La gaditana viuda del Brigadier Churruca
EN RECUERDO DE LOS HÉROES DE TRAFALGAR (II)
Con 44 años, el recién nombrado comandante del ‘San Juan Nepomuceno’, se casó en Ferrol con María Dolores Ruíz de Apodaca y Beránger, de 19
Hija del teniente de navío Vicente Ruiz de Apodaca, su matrimonio con el ilustre marino apenas duraría seis meses
OSME Damián de Churruca y Elorza había nacido en Motrico, provincia de Guipúzcoa, el 27 de septiembre de 1761 y con apenas quince años, en 1776, se unió a la Armada ingresando en la Compañía de Guardiamarinas de Ferrol.
Si bien es cierto que se habla casi siempre de su arrojo como comandante del navío San Juan Nepomuceno en la batalla de Trafalgar en donde encontraría la muerte, hay también que ver otros aspectos de su vida en la Armada, en donde había realizado una gran labor como matemático, cartógrafo y artillero naval; un verdadero científico al tiempo que un gran marino.
Lo cierto es que la azarosa vida que le llevó a participar en diversas expediciones le supondría una verdadera entrega al servicio de las Armada. Su carrera naval haría que, en 1802, con apenas cuarenta años, alcanzase el grado de brigadier, lo que hoy sería contralmirante.
Todo ello, parece que contribuiría a que su vida personal estuviese un poco en segundo lugar, hasta que en febrero de 1805, al mismo tiempo que se le concedía el mando del navío San Juan Nepomuceno, el 1 de febrero y tomando posesión el 19, en el Departamento Marítimo de Ferrol, decidiera contraer matrimonio con María Dolores Ruíz de Apodaca y Beránger, joven gaditana y que en ese momento era también residente en esa dicha ciudad.
María Dolores había sido bautizada en la iglesia parroquial castrense del Real Hospital de Marina de Cádiz el día 17 de agosto de 1785, mismo día de su nacimiento, siendo su padre el entonces teniente de navío de la Armada Don Vicente Ruíz de Apodaca, también nacido en Cádiz, y su madre, Antonia Beránger, que era natural de Chacao, en la isla de Chiloé, próxima a Perú. María Dolores habría de vivir en diversas poblaciones de España al estar sujeta a los cambios de destinos que le imponía la vida de su padre, quien en ese año de 1805 era el Intendente graduado y Veedor del Departamento Marítimo de Ferrol, habiendo residido antes, junto a sus siete hermanos, en sitios tan dispares que iban desde Cádiz, a La Cavada en Cantabria o San Sebastián.
Las ordenanzas de la época, en concreto las del llamado Montepío Militar, obligaban a que, sin tener en cuenta la graduación ni la edad, dentro de la documentación a presentar para solicitar licencia real para contraer matrimonio, en ella debía de figurar, a su vez, una previa licencia y beneplácito de los padres de los contrayentes. Así, Dª María Teresa de Elorza, viuda entonces de Don Francisco de Churruca, otorgó el 5 de febrero de 1805, en Motrico, con toda solemnidad ante escribiente, ese permiso a su hijo el brigadier Cosme Damián “en atención a las relevantes buenas prendas y circunstancias que concurren en dicha Sra. Dª María de los Dolores Ruíz de Apodaca”. Por la otra parte, sería Don Vicente Ruíz de Apodaca, quien en Ferrol daría el suyo, el día 22 de febrero con las mismas solemnidades, para esa boda.
Cosme Damián Churruca elevó la petición de licencia real el día 1º de marzo y el 25 de ese mismo mes le fue concedida.
Se celebraría la boda del brigadier Cosme Damián Churruca, que entonces tenía 44 años de edad, con la joven gaditana, de apenas 19 años, María Dolores Ruíz de Apodaca, el día 2 de abril de ese fatídico año de 1805 en la iglesia Parroquial Castrense de Ferrol que entonces era la de San Fernando en el barrio de Esteyro.
La situación por la que atravesaba España hizo que el San Juan de Nepomuceno, al mando de Churruca, se hiciese a la mar el 10 de agosto para unirse a la escuadra hispanofrancesa y … nunca más volver...
La Escuadra llegaría a Cádiz el 20 de agosto y volvería a salir, de una manera definitiva, en octubre para enfrentarse a la del almirante Nelson.
El San Juan Nepomuceno, en el Combate de Trafalgar, el día 21 de octubre, sufriría las bajas de 100 muertos y unos 150 heridos antes de ser apresado por los ingleses. Entre esas bajas estaría la del propio comandante.
La ya joven viuda de tan efímero matrimonio que ni siquiera había durado seis meses, tuvo comunicación de la Real Orden que se dio el 27 de octubre en que, al tiempo que se comunicaban las bajas habidas en la Batalla de Trafalgar, se ascendían un grado a los participantes y en dos a las pensiones de los causahabientes de los caídos en el combate.
La consternación que habría de sufrir María de los Dolores se puede, quizás, apreciar en que no se conformó con ese frío listado publicado de las bajas, sino que, al mes de ocurridos los hechos, el 21 de noviembre, hizo se celebrase en la misma Parroquia Castrense de San Fernando de Esteyro en Ferrol en donde unos meses antes había contraído matrimonio, un “acto fúnebre” por el alma de Don Cosme, que sería inscrito en el llamado Libro de Muertos de esa mencionada parroquia como queriendo dar fe y mayor constancia de su triste final.
La vida llevaría a María de los Dolores Ruíz de Apodaca a contraer un nuevo matrimonio, con el oficial de la Armada Don Ignacio Chacón y Valle, viviendo muchos años en la ciudad de Cádiz en donde falleció el día 10 de octubre de 1830. Sería enterrada en el cementerio de San José a extramuros de la ciudad.
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