No a la incompetencia propia
"No temo a la competencia ajena, sino a la incompetencia propia"
NO sé si la frase es de Confucio, pero podría serlo. Y viene muy al caso de una noticia de esta última semana.
El Boletín Oficial del Estado ha publicado la creación de la Zona Franca de Sevilla, la primera de España que tendrá carácter fluvial, a diferencia de las marítimas de Cádiz, Barcelona, Vigo y Las Palmas. El salón de los tapices del Real Alcázar ha sido el escenario elegido por el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, para recibir, de manos del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el acuerdo por el que se constituye la nueva Zona Franca hispalense. En el acto, una nutrida representación de representantes sociales y, muy especialmente, de empresarios. "Una oportunidad para el empleo y la reactivación económica", se han apresurado a destacar ambos representantes políticos.
Hasta ahí el resumen de una noticia que, lejos de querer tirar por tierra, nos produce a los empresarios gaditanos una buena dosis de envidia sana. En apenas dos años, las fuerzas políticas y sociales de Sevilla consiguen vencer todos los escollos, que no son pocos, para conseguir, no ya un depósito franco -como los existentes en Algeciras, Alicante, Bilbao, Cartagena, Gijón, La Coruña. Las Palmas de Gran Canaria, Madrid-Aeropuerto, Málaga, Pasajes, Santander, Tarragona, Valencia, Villafría (Burgos) y Zaragoza-, sino toda una zona franca, con todo lo que ello acarrea.
Aquí, en la provincia más castigada de Andalucía por el desempleo, donde más se necesita consenso y unión, nos quedamos de brazos cruzados viendo cómo nos adelantan otros que sí son capaces de poner acuerdos sobre la mesa, en vez de peleas, confrontaciones y el 'no por el no', bajo un escenario de eternas e irracionales disputas partidistas.
Dos años, solo dos, ha tardado la capital hispalense en conseguir el visto bueno para la creación de su Zona Franca. Moverá un volumen de mercancías estimado en 1,7 millones de toneladas anuales. Dicho en términos económicos, unos mil millones de euros. Tendrá una extensión de 720.000 metros cuadrados en los terrenos de Torrecuéllar -de dominio público portuario-, que empezarán a vallarse en breve. El Ayuntamiento de Sevilla ya tiene preparada una partida de 3 millones de euros para el cerramiento de los terrenos. En muy poco tiempo, esa Zona Franca será una realidad con su correspondiente garita aduanera. Y tan sólo a 100 kilómetros de Cádiz.
La amenaza está ahí, pero no es mi papel, ni como empresario, ni como presidente de la CEC, tirar por tierra los éxitos de los demás. A los empresarios no debe asustarnos la competencia.
Pero sí es mi papel poner de ejemplo la Zona Franca de Sevilla para reivindicar, una vez más, la necesidad de consenso que necesita esta provincia, que se merece este territorio maltratado durante décadas por nuestras propias disputas cainitas.
Más de diez de años llevamos nosotros esperando que la Junta de Andalucía, el Gobierno, la Diputación y los ayuntamientos solucionen los escollos de lo que, hace una década, debía de haber sido la principal palanca de desarrollo empresarial de la provincia: Las Aletas.
Hace un par de semanas asistimos, en la biblioteca de Diario de Cádiz, a una sesión de buenismo y palmaditas en la espalda. Allí nos sentamos los interlocutores sociales (CEC, UGT y CC.OO.), junto a representantes institucionales y políticos de los dos principales partidos, PSOE y PP. Se nos prometió consenso por parte de los representantes socialistas y populares; consenso de verdad; "ahora sí", se nos insistió, como bien destacó el Diario en sus titulares.
Insisto: a los empresarios no nos asusta la competencia. Habrá que idear fórmulas para saber ganar ventaja competitiva frente a una zona franca, la de Sevilla, que aún no tiene salida directa al mar y el hándicap de la falta de calado del río. El dragado ha generado muchas dudas por lo que pueda afectarnos en las riberas del Guadalquivir y sus consecuencias medioambientales.
Aprovechemos este guantazo sin manos que ha supuesto la noticia para reaccionar y espabilarnos, para despertar del letargo al que las peleas nos tienen sometido. Hay que trabajar de manera decidida. Ya. Sin perder más tiempo, enterrando el hacha de guerra de las confrontaciones políticas. Nuestro reto se llama Las Aletas, el corredor ferroviario del Campo de Gibraltar, el ferrocarril de la Cabezuela, el peaje, etc.
Reivindiquemos la política con mayúsculas, la de gobernantes con la grandeza que se les debe suponer. Cambiemos el disenso por el consenso. Fuera el chovinismo territorial y caduco.
Abandonemos la incompetencia.
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