Andalucía exporta con éxito el lince ibérico al resto de España
La población del felino crece al año un 20% tras las primeras introducciones procedentes de Doñana y Andújar
El acuífero de Doñana se desplaza por las extracciones de agua para riego

En el origen fueron Doñana y Andújar, tierras andaluzas, y desde entonces ha sido la historia de un éxito inesperado. El lince ibérico (Lynx Pardinus) consolida cada vez más su presencia en la Península Ibérica y ocupa ya zonas de cinco comunidades autónomas, incluso de territorios ajenos a su área de distribución histórica, además del núcleo en Portugal.
El último censo de población realizado en 2023 marcó cerca de 2.000 ejemplares, cifra ya lejana al centenar que en 2002 se ubicaba en el Parque Nacional de Doñana y la Sierra de Andújar.
Las tareas de recuperación de la especie comenzaron en Andalucía, donde "una vez afianzadas las poblaciones que había en la época, se dio comienzo a las reintroducciones" en otras áreas, ha explicado Javier Salcedo, coordinador del proyecto Life Lynx Connect.
Durante el programa Iberlince (2011-2018), la especie amplió su territorio con nuevas poblaciones en Castilla-La Mancha (Campo de Montiel y Montes de Toledo), Extremadura (Matachel) y el sur de Portugal (Vale do Guadiana).
Y ha seguido difundiéndose. Lo último ha sido en 2023, cuando el felino llegó a Murcia, con un grupo asentado en Lorca, y este año, cuando ha dado el salto al norte peninsular, estableciéndose en el Cerrato Palentino, además de en Cuenca, ambas fuera del área de distribución histórica del lince.
"Las reintroducciones han cumplido un papel básico", ha expresado Salcedo en unas declaraciones recogidas por Efe, quien ha destacado el valor de esas actuaciones que tanto han ayudado a alcanzar la situación actual. El ritmo de crecimiento medio de la población del felino ibérico es del 20% al año.
También ha subrayado el objetivo de conectar los distintos núcleos, que buscan unir por medio de pequeñas poblaciones intermedias: "Es mejor tener todas las poblaciones conectadas que contar con más linces pero que se encuentren desconectados", ha expresado.
También hay opositores
Las reintroducciones de este felino, que requieren de un "alto factor de aceptación social", además de variables como un hábitat adecuado y suficiente población de conejo, según explica Ramón Pérez de Ayala, responsable del programa de especies de WWF, chocan en ocasiones con la resistencia de sectores como el de la cacería o el agrícola.
En Cataluña, la presión del sector agrario llevó al Gobierno autonómico a dar marcha atrás en su intención de reintroducir esta especie. Otras, como Aragón o Zamora, también han visto frenados sus planes de reintroducción.
Pérez de Ayala ha detectado diferentes tipos de resistencias que van desde un "un cierto miedo a la novedad y a nuevas prohibiciones", la reticencia de una mayor presencia de gente en las fincas, muchas de ellas privadas, a conflictos políticos que "nada tienen que ver con el lince".
Para combatir esta oposición, se realizan jornadas de intercambio con colectivos que ya conviven con el lince para reducir los temores y mostrar que "no supone un problema para la gestión ni para seguir con sus prácticas habituales".
La clave, ha explicado Pérez de Ayala, está en la paciencia y la construcción de confianza a largo plazo.
El futuro de la especie
Basándose en un análisis de Lynx Connect en el que se combinan criterios demográficos y genéticos, Salcedo ha estimado que para alcanzar el "estado de conservación favorable" sería necesario contar con unas 1.100 hembras reproductoras, equivalente a entre 4.400 y 5.500 individuos, así como ocho nuevas áreas de población.
Entre las regiones potenciales para esa expansión se encuentra Castilla y León, Aragón —donde ya se han preseleccionado dos zonas—, la Comunidad de Madrid —con trabajos para identificar una zona idónea—, o Cataluña.
Pérez de Ayala ha destacado su expansión hacia el norte, que "cada vez más seco" alberga mejores poblaciones de conejo y que permite que, ante eventos drásticos de cambio climático, la población pueda dispersarse norte-sur.
No obstante, ha descartado su expansión en la cornisa cantábrica, debido a la escasa presencia de conejo, y ha detallado que los esfuerzos se centran en la Iberia mediterránea.
Salcedo y Pérez de Ayala coinciden en que el programa de recuperación del lince avanza en la dirección adecuada, "más rápido de lo previsto", y que actualmente se encuentran cercanos a la mitad del camino hacia el objetivo final de conservación.
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