Histórica primera derrota en Belgrado

El pabellón Pionir celebró la primera victoria sobre el Real Madrid después de despedirle como ganador en otras 12 visitas con un encuentro paradigmático para los blancos, avasallados en la pintura durante la primera parte y agarrados al coraje y a los pocos hombres que le mantienen a flote (Llull, Reyes y el estadounidense Quinton Hosley) para intentar el milagro en la segunda parte.

El Real Madrid nunca había perdido en el pabellón Pionir, uno de los feudos históricos de la canasta europea. Pero el talento parece surgir de una fuente inagotable a orillas del Danubio. Los grandes clubes se acercan cada años para fichar a jugadores jóvenes y con proyección. El Partizán los suple como piezas de dominó.

Los títulos no llegan porque no les dan tiempo a consolidar un proyecto. Pero el carácter, el ambiente y todo lo demás permanece inmutable. El Partizán hizo un retrato perfecto del Madrid. Le sacó de la zona en la primera parte cogiéndole 10 rebotes ofensivos, algunos sonrojantes, y bombardeándole desde el perímetro.

El descanso dio un respiro al desfigurado bloque dirigido por Joan Plaza con unas estadísticas sorprendentes: seis de 12 triples y 28 rebotes para los de casa (10 ofensivos) por cero de cinco triples y 11 rechaces (tres defensivos) en las cuentas blancas.

Al Madrid le salvaron la cara sobre todo Llull y Reyes, que enseguida tuvo que salir para frenar al enorme Slavko Vranes (2,29 metros). Pero las faltas le condenaron y también a su equipo.