Cádiz B-Guadalcacín | Crónica

Nada que hacer en El Rosal (1-0)

  • Los de Jesús Mendoza no pueden ante un rival que hace lo mínimo para ganar

  • Rosales y el técnico son expulsados

Marín intenta tapar la internada de un cadista.

Marín intenta tapar la internada de un cadista. / cádizcf

Nueva derrota del CD Guadalcacín dejando una pobre impresión en la ciudad deportiva cadista, donde el equipo de Jesús Mendoza fue víctima de su estado de ansiedad y nervios por la pésima situación clasificatoria. El Cádiz B marcó en una de sus dos llegadas en la primera mitad pero tampoco estuvo a la altura de lo que tiene acostumbrado este curso. El filial se contagió del bajo ritmo de los visitantes y acabó realizando un encuentro soporífero, sobre todo en la segunda parte.

En los primeros instantes dio la sensación de que el Guada estaba enchufado al ejecutar una presión alta a la salida del balón del adversario. Diego Galiano y Luis Castillo alentaban a los suyos para estar encima de cada jugada e incluso no dudar de ir al cuerpo a cuerpo, cometiendo falta en muchas ocasiones, con tal de no dejar crear a un enemigo con más calidad. El primer aviso lo dio el cadista Franco en un lanzamiento lejano que detuvo Lebrón. Eso sucedió a los nueve minutos. La réplica del Guada, en el 14', la firmó Fran Jiménez con un cabezazo que se fue alto tras un centro de Alberto al primer palo.

El escaso juego de unos y otros se mantuvo hasta la jugada del único tanto. Una acción que nació en la banda derecha con un centro pasado de Moisés que Javi Navarro tocó con el pie de forma poco ortodoxa aunque con la fortuna de situar el esférico en el poste contrario de Lebrón, que no se esperaba ese remate tan extraño del extremo cadista.

Hasta el descanso no hubo nada reseñable salvo el centrocampismo de un filial amarillo que tocaba con comodidad pero que carecía de profundidad y frescura para comprometer a la zaga del Guada, que bastante tenía con aguantar físicamente después de una semana exigente por la celebración de una jornada el pasado jueves.

A la vuelta de vestuarios el árbitro empezó a complicarse con un encuentro que tenía poca historia. A la primera de cambio mandó a vestuarios, expulsado, a Jesús Mendoza sin saber nadie realmente qué había sucedido. Todo ello fue aumentando el estado de ansiedad de unos jugadores del Guada que tenían los nervios a flor de piel y que eran visibles y notorias las discusiones entre ellos ante el asombro de los aficionados y de los rivales. Javi Moreno, por los locales, y Alberto, por los visitantes, se retiraron lesionados pero ni siquiera la entrada de aire fresco desde el banquillo cambiaba el escenario. El árbitro y su asistente de la grada principal volvieron a la carga al mostrar la segunda tarjeta amarilla a Rosales por estar éste hablando, de corregir posiciones, con un compañero. Hubo risas en la grada al no entender la decisión del colegiado.

El choque entró en su fase decisiva con los jugadores del Cádiz B haciendo cada uno la guerra por su cuenta y los del Guada encerrados en su área despejando balones y discutiendo entre ellos los errores en la marca y otras deficiencias. Pese a todo lo negativo del cuadro visitante, Corral dio el susto a la parroquia local, en el 84’, con un lanzamiento desde una posición escorada que Cristian Arco detuvo con seguridad. Era el temor de llevar una ventaja mínima que al final resultó suficiente para que en El Rosal se impusiera la lógica en un encuentro para olvidar.

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