Este documental sobre el gran actor irlandés Richard Harris (1930-2002), protagonista de títulos memorables como Camelot, Los cañones de Navarone, Crownwell, Mayor Dandee, Un hombre llamado caballo o El desierto rojo, dos veces nominado al Oscar, ganador de una Palma y un Globo de Oro, es, sobre todo, una investigación íntima a través de sus hijos sobre quién fue en realidad ese personaje airado, furioso y pendenciero, bebedor y adicto, actor de talento gigante y voz poderosa creado por el propio Harris como una suerte de máscara para sobrevivir al éxito (deseado) y jugar al escondite con su tiempo.  

Es precisamente su hijo Jared, también actor (lo recordarán por series como Mad men o Chernobyl), quien hace de guía principal por el particular baúl de los recuerdos sonoros y visuales que no carga precisamente el peso sobre sus principales apariciones en el cine, de aquella El ingenuo salvaje de Lindsay Anderson que lo catapultó desde el Free cinema a sus últimos papeles en El prado, Sin perdón, Gladiator o Harry Potter, para indagar en entrevistas, filmaciones caseras, reportajes y declaraciones menos conocidas sobre esa faceta íntima, la de un amigo leal, un padre cariñoso, un profesional impecable y un hombre de trato relativamente fácil, que se transformaba en huracán de violencia y provocación cuando mediaban el alcohol y las drogas a las que estuvo enganchado hasta bien entrada su decadencia.

El Harris de este documental rememora su Irlanda natal como arcadia recurrente y forja de la identidad competitiva e impulsiva, recorre los escenarios y locales del Londres emergente de principios de los 60 donde se forjó el artista-personaje, y revela esos objetos que activan la memoria de familia, colaboradores y amigos que ayuda a reconstruir una imagen contradictoria y compleja que combina las luces y las sombras de un tipo empeñado en triunfar en la canción (MacArthur Park), capaz de tirar su prestigio por los suelos con tal de acompañar a una joven esposa (Ann Turkel) en títulos infames, de escribir poemas ripiosos al conflicto irlandés o de aceptar su popular papel de Albus Dumbledore para satisfacer los deseos de una nieta.

El documental de Adrian Sibley también es un recorrido por aquellas masculinidades del éxito popular (Burton, O’Toole, Finney…) cimentadas en la incorrección política y la permisividad del contexto, el retrato de un hombre marcado por una dura relación paterno-filial nunca superada que se disfrazó toda la vida de joven inconformista de clase obrera cuando, en realidad, sus orígenes nunca fueron precisamente humildes.