Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

gran premio de españa de motociclismo

"He llegado por cabezón"

  • El isleño Jesús Robledo es uno de los tres fotógrafos españoles que cubre el Mundial: "Soy un privilegiado"

  • Trabaja para la agencia italiana Milagro

Jesús Robledo, de San Fernando y jerezano de adopción, en el Circuito de Jerez cubriendo el Gran Premio.

Jesús Robledo, de San Fernando y jerezano de adopción, en el Circuito de Jerez cubriendo el Gran Premio.

Jesús Robledo, natural de San Fernando y residente en Jerez, es uno de los tres fotógrafos españoles que cubren el Mundial de MotoGP. Un privilegiado porque "siempre tuve claro que me quería dedicar a la fotografía deportiva". El isleño ha desembarcado este año en la agencia italiana Milagro, 'pata negra' que trabaja entre otros para los equipos Honda, Yamaha y Ducati y son también los fotógrafos oficiales de Valentino Rossi. Admirador de Kevin Schwantz, Robledo lleva desde 2009 relacionado con el mundo de las cuatro y dos ruedas. Tras diplomarse en Diseño Gráfico en la Escuela de Arte y pasar por Barcelona, donde cursó estudios de fotografía en la Escuela Groc, regresó a Andalucía en 2007 para trabajar en una agencia de publicidad de Chiclana relacionada con el mundo de la construcción. Con la crisis, "tocó reinventarse" y el recordado Paco Melero le rescató "para trabajar en las pruebas deportivas que la Andaluza de Automovilismo organizaba". Poco a poco se fue abriendo camino, se adentró en el Campeonato de España de Velocidad -Motodes- con el equipo jerezano VRC Team de Juan Velarde. Más tarde llegó el FIM Repsol -el pasado fin de semana estuvo en Valencia- y comenzó a trabajar para la revista Motorbike Magazine, además de otras colaboraciones con el equipo LaGlisse y Canon.

Robledo relata así su llegada a la agencia italiana: "Para mí son los mejores, tienen un punto de vista diferente que coincide con el que baso yo mi fotografía, me gusta hacer cosas creativas. Soy el primer español que trabaja con ellos. Podía haber entrado en el Mundial de muchas otras formas pero nunca pensé que iba a ser de esta manera". Y trabajo no le falta: "Trabajamos con Yamaha oficial, Honda oficial, Ducati, Aprilia, somos los fotógrafos de Valentino Rossi, Sky Team, Moto2 y Moto3, Gresini... una barbaridad; los que más clientes tenemos del Mundial", apunta.

Viajes, desplazamientos a veces transoceánicos, de hotel en hotel, de circuito en circuito... Es una profesión dura pero también "agradecida" y señala que "siempre he tenido claro que me quería dedicar a esto. Cuando me llamaron para dar este paso era un sueño hecho realidad. Llevo muchos años luchando por hacer esto y no ha sido nada fácil llegar aquí. Creo que he llegado no por bueno sino por cabezón, le he puesto mucho empeño y para una persona de aquí es más difícil llegar porque tenemos muchos menos medios".

A muchos aficionados les puede parecer que estar rodeado todo el día de pilotos y vivir desde dentro el mundial de motociclismo es un privilegio "y lo es" pero es un trabajo no un hobby: "Yo estoy supercontento de estar ahí y no lo cambio por nada porque es mi forma de vida y es lo que me gusta pero la gente sólo ve lo bonito y esto también es duro. La gente se cree que en los circuitos estamos de cachondeo y no; me levanto a las siete de la mañana, llegas al circuito después de una caravana de la hostia, hay que cubrir muchísimas cosas y cuando terminan las carreras no te vas a tu casa, te pones a editar y a mandar fotos; te llama no sé quién porque hay que hacer una foto de equipo o a algún cliente... Se trabaja con mucho estrés. Es verdad que eres un privilegiado y que estoy en lo que me gusta pero esto es un trabajo. Es más, muchas veces me dice amigos "qué carrerón", pero es que nosotros no vemos la carrera, estás pendiente de una curva, que tienes que sacar a un tío enfocado, medir la luz... Estás en la carrera pero no ves las motos. Luego en casa sí me las pongo y las veo tranquilo aunque no siempre es posible".

Lo que peor lleva el fotógrafo isleño es el asunto de los viajes: "Los que somos de Cádiz lo tenemos mucho más difícil porque todos los desplazamientos son con escalas. Los viajes son muy cansados porque además no vas de vacaciones con una maleta y ya está. Llevas equipos muy caros que por nada del mundo quieres que vaya en una bodega y en los aviones siempre te ponen pegas, llevamos un equipo muy caro que no quieres por nada del mundo que vaya en la bodega de un avión. La maleta con mis cámaras pesa 25 kilos y la tienes que llevar contigo, llevas un dineral y no te puedes arriesgar a que te la pierdan; luego está el ordenador... pareces Doraemon".

En cuanto a aspectos técnicos, afirma que "me gustan hacer cosas diferentes, busco siempre darle una vuelta de tuerca a las fotografías por muchas veces que hayas estado en un circuito. Por ejemplo, algún barrido a muy baja velocidad, que son difíciles de hacer". Visualmente "es un deporte agradecido. La moto lleva un movimiento, una inclinación y es más espectacular porque el piloto siempre va con la moto. Ahora se lleva mucho esas fotos de pilotos con el codo en el suelo, las derrapadas que hacen. Puedes plasmar la velocidad muchísimo mejor que en un coche".

Para Robledo, uno de los pilotos más agradecidos de fotografiar es Marc Márquez: "Es increíblemente espectacular a la hora de plasmarlo, su pilotaje es muy espectacular, las frenadas, cómo se le mueve la moto, llega a las frenadas levantando la rueda de atrás... Aunque a la primera persona que le vi poner el codo casi en el suelo fue a Marcos Ramírez de pequeño. Cuando ves a un tío con la cabeza cerca del piano da mucho juego. Valentino Rossi también lo da. Hay muchos. Lorenzo es un tío muy fino, si te pones en una curva siempre lo ves que pasa por el mismo sitio, la moto se le mueve muy poco. Cada uno tiene sus características".

Pero si Robledo tiene un ídolo, ese es Kevin Schwantz. "En Austin estuve con él y cuando vino para el Moto Legends le hicimos una entrevista para Motorbike Magazine y pudimos charlar un rato; estaba como un niño en el día de Reyes".

Jesús Robledo, un privilegiado como no se cansa de repetir pero a la vez autónomo, se pone serio cuando toca hablar del intrusismo que hay en su profesión y de cómo está el mundo del periodismo en general: "Hay muchísimo intrusismo laboral, gente que tiene su trabajo y que por un pase regalan fotos, eso es lo que peor llevamos los profesionales que nos dedicamos a esto. Y te lo extrapolo a cualquier otro ámbito, fotos deportivas, de bodas... Todo el mundo tiene hoy una cámara y se cree que ya es fotógrafo. A una imagen de esas automáticas se le sacan mil fallos, tienes que conocer la fotografía y nadie se preocupa de formarse. La gente no valora nada. En MotoGP hay gente que te hace el Mundial por 4.000 euros cuando ni en viajes te gastas eso. Cada vez se bajan más los precios, trabajas más y te piden más cosas y los salarios son más bajos. Y a la hora de ir a otros campeonato aquello es un cachondeo. Hay gente que es amigo de un piloto, se va al circuito y ni cobra las fotos o las cobra por comida y hospedaje y los que somos profesionales terminamos por no verle color. Esto es un trabajo, vivimos de esto y hay gente que lo tiene por un hobby".

En sus años de experiencia ha podido comprobar la precariedad actual. precariedad: "Antes cada revista llevaba un fotógrafo y ahora se tira de agencia y todo el mundo tiene la misma foto... Para que te salgan las cuentas tienes que tener tres o cuatro clientes y estar las 24 horas disponible, todo el mundo quiere la foto para ya y no hay vida social, todo es trabajo trabajo trabajo. Creo que hay tanta información que se pierde, sobreinformación, algunas ni se contrastan... vamos para abajo. Al final todo el mundo entra en el juego de bajar los precios, de tener miedo de quedarse sin un cliente... Y no hay asociaciones que defiendan nuestros derechos...

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