La torridez abusa del Bajo Guadalquivir en Andalucía
Las comarcas cordobesas y sevillanas de la cuenca concentran el mayor número de municipios que sufren más de 25 grados en las noches estivales
La costa (Tarifa) y la montaña (Trevélez) son las áreas más frescas en las veladas de verano
El clima en 2100: 65 noches tropicales y 42 días a más de 40 grados
Los expertos avisan sobre los fuertes fenómenos que se avecinan por el cambio climático
Las noches de verano en el Valle del Guadalquivir son insoportables y lo serán siendo aún más si se atienden las predicciones en las que coincide la mayoría de los investigadores. Salvo los poetas árabes de al-Ándalus, cuyos recuerdos se remontaban a los pasajes desérticos de sus ancestros, pocos han sido capaces de inspirarse bajo el sopor que inunda el ambiente nocturno del Bajo Guadalquivir. Y son las comarcas de Córdoba y Sevilla las que más acusan la torridez a la que somete el estío no sólo de día sino también en su versión nocturna. Es en esas zonas próximas al Río Grande donde se concentran los municipios con un mayor porcentaje de noches con más de 25 grados durante los meses de junio, julio y agosto.
El fresco, en cambio, se traslada adonde suele, a las áreas costeras y a la montaña. Es el caso de un número de municipios de la costa de Cádiz, de Granada, Málaga y Almería, donde el porcentaje promedio de días estivales con menos de 25 grados centígrados baja del 60%. Los municipios andaluces con las noches más frescas se encuentran en la zona de La Costa de Tarifa, con el 27% de las noches veraniegas que sufren más de 25 grados, seguido de Trevélez, en la Alpujarra granadina, con un 42%.
Este análisis climático lo ha efectuado la Secretaría General de Medio Ambiente, Agua y Cambio Climático de la Junta de Andalucía para evaluar la necesidad de refrigeración en los apartamentos turísticos. En dicho informe, firmado por el jefe de Servicio de Evaluación y Análisis Ambiental, queda definido el concepto de “confort climático”, sensación agradable cuya ampliación del segmento turístico al de los andaluces que no tienen otra que sobrevivir a los veranos en casa se antoja como un deber ético de no discriminación. Las temperaturas dentro del calificativo de “confort climático”, explica la Junta de Andalucía, excluyen las conocidas como las “noches tórridas”, que son las que se superan los 25 grados.
Las temperaturas ajenas a esta definición afectan a la salud aparte de al confort de los ciudadanos, oriundos o forasteros. “Las temperaturas nocturnas iguales o superiores a 25 grados provocan un acusado estrés térmico si no se dispone de aire acondicionado, con efectos negativos en la salud humana”, recuerda el informe Estudio de confort climático en invierno y verano de los municipios andaluces recientemente publicado. La repercusión del calor está registrada en una multitud de estudios epidemiológicos, que abundan en la gravedad que se produce durante las olas de calor, cada más abundantes en Andalucía.
Como subraya el documento citado, “el calor nocturno puede provocar alteración o privación del sueño debido a los procesos necesarios de termorregulación. El motivo es que, para entrar en la fase de sueño profundo, el cuerpo necesita bajar el pulso, pero no puede hacerlo porque [el organismo] está trabajando para bajar la temperatura”. “Como consecuencia –recuerda la Junta–, superar la temperatura de confort térmico no sólo puede provocar la pérdida de sueño sino también problemas de salud, como dolores de cabeza, fatiga, pérdida de rendimiento o incluso un incremento de la mortandad a causa de problemas respiratorios o cardiacos”. Un estudio del Grupo de Climatología de la Universidad de Barcelona cifró en más de 17.000 personas muertas en Sevilla desde 2001 a 2014 por el agravamiento de enfermedades cardiovasculares o respiratorias a causa del calor.
A falta de una referencia normativa específica sobre el límite de temperaturas en hoteles, alojamientos de uso turístico o residencias, la Junta de Andalucía adopta como rango el correspondiente al confort climático del Real Decreto 486/1997 de 14 de abril, que establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares donde se realizan trabajos sedentarios propios de oficinas o similares. “En los locales de trabajo cerrados deberá cumplirse en particular las siguientes condiciones: la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentario propios de oficinas o similares estará comprendida entre los 17 y los 27 grados y que la temperatura de los locales donde se realicen trabajos ligeros estará comprendida entre los 14 y 25 grados.
La Secretaría General de Medio Ambiente, Agua y Cambio Climático considera para este estudio el periodo entre 1971 y 2020 en el que el Subsistema de Información de Climatología Ambiental (Clima) haya registrado medias para los meses de junio, julio y agosto un número de días con una temperatura que supera los 25 grados.
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