Mi querido Juan

Cada vez me van quedando menos lágrimas y menos fuerza para aceptar los duros golpes que nos viene asestando la vida de un tiempo a esta parte. Y escribo esto dolorido y harto ya de sufrir la marcha temprana y repentina de tantos amigos gaditanos que se desvivieron –qué triste paradoja- por el Carnaval de nuestra tierra.

Unos inmortalizándolo en sus coplas: Creo en ti, oh poderoso Carnaval gaditano… Siempre te estaré esperando en la orillita de la Caleta… otros cantándolo con la voz del alma; de Catalán Chico a Caracol; y tú, mi querido Juan, poniéndole el alma a la voz de tu corazón, grande y gaditano como el barrio de la Viña, como tu Gran Teatro Falla, donde pasaste toda tu vida pintando de manera magistral nuestras coplas, nuestros tipos y todo lo que acontecía sobre su escenario, logrando que lo ensoñaran a través de la radio como si lo estuvieran viviendo desde el mismísimo paraíso los que no tenían un duro, los currantes de guardia, los hospitalizados y, desde hacía ya tiempo, los viejos románticos que como yo dejamos de asistir al teatro por razones obvias para seguir el Concurso a través de la radio con Juan Manzorro, la voz de Cádiz por excelencia. Esa voz que hoy se ha apagado para siempre.

Y te has ido, Juan, fíjate qué paradoja, el domingo de Carnaval. Ese Carnaval que allá arriba ahora estarás poniendo en solfa, o sea, al 3x4 gaditano, volcándote como siempre en elogios con Juan Carlos y Manolo Santander, pasando por ese inmenso coro de grandes gaditanos que hoy precisamente, primer domingo de Carnaval, faltarán contigo por vez primera a tu cita con el Mercado de Abastos; desde donde tú, querido Juan, impertérrito, subido a su techo con micrófono en mano narrabas con tu singular maestría la gran jornada de coros y tangos de nuestra querida tierra. Cádiz, tu tierra querida, Juan.

Adiós, Juanito; que es como a ti te gustaba que yo te llamase. Hasta siempre, mi querido y admirado Don Juan Manzorro.