La expulsión de Ñoño marca otro traspié isleño (0-0)
El San Fernando no arranca, no termina de encontrar el rumbo. Al equipo isleño se le ha gripado la moto y no hay manera de que ésta eche a andar. Ayer no tuvo su día, el equipo de Pepe Masegosa ofreció su peor versión y volvió a ceder un empate.
Y como resultado no está nada mal. El bagaje es de cinco partidos y una sola derrota.La diferencia es que si ante el Cádiz, Villanueva o Betis, la imagen ofreció todo tipo de optimismo, ayer fue todo lo contrario.
La imagen no fue buena y no lo fue porque Ñoño se cargó el partido en una niñería, una tontería, una estupidez que le costó a su equipo el perder el rumbo, el no encontrar el sitio en el campo y le dio a los murcianos toda la vida del mundo. Es más, los hizo grandes, cuando minutos después eran muy pequeñitos.
Esa fue la clave del partido. La expulsión de Ñoño, porque en el caso contrario la cosa posiblemente, y seguramente, hubiese pintado de otra forma, de otra manera. En estos partidos duros con dos equipos necesitados, es vital ser once contra once.
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