Andalucía

Más de 30.000 andaluces necesitan cada año recibir cuidados paliativos

  • La sanidad pública debe resolver, en el desarrollo de la futura ley de muerte digna, cómo garantizar calidad y equidad en un contexto de envejecimiento demográfico y recursos limitados y heterogéneos

Más de 30.000 personas requieren anualmente en la comunidad autónoma cuidados paliativos. El proyecto de la denominada ley de muerte digna que prepara la Consejería de Salud los considera una pieza clave de su entramado. Es más; salvo por alguna peculiaridad del discurso ideológico que la sustenta (y las reacciones que éste genera), el Parlamento andaluz aprobará, en realidad (con permiso de Bernat Soria y su anuncio de regular el suicidio asistido, que es harina de otro costal), una norma de rango superior centrada en el desarrollo de los cuidados paliativos, sin dar un paso más allá de lo que actualmente permiten dos referentes legales básicos: el Código Penal y la Ley de autonomía del paciente.

Mientras el debate deriva hacia discusiones más o menos preciosistas, hay decenas de miles de personas en Andalucía en situación terminal que esperan recibir, junto con sus familias, en la medida de lo posible, alivio para su sufrimiento físico, mental y espiritual. La sanidad pública afronta esa demanda con una serie de recursos que funcionan, pero que son limitados y heterogéneos. Para organizar esa respuesta -y, en la medida de lo posible, potenciarla-, un amplio grupo de expertos ha redactado el Plan Andaluz de Cuidados Paliativos, con el año 2012 como horizonte de caducidad.

El Plan maneja dos escenarios a la hora de definir la población diana a la que se dirigen los cuidados paliativos. Un mínimo anual de 31.553 personas (en función de las muertes atribuibles al cáncer y a otros siete grupos de patologías) y un máximo de 62.887, escenario en el que los cuidados paliativos soportados por la sanidad autonómica abarcarían todas las causas de muerte excepto las relacionadas con el embarazo, parto y puerperio; las patologías perinatales; traumatismos, envenenamientos y causas externas.

Para atender la demanda actual existen más de 50 dispositivos de diferente complejidad, y no todos dependen de la Junta: precisamente, los expertos del Plan consideran que "los recursos son heterogéneos y responden a distintos modelos organizativos", dificultades que conllevan que el ámbito de actuación -especialmente el de los dispositivos conveniados- sea "limitado". Aunque en la moderna gestión sanitaria ya no se miden los recursos en número de camas (a pesar de que, sorprendentemente, ésa sea la base prevista por la Junta para cuantificar parte de la deuda histórica), resulta elocuente constatar que, según la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, Andalucía tiene 129 camas dedicadas a esta actividad. Esto es, casi 245 pacientes por cama en el escenario poblacional mínimo y casi 488 personas por cama con necesidades de cuidados paliativos en el escenario máximo. Los expertos precisan que, en este contexto, se valora más la atención de calidad a domicilio que el factor hospice, el de la capacidad de las instalaciones sanitarias. Pero seguro que, si las camas sirven para calcular la deuda histórica, son también útiles para orientarse sobre el estado de la cuestión.

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