La decepción del algecirismo se produjo por el penalti errado, pero sobre todo porque éste llegó cuando la tropa de Pablo más estaba mereciendo el gol que no llegó. Había protagonizado un partido de cuchillo entre los dientes, ante un rival cargado de kilómetros en esta Tercera de nuestras entretelas, con una defensa -liderada por Chiqui- que no entiende de barcos y un ataque -con Abel, Carrasco y Óscar Silva- con más peligro que un indio detrás de un árbol.

La primera parte fue horripilante. Al principio, con el ímpetu del arranque, el Algeciras se acercó a la portería de Moi, pero no hizo trabajar al portero. En el minuto 13, Raúl Domínguez sorprendió con una falta transformada en un obús que Moi repelió a córner. Y cuando la gente bostezaba, Raúl Domínguez protagonizó un detalle de calidad para superar al lateral del Sanluqueño y se la dejó en corto a Alvi,que la estrelló en la cepa del poste derecho de Moi.

Tras el descanso, el Algeciras comenzó a hacer circular con más fluidez el balón por el centro del campo (Javi Chico y Dani Venegas, desaparecidos antes, omnipresentes después) y se deshizo del juego espeso de los primeros cuarenta y cinco minutos. En el 74, el visitante Benítez se sacó de la manga un chut raso desde lejos que obligó a Félix a estirarse. Después, el Atleti se defendió con uñas y dientes.