Las ciudades invisibles | Crítica

El alquimista Italo Calvino

  • El italiano cumple este 2023 los cien años, y Siruela está reeditando la prolífica obra de quien fuera un extraordinario fabulador de lo real y lo fantasioso. Entre sus libros espera 'Las ciudades invisibles'

El fabulador Italo Calvino.

El fabulador Italo Calvino. / Siruela

Evoca Luis Alberto de Cuenca, en su texto conmemorativo del centenario de Italo Calvino (Santiago de las Vegas, Cuba, 1923-Siena, Italia, 1985), la última vez que vio en persona al autor italiano. Fue en Sevilla, en septiembre de 1984, en el ya histórico encuentro sobre literatura fantástica, organizado por la UIMP en el Hospital de los Venerables, y que acogió como ponentes, entre otros cacúmenes, a Jorge Luis Borges, el propio Calvino y Gonzalo Torrente Ballester.

El autor de decenas de libros, muchos de ellos inolvidables para tantísimos lectores (Si una noche de invierno un viajero, El sendero de los nidos de araña, Palomar, Marcovaldo o la popular y sutil trilogía Nuestros antepasados formada por El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente), fallecerá justo un año después de aquel simposio sevillano. En este 2023 Calvino cumple cien años, razón festiva por la que la editorial Siruela ha tenido a bien reeditar su ingente obra con nuevas ediciones y portadas, cuyos diseños se inspiran, muy calvinianamente, en un antiguo alfabeto del siglo XVI.

De entre todo el catálogo del autor, hay un libro quizá que espera cual arpa de Bécquer –lo sugiere el mismo Luis Alberto de Cuenca– a que una mano pulse sus cuerdas para extraer de ellas las notas más hermosas. Dicha obra es este ya célebre glosario sobre ciudades reales o fantásticas, probables o improbables, verosímiles o ficticias. Son Las ciudades invisibles, creadas imaginariamente (o no), y que el viajero Marco Polo le va detallando, audiencia tras audiencia, a Kublai Kan, emperador de los tártaros. Kublai Kan, descendiente del gran Gengis Kan, era en realidad el emperador de los mongoles y no de los tártaros (lo refiere equivocadamente el mercader veneciano en Il Millione). No obstante, para la tradición literaria, Calvino quiso preservar el equívoco en su libro.

Calvino propone un glosario sobre ciudades reales o fantásticas, probables o improbables

La primera edición de Las ciudades invisibles fue publicada en 1972 por la editorial Einaudi, en Turín, sello para el que de hecho trabajó como publicista y editor. El presente volumen, traducido por Aurora Bernárdez (primera esposa de Julio Cortázar), cuenta en su Nota preliminar con un texto inédito escrito originariamente en inglés por Calvino (29 de marzo de 1983) para los estudiantes de la Graduate Writing Division de la Columbia University de Nueva York (hace de ello, pues, justo cuarenta años).

Portada de 'Las ciudades invisibles'. Portada de 'Las ciudades invisibles'.

Portada de 'Las ciudades invisibles'. / D. S.

Alegoría de cuarzo y arena, fantasioso vademécum para urbanistas, historiadores y arquitectos de dentro y fuera del tiempo, Las ciudades invisibles (cada una de ellas lleva el nombre de una mujer) evocan no sólo una idea atemporal sobre la urbe, sino que desarrolla, como explica el propio Calvino, una discusión sobre la ciudad moderna, que se trasparece a veces de forma implícita o más explícita en cada uno de los relatos. La exigencia formal (igual que el planteamiento inicial con el que concebía todas sus obras), llevó al escritor a agrupar cada uno de los textos sobre ciudades imaginadas bajo un cintillo adecuado a su propósito (Las ciudades sutiles, Las ciudades y los ojos, Las ciudades escondidas, Las ciudades y el nombre, Las ciudades y los signos, etc.).

De ahí, pues, la embriaguez de realidad y evanescencia, de materialidad y ensueño ficticio que emana de cada una de estas ciudades, sobre cuyos detalles y peculiaridades escucha el embelesado kan de los tártaros, preso de melancolía, al comprender, bien que tardíamente, la falta de encaje que tiene su ilimitado poder sobre un mundo incierto. Escucha así, por boca de Marco Polo, que Sofronia está compuesta por dos medias ciudades. Asimismo, otras dos ciudades son las que ve el viajero al llegar a Valdraba, erigida a orillas de un lago (una ciudad es la que se halla sobre el espacio lacustre y la otra la que se muestra invertida en su reflejo). ¿Y qué sucede en la ciudad bidimensional de Moriana? ¿Y qué sensación deja Fílides, la ciudad que hace decir a quien la deja atrás “Feliz quien tiene todos los días a Fílides delante de los ojos y no termina de ver las cosas que contiene”?

Todas ellas son las ciudades invisibles, enigmáticas, pero que emergen en clave real, ocultas en la apariencia.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios