El viaje andaluz del alcalde de Nueva York

Bill de Blasio estuvo en Sevilla y Córdoba durante su etapa de estudiante y quedó fascinado con la figura del Rey

Bill de Blasio, el segundo por la izquierda, durante un picnic en el Patio de los Naranjos de Córdoba.
Bill de Blasio, el segundo por la izquierda, durante un picnic en el Patio de los Naranjos de Córdoba.
Anabel Calero

10 de noviembre 2013 - 05:04

Nueva York, la ciudad que casi todo el mundo desea visitar al menos una vez en la vida, ha elegido a su alcalde hace sólo unos días. El nuevo regidor de la Gran Manzana es Bill de Blasio, un progresista de 52 años que hasta hace poco era prácticamente un desconocido pero que ha conseguido convencer a más del 70% de los neoyorquinos con su discurso centrado en la pobreza, los más desfavorecidos y la necesidad de proteger a la clase media. De Blasio pronunció durante su intervención varias frases en español, pues conoce el idioma perfectamente ya que ha mostrado mucho interés por cuestiones políticas de Latinoamérica y también fue testigo del cambio político que sufrió la España de los 80.

El recién elegido alcalde de Nueva York realizó en el año 1982 un viaje que duró dos semanas y en el que visitó las ciudades de Madrid, Sevilla y Córdoba gracias a una beca presidencial de la universidad. El grupo estaba formado por unos 40 alumnos y uno ellos fue Barry Yeoman, un periodista freelance que ya entonces recuerda a De Blasio hablando "sobre pobreza y justicia social". Yeoman, que ha contado su experiencia a esta redacción, asegura que en esa época esas conversaciones ya intuían "su futuro como un líder político progresista".

El grupo de jóvenes recién graduados recaló en España en enero de 1982 y repartió la duración del viaje entre Madrid, Sevilla y Córdoba. Yeoman explica que el programa se basaba sobre todo "en la cultura, el teatro, la ópera y la lectura", pero también tuvieron tiempo de viajar. Una vez aquí descubrieron un país inmerso en profundos cambios. España acababa prácticamente de estrenar su democracia tras casi 40 años de dictadura y se preparaba para unas elecciones -que terminó ganando el Partido Socialista (PSOE)- bajo una difícil situación económica y con el debate de la OTAN en el candelero. El presente del país también estaba marcado por el rey Juan Carlos, con su popularidad en lo más alto debido al buen papel que jugó durante el intento del golpe de Estado que había sucedido hacía muy poco tiempo también. Yeoman recuerda que el rey "estaba en todos lados" y tanto él como De Blasio se quedaron tan entusiasmados con el personaje que le dedicaron una canción. Así, los dos, durante uno de sus viajes cambiaron la letra de la canción de Los Ramones I wanna be sedated por I wanna be Juan Carlos de la siguiente manera: "Never once confuse me with Francisco Franco/ I know, I know, I know!/ I-wan-wan-wan-wan-wan-wan-wan-wan-I wanna be Juan Carlos!".

El periodista Barry Yeoman recuerda especialmente que un viernes, durante su estancia en España, "cinco de nosotros cogimos un tren desde Sevilla a Córdoba" para conocer la ciudad. "Compramos comida y paseamos por la Judería hasta que llegamos a la Mezquita", asegura Yeoman. Una vez allí, en el Patio de los Naranjos, "tomamos un picnic con pan, queso, salami, vino, naranjas y chocolate". "Recuerdo que visitamos la Mezquita y el Alcázar y después cenamos algo en la estación de tren", antes de volver a Sevilla. El periodista asegura que tanto a él como a De Blasio le gustaron "la sencillez" de los monumentos andaluces así como que el tiempo "fue cálido" en su estancia española.

La cámara de Yeoman se rompió ese día pero todavía conserva algunas fotografías, como es el caso de la que ilustra esta información en la que aparecen el periodista, De Blasio y otros tres amigos que tuvieron la aventura cordobesa en el Patio de los Naranjos. Allí tuvieron la oportunidad de tomar el almuerzo en un enclave único.

Treinta años más tarde la vida de estos jóvenes ha cambiado por completo, pero la que más transformaciones ha sufrido -sobre todo en los últimos días- ha sido la de De Blasio, que ahora está al frente de una de las ciudades más importantes del mundo. El nuevo alcalde de Nueva York se ha forjado una imagen cercana con la historia de su infancia, pues su padre era alcohólico y no tuvieron una buena relación. De Blasio se casó con una afroamericana -con la que tiene dos hijos- que se había definido como lesbiana. Y ahora dirige el futuro de la Gran Manzana.

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