Mito más allá de las cuatro ruedas

Elmar Dreher (Dpa) / Stuttgart

05 de octubre 2012 - 05:02

"No soy ninguna leyenda; simplemente, una persona que sabe disfrutar". Así se autodescribió alguna vez Schumacher. Demasiado escueto. Al cabo se trata del piloto de Fórmula 1 más exitoso de todos los tiempos. Nació el 3 de enero de 1969 en Hürth-Hermülheim y a los cuatro años disfrutó de su primera experiencia en un kart. Su padre, Rolf, fue albañil de chimeneas antes de convertirse en mecánico de la pista de coches de Kerpen, y su madre, Elisabeth, trabajó en la cocina de aquel circuito. A la familia no le sobraba el dinero para invertir en el futuro de Schumi. Gracias a su talento, ambición y una voluntad increíble para ganar, encontró patrocinadores privados que le financiaron su imparable ascenso.

Willy Weber se hizo cargo de su carrera en 1989. Una sentencia de prisión al piloto de Jordan Bertrand Gachot en 1991 le abrió las puertas de la máxima categoría. Debutó en Spa-Francorchamps, donde abandonó al inicio. Aun así, Benetton lo contrató.

Un año más tarde y en el mismo circuito, Schumacher conquistaría el primero de sus 91 triunfos. En 2004 y con 35 años, allí se llevó su séptimo título mundial. Tras dos coronas en Benetton, su era en Ferrari, desde 1996 hasta 2006, lo encumbró al Olimpo con cinco entorchados. Se marchó tras aquel año, pero su vida fuera de las pistas no lo llenó. En la víspera de la Nochebuena de 2009 anunció su regreso a la Fórmula 1. Lo que comenzó como un idilio con Mercedes ha terminado con final amargo.

Vive en una mansión a orillas de un lago en Suiza. Pese a su riqueza, nunca se vio tentado por el glamour y el lujo. Disfruta del tiempo con su mujer, Corinna, y con sus hijos, Maria y Mick. También le gusta compartir una cerveza y carne asada con sus amigos. Además, es un apasionado del fútbol.

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