebeldes y díscolos, enfrentados al cuatripartito. Ahí te quedas con ellos; nosotros, los dedos chicos, tan inútiles, vamos de antisistema. Pero tanta transparencia de los cargos públicos empieza a abrumar. ¿Tan necesitado está el electorado de presenciar hasta el último detalle de los cargos públicos?

En fin, que la erótica del poder quedó en Jerez a la altura del betún. Los chascarrillos en Twitter, los memes, lo viral, el trending topic y toda esa pesca fueron para las barcas de la alcaldesa Sánchez, con sus "dedos retrovisor" o a "lo velocirraptor"... Toda una explosión de humor tuitero.

Alguien ha recordado que Juliane Moore desfiló así en Cannes en 2013, con los meñiques bizcos. ¿Lo sabía Sánchez? Ni idea. Pero si quiso copiar a la actriz estaba condenada a la pifia. Voy a verla esta noche. A la Moore, digo. En Maps to the stars. O en Siempre Alice. O en Magnolia. De los pies a la cabeza. Como si es coja. No hay color.