Orden de alejamiento | Crítica

Lo que nos queda de un amor

  • Jesús Beades regresa a las librerías con un poemario sobre el amor tóxico y la ruptura, que ha sido merecedor de un accésit del Premio Jaime Gil de Biedma

Jesús Beades.

Jesús Beades. / DS

Son las tres heridas de Miguel Hernández y son los tres grandes asuntos de la literatura: el amor, la muerte y la vida. Cuánto se ha escrito a partir de estos temas y cuánto, aún, nos queda por decir acerca de estos temas. Quizá sea esa una de las particulares de la poesía: su infinita capacidad para manifestar, de nuevo, lo que tantas veces se ha manifestado.

Sobre el amor -o el desamor- escribe Jesús Beades en su último poemario, Orden de alejamiento. El poeta nos trae la historia de una relación sentimental ya rota, y reflexiona y recrea esa atmósfera en la que se respiran odios, resentimientos, ausencias, dolor, toxicidad. ¿Es lo que tantas veces nos han contado en endecasílabos, asonancias, versolibrismos, metáforas a lo largo de los siglos? En sustancia, claro; pero no en la forma. Uno de los aciertos de Beades, a la hora de confeccionar sus poemas, es la supresión de los signos de puntuación. Con este recurso, el poeta consigue transmitirnos esa experiencia de desolación y caos que acompaña a la ruptura. Leemos Orden de alejamiento y su ritmo representa el ritmo de una pareja rota. Es decir, Beades no sólo dice en la palabra, también en la música -elemento crucial de la poesía-.

Otro hallazgo del libro son algunos de sus símiles. Ponemos el ejemplo del poema Mitad: “una ruptura así destroza el mundo/ abre una zanja inmensa que separa la vida / en dos mitades siempre tiritando de frío/ incompletas enfermas buscando su otra parte/ gimiendo como heridas en la sombra”. O en el poema Cicatriz: “el sol el mar la música los besos/ sentir que todo encaja y el amor es verdad/ que la vida y tu cuerpo son verdad/ lo intento y es ahora como un hueco borroso/ como una cicatriz en medio de la nada”.

No incurre Beades en imágenes desgastadas ni en el “engaño sentimental”. Es decir, aquí el poema merece por su trato y no por el tema que trata. Si nos tuviéramos que quedar con un poema del conjunto, destacamos Caja, cuya idea resume el estado de ánimo de todo desamor: “si pudiera juntar todo lo bueno (…) / lo metería todo en una caja lo enterraría lejos/ para no verlo nunca porque duele/ mucho más que lo malo”.

Orden de alejamiento se ocupa de lo que tantos se han ocupado. Pero la mirada, y la forma de expresar esa mirada, lleva la firma de Jesús Beades. El oído aquí es vista, y la vista, todos los sentidos.

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