Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Hípica · Concurso Internacional de Doma Clásica en la Real Escuela

José Antonio García Mena o el hijo de la pirueta

  • El jinete gaditano y el caballo español "Norte Lovera" se imponen en la prueba libre con música de doma clásica. Mil trescientas personas aplaudieron la fantástica prueba del dúo.

No ha sido fácil ver estos días piruetas como las que ayer se sacó del tuétano el tordo ya mayorcito "Norte Lovera", que se expresó bajo el asiento del excéntrico José Antonio García Mena, que entró en la pista cubierta de la Real Escuela como un absoluto genio, un loco de los ejercicios reunidos, de la precisión, del piaffé, del passage, de los cambios de pie en series continuas. Será porque jinete y caballo se conocen desde hace más de una década o porque los dos han perdido la cabeza o el miedo escénico pero lo de ayer fue memorable.

Tendríamos que remontarnos a los tiempos de "Evento", otro extravagante deportista de la pirueta, para sostener un parecido razonable. Al caballo de José Antonio García Mena le sienta bien el levante de La Janda, le refresca las ideas, le devuelve la vida y el vigor de su pasado. El Pura Raza Española tiene toda la nobleza de su raza para comportarse en la pista con todo el saber estar de su linaje y toda la sangre que se le exige a un deportista de su categoría para convertirse en un tirachinas cuando Mena le pide con la espuela.

Los dos acabaron la faena poniendo en pie a las mil trescientas almas que llenaron el graderío del edifico en el que cada semana se celebra el show ecuestre Cómo bailan los caballos andaluces. Aplausos, ovación, gritos de ole, aplausos también para el ganadero, que cruzaba los dedos en primera fila... Al público jerezano le brotó la emoción cuando el Pura Raza Española se aplomó para el saludo final, una prueba que pasó a puntuarse con un setenta por ciento de nota media, pues los ejercicios del conjunto gaditano se movieron entre los setenta y cuatro puntos y los setenta y ocho, escala en la que ya se mueven los caballos europeos.

La Federación Ecuestre Internacional sometió a las instalaciones jerezanas a un test de estrés antes de dar luz verde al tres estrellas de doma y, poniendo sobre todo la lupa en las ajustadas dimensiones de la pista cubierta, que mide exactamente 60x20. No fue fácil pero finalmente el comité organizador supo presentar argumentos ordenados al organismo ecuestre y conseguir que la prueba de Gran Premio se celebre en una pista que hubiera necesitado varios metros más por cada lado para adaptarse a la normativa de concursos internacionales. Y sí, Jerez ha sido una excepción, pero la causa lo valía.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios