La Real Sociedad sigue abonada a Agirretxe que con dos goles, uno de ellos en el minuto 90, remontó ayer a un Eibar que ofreció una estupenda imagen en Anoeta.

El Eibar más descarado y ofensivo que ha pisado el estadio realista mostró la dualidad de esa nueva forma de jugar muy gráficamente en los diez primeros minutos, en los que entró al partido muy enchufado y también con sus líneas muy abiertas.

El conjunto de Mendilibar marcó después de un primer aviso el 0-1, por medio de Borja Bastón, pero antes de que la afición local se pusiera nerviosa y con mucho público todavía por acceder al graderío, empató Agirretxe al rematar un balón que venía rechazado de la defensa eibarresa.

El derbi se igualó a partir de esos primeros instantes locos, el fútbol recuperó la cordura de los derbis equilibrados de años anteriores y la primera mitad transcurrió algo más plácida para ambas defensas, que tenían que extremar el control en Keko por el lado visitante y en Agirretxe por los blanquiazules.

El Eibar incrementó su presión y presencia en el área donostiarra en el tramo final del primer período, hasta el punto que parecía que la Real jugaba fuera a la contra y, al borde del descanso.

La Real mejoró en el segundo tiempo con el apoyo de Vela. Eusebio Sacristán, consciente de que este resultado enterraba muchas ilusiones de futuro, metió más potencia en ataque con la pareja Agirretxe-Jonathas, en busca de ese segundo gol que pudiera dejar los puntos en casa.

El Eibar no se descompuso y siguió llevando peligro. El toma y daca final benefició a la Real en el último minuto cuando, en una jugada de cierta fortuna, encontró el gol de Agirretxe.